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Declaración del Alto Comisionado en la Conferencia Internacional de Apoyo a la Población y la Soberanía del Líbano (París)

Discursos y declaraciones

Declaración del Alto Comisionado en la Conferencia Internacional de Apoyo a la Población y la Soberanía del Líbano (París)

24 Octubre 2024 Disponible también en:
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M. le Président de la République,

M. le Président du Conseil des ministres,

Permettez-moi de m’exprimer en anglais [Les suplico que me permitan hablar en inglés].

Son múltiples las consecuencias humanitarias del desastre en Líbano. Como ya se dijo, el desplazamiento es una de las más graves. Algunas partes del país han quedado desiertas. Un quinto de la población ha sido desplazado. A Siria han llegado 430.000 personas (el 30% es de origen libanés; el 70%, sirio). Se trata de personas que huyeron de una guerra y, ahora, tienen que huir de otra. Hace unos días con mis propios ojos vi a las familias en la frontera. Sobre un camino destruido por los ataques israelíes, llevaban a cuestas lo poco que pudieron tomar.

No cabe duda de que la solución es un alto el fuego, seguido de un acuerdo político y militar que lo sostenga en el tiempo. No queda ninguna otra alternativa. Hasta entonces, es prioritario asistir a la población libanesa (incluidos los refugiados sirios y palestinos). Doy las gracias al Gobierno de Francia por habernos convocado para discutir esta cuestión y, espero, también para hacer algo al respecto. ACNUR está completamente implicada en estos esfuerzos, junto con las autoridades libanesas.

Sin embargo, no podemos obviar el componente sirio en esta crisis. Permítanme ahondar en esta cuestión.

No debemos olvidar que, previo a esta crisis, la mayoría de las personas sirias ya enfrentaban enormes dificultades, considerando que han sido años de guerra, divisiones y sanciones. Las personas recién llegadas, tanto libanesas como sirias, han sido acogidas por familias que se encuentran en situación de pobreza y vulnerabilidad. La emergencia en Siria está presente en la frontera y en los hogares. El alcance de la asistencia humanitaria debe ampliarse urgentemente; por desgracia, el llamamiento interagencial – en cuyo lanzamiento participé en Damasco el 7 de octubre – apenas cuenta con un 12% de los fondos.

Por tanto, ambos llamamientos – el de Siria y el de Líbano – necesitan apoyo. No nos sorprendamos si, en caso de que la situación no se estabilice en estos dos países, su población decida buscar protección en otro sitio.

ACNUR ha asistido a las personas sirias refugiadas desde hace trece años. Para garantizar que su regreso sea sostenible y se dé en condiciones dignas y seguras en todo momento, como lo he dicho muchas otras veces, debemos recorrer dos caminos.

En primer lugar, es necesario seguir colaborando con el Gobierno de Siria, que en ningún momento ha cerrado sus fronteras, para garantizar la seguridad de quienes llegan a su territorio. ACNUR tiene permitido monitorear a las personas retornadas en los cruces fronterizos y en cualquier otro punto donde ellas decidan instalarse. Sin embargo, la capacidad de la organización es limitada, sobre todo en los lugares de destino. ACNUR tiene acceso a 114 centros comunitarios en todo el país; es necesario reforzar esta capacidad y la de nuestros socios. Esto es indispensable para apoyar, asesorar y ayudar a que las personas sirias retornadas que cumplan con los criterios puedan beneficiarse de las amnistías existentes sin restricción alguna, con transparencia y de manera justa, sin represalias (tal como lo discutí recientemente con las autoridades sirias).

En segundo lugar, por favor, usemos el espacio de recuperación temprana que han puesto a disposición diversas resoluciones del Consejo de Seguridad. Por otra parte, debemos apoyar a las personas que han optado por volver, o bien que desean permanecer donde se encuentran; asimismo, es necesario apoyar las actividades que la ONU y otras organizaciones están llevando a cabo en las áreas de retorno. Los retornos a sitios en los que no hay agua, electricidad, servicios o vivienda no se dan en condiciones dignas; tampoco serán sostenibles, pues las personas tendrán que desplazarse nuevamente.

Estamos en un encrucijada. Los peligros inherentes al agravamiento del conflicto son inimaginables. El impacto humanitario será mucho mayor, incluso superará la capacidad de respuesta de las agencias de ayuda. Además, provocará movimientos poblacionales difíciles de gestionar.

De cualquier forma, aún podemos hacer algo para afrontar estos desafíos – incluso para resolver algunos de los problemas de larga data que aquejan a la región, incluido el desplazamiento forzado – antes de que sea demasiado tarde.

Debemos actuar... y debemos hacerlo ahora.

¡Muchas gracias!