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Después del conflicto, las personas desplazadas de la República Centroafricana sueñan con regresar a casa

Historias

Después del conflicto, las personas desplazadas de la República Centroafricana sueñan con regresar a casa

La población civil desplazada por años de guerra civil en la República Centroafricana está empezando a regresar a sus hogares, pero muchos aún carecen de recursos.
23 Marzo 2023 Disponible también en:
Central African Republic. Assistant High Commissioner Raouf Mazou visits Bria to explore durable solutions for displaced people
Luego de siete años viviendo en el campamento PK3 con sus seis hijos, Awa Pélagie quiere regresar a hogar.

Como muchas personas que se han visto forzadas a huir de sus hogares a causa del conflicto, Clarisse Nina Renessio sueña con regresar. Ahora, cinco años después de que los combates llegaran por primera vez a su pueblo de Nzacko, en el este de la República Centroafricana, ese sueño está a punto de hacerse realidad.

El año pasado, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, facilitó el regreso de 800 personas de PK3, un campamento para desplazados en las afueras de la ciudad central de Bria, donde viven 33.000 personas, entre ellas Clarisse. Esta reubicación inicial, en su mayoría en barrios anteriormente inseguros de la ciudad, se produjo después de que repetidas encuestas en 2021 y 2022 mostraran que alrededor de cuatro de cada cinco hogares de PK3 deseaban regresar a sus hogares originales.

Pero el deseo de regresar rara vez va acompañado de recursos económicos. “Después de haber proporcionado asistencia humanitaria, ahora tenemos que proporcionar asistencia para el desarrollo”, señaló el Alto Comisionado Auxiliar para las Operaciones de ACNUR, Raouf Mazou, durante una reciente visita a Bria junto a una delegación del Banco Africano de Desarrollo (BAfD).

“Lo que más deseo es encontrar el camino de regreso a casa”.

El esposo de Clarisse y uno de sus hijos fueron asesinados por hombres armados que atacaron su aldea en 2018. La mujer, de 38 años, escapó con sus seis hijos supervivientes, dejándolo todo atrás mientras emprendían el largo y peligroso viaje a pie de 175 kilómetros hasta Bria. “Caminamos día y noche”, contó Clarisse. “Durante el viaje, atravesamos varios pueblos abandonados por sus habitantes. En varias ocasiones, tuvimos que refugiarnos en el monte”.

Clarisse llegó a Bria en situación de indigencia, pero al menos encontró seguridad en el campamento PK3 y recibió ayuda de ACNUR para construir un alojamiento para su familia. Pero los residentes se enfrentan a muchas dificultades, como el acceso a la educación para la niñez y a la tierra para cultivar. “Un campamento no es un lugar propicio para el desarrollo de un niño”, señaló Awa Pélagie, quien vive en el campamento con sus seis hijos.

Awa también anhela volver a casa, pero carece de dinero para pagar el transporte y reconstruir su destrozada vida cuando llegue. “En el punto álgido de la crisis, no podíamos salir del lugar por motivos de seguridad. Esto nos impedía cultivar o comercializar para ganar lo suficiente para cubrir las necesidades de nuestras familias”, explicó, y mucho menos ahorrar algo para el futuro.

Gracias a la mejora gradual de la seguridad, Awa puede cultivar las tierras cercanas, pero su deseo de irse no ha disminuido. “Lo que más deseo es encontrar el camino de regreso a casa”, comentó. “Reasentarme en mi propio lugar me permitiría vivir con mi familia, con dignidad, y educar a mis hijos que han dejado de ir a la escuela”.

Las necesidades en las zonas de retorno son enormes, afirma Laetitia Kakou-Silue, Jefa de la Oficina de ACNUR en Bria: “Estamos hablando de pozos, escuelas, centros de salud. Hay mucho por hacer”.

Se necesitarán los esfuerzos combinados del gobierno, las organizaciones humanitarias y de desarrollo y las comunidades locales para garantizar que los retornos se produzcan en condiciones de seguridad y dignidad. También se requerirán recursos adicionales para restablecer los servicios básicos, reconstruir las viviendas dañadas y abandonadas, y poner en marcha actividades que generen ingresos.

“Las personas aquí necesitan medios para reconstruir sus vidas”, declaró Mazou durante su visita de cuatro días a la RCA junto con Mamady Souare, Representante Nacional del BAfD, y otras personas que buscan aumentar la inversión en servicios públicos y programas de medios de vida. Solicitó apoyo para las personas desplazadas, “para ayudar a las personas a reconstruir sus vidas, a reconstruir la economía, a reconstruir sus hogares y a reconstruir la infraestructura que necesitan para tener una vida normal”.

Las sucesivas crisis y oleadas de conflictos desde 2013 han provocado que 1,2 millones de centroafricanos hayan tenido que abandonar sus hogares, con 500.000 personas desplazadas internas y otras 700.000 viviendo como refugiados en países vecinos. A pesar de ello, personas como Clarisse y Awa se niegan a desanimarse y trabajan duro para hacer realidad su sueño de volver a casa. Clarisse ya se ha trasladado de PK3 a un lugar para retornados en Bria, en lo que espera que sea el primer paso para volver a casa.

Mazou señaló que es importante que ACNUR y sus socios hagan todo lo posible para que el sueño de regresar se haga realidad para Clarisse y los demás. “Las personas con las que nos reunimos en Bria nos indicaron claramente que querían regresar a sus hogares, siempre que se cumplan las condiciones materiales y de seguridad”, afirmó.