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Mientras muchas personas desplazadas sirias retornan a sus hogares, otras esperan y confían en recibir más ayuda

Historias

Mientras muchas personas desplazadas sirias retornan a sus hogares, otras esperan y confían en recibir más ayuda

Con más de 7,4 millones de personas sirias desplazadas dentro del país, la falta de vivienda, trabajo y servicios impide que muchas de ellas regresen a sus hogares, por lo que se necesita más apoyo internacional para garantizar que el retorno sea posible y sostenible.
18 Marzo 2025 Disponible también en:
Una mujer con un pañuelo negro en la cabeza, sentada en una tienda de campaña, mira directamente a otra mujer en primer plano con una chaqueta azul y un pañuelo blanco en la cabeza, que mira hacia otro lado

Sana Khaled, de 55 años, habla con una trabajadora de ACNUR dentro de la tienda de campaña de su familia en un campamento informal de la zona rural de Idlib, al noroeste de Siria.

Durante los últimos seis años, una sola tienda de campaña ha sido el único hogar que han conocido Sana Khaled y su numerosa familia. La ha hecho tan cómoda como sus circunstancias se lo permiten, con montones de cojines bordeando el suelo cubierto de alfombra y brillantes ramos de flores de plástico colgando de las paredes interiores de tela. Pero sigue anhelando la seguridad de un techo sólido sobre sus cabezas, especialmente durante los fríos meses de invierno. 

“Una tienda de campaña no es como un hogar: la situación en una tienda de campaña es difícil”, explica Sana. “Siempre tienes miedo de algo. Nunca hay estabilidad ni seguridad, pero ¿qué podemos hacer? No podemos permitirnos pagar un alquiler”.

Junto con su esposo, seis hijas y tres nietos huérfanos, Sana ha vivido en un campamento informal en la zona rural de Idlib, al noroeste de Siria, desde que huyó de los combates en su ciudad natal en la zona rural de Homs en 2019. Con pocos servicios y escaso apoyo disponible en el campamento, la familia sobrevive con lo que pueden ganar de un trabajo agrícola mal pagado y esporádico.

“El dinero escasea mucho”, explica. “Solo podemos comer si trabajamos. Si no trabajamos, no comemos; así son las cosas”.

La esperanza del hogar

Para los 3,4 millones de personas que siguen desplazadas en el noroeste del país – de un total de 7,4 millones de personas desplazadas internas en toda Siria –, la caída del régimen de Assad el 8 de diciembre de 2024 despertó nuevas esperanzas de volver a casa tras 14 años de conflicto y crisis.

Una encuesta reciente llevada a cabo por ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, y sus socios mostró que de los 1,95 millones de personas que aún viven en campamentos y lugares de desplazamiento informal en el noroeste del país, más de un millón tiene previsto regresar a casa en un plazo de 12 meses. Pero esto significa que casi un millón más no ven perspectivas inmediatas de regresar, y la mayoría citan la falta de vivienda y servicios adecuados como principal razón.

Sana y su familia son de los que creen que no tienen más remedio que quedarse donde están por ahora. Tras la caída del gobierno anterior, ella y su esposo regresaron a su ciudad natal para evaluar la situación, pero lo que encontraron al llegar truncó sus esperanzas.

“Volví y ni siquiera pude encontrar mi casa”, cuenta Sana. “Me quedé ahí, buscando, perdida, hasta que la vi: solo ruinas, amontonadas. Entre los escombros, reconocí un trozo de baldosa. Era lo único que quedaba”.

Explicó la difícil situación en la que se encuentra ahora la familia. “No somos capaces de reconstruir nuestra casa, y ahí no podemos garantizarnos la vida. Tenemos hijos. Aquí puedo trabajar y garantizarles una vida sencilla; allá no es posible. Solo tendré ganas de volver si... tenemos un hogar y un trabajo para poder garantizarnos la vida”. 

ACNUR y sus socios están ayudando a las personas que regresan dentro de Siria con transporte, asistencia jurídica para conseguir documentos de identidad y de propiedad, y llevando a cabo reparaciones en sus hogares. Sin embargo, dado que el 80 por ciento de las familias desplazadas afirman que sus hogares están gravemente dañados o destruidos, la magnitud del esfuerzo de reconstrucción necesario supera con creces el apoyo disponible en la actualidad.

El Representante de ACNUR en Siria, Gonzalo Vargas Llosa, visitó recientemente los campamentos de desplazados en Idlib por primera vez tras la caída del régimen de Assad, donde habló con Sana y otras personas sobre los retos a los que se enfrentan y sus planes de futuro.

“Para que quienes han regresado puedan quedarse – y para que puedan regresar más – es realmente necesaria una inyección de ayuda humanitaria. Porque aunque ha habido un cambio dramático en el aspecto político el 8 de diciembre, la situación económica, la situación humanitaria no ha cambiado en absoluto”, señaló Vargas Llosa.

“Reparación de alojamientos, actividades de medios de vida, ayudar a la población a acceder a la documentación civil... esas actividades... tenemos mucha experiencia haciéndolas por toda Siria”, continuó. “Pero debido a la escasez de fondos, las hemos realizado a muy pequeña escala. Si tuviéramos más fondos, si contáramos con más apoyo, podríamos ampliar estas actividades de forma sustancial”.

El lunes, (link is external)la Unión Europea acogió en Bruselas, Bélgica, la novena conferencia ministerial anual sobre SiriaLink is external. El objetivo de la reunión era movilizar el apoyo internacional a una transición política pacífica e integradora y generar compromisos de los gobiernos para ayuda humanitaria, programas de recuperación temprana y otras formas de asistencia a la población siria en el país y en los países de acogida de la región.

Crear oportunidades

El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, declaró ante los ministros y otros delegados que el reto urgente al que se enfrenta la comunidad internacional es “garantizar que, una vez que las personas regresen a sus comunidades, dispongan de lo básico: alojamiento, electricidad, agua, saneamiento, educación, trabajo – en una palabra: oportunidades – para imaginar un futuro para ellos y sus familias en su país”.

Ese mensaje fue compartido por Sana, que describió su sencilla pero profunda esperanza para el futuro mientras estaba sentada en la tienda de campaña que ha sido su hogar durante los últimos seis años.

“Quiero vivir lo suficiente para poder mantenerlos [a mis nietos] y darles una vida mejor”, señala. “No van a la escuela, no saben leer ni escribir. Quiero que tengan éxito en el futuro, días mejores y una vida mejor que la que hemos vivido”.