Alto Comisionado visita Hungría y pide mejor acceso al asilo
Alto Comisionado visita Hungría y pide mejor acceso al asilo
BUDAPEST – El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, pidió a Hungría que mejore el acceso a para quienes solicitan asilo y acabe con las denominadas "zonas de tránsito" fronterizas, que son de facto centros de detención, afirmó.
Grandi se reunió en Budapest con el Ministro de Relaciones Exteriores, Péter Szijjártó, y el de Interior, Sándor Pintér, y enfatizó que ACNUR reconoce el derecho de cada país a proteger sus fronteras. Pero, apuntó, "la protección de los refugiados y la seguridad del país se pueden lograr de manera simultánea". Destacó también la importancia de la solidaridad europea y de todos los Estados miembros – incluido Hungría- que participan en el programa de la UE para reubicar a solicitantes de asilo desde Grecia e Italia.
Durante las reuniones, expresó su preocupación por el hecho de que los solicitantes de asilo, incluidos niños, estén siendo confinados en las "zonas de tránsito" durante el proceso de asilo. "Los niños, en particular, no deben permanecer en detención", dijo Grandi el martes tras recorrer la zona de tránsito de Röszke, en la frontera de Hungría con Serbia, en el marco de una visita de dos días al país centroeuropeo. Señaló que los menores de 14 años que llegan a Hungría sólos son trasladados a un centro donde reciben buenos cuidados, y animó a Hungría a mantener instalaciones como esta y expandirlas para acoger también a menores no acompañados más mayores.
"Buscar asilo no es un crimen", dijo. "Los refugiados con los que estuve sólo buscan seguridad en Europa y están extremadamente preocupados por su futuro". Grandi hizo un llamamiento al gobierno húngaro para que disminuya las restricciones de su sistema de asilo, para que los solicitantes de asilo que entran al país no enfrenten obstáculos y puedan hacer que sus casos sean examinados, en línea con los compromisos internacionales de Hungría.
En su visita por la mañana a Röszke, Grandi conoció a menores no acompañados que permanecían en la zona de tránsito, incluyendo a dos chicos de 14 años que habían llegado al país por sus propios medios. Ahmad, de Alepo, Siria, huyó hace dos años, cuando tenía sólo 12, y llegó a Hungría hace un mes tras un terrible viaje. El joven comunicó al Alto Comisionado que esperaba recibir asilo aquí porque su familia está en peligro y espera rescatarlos, solicitando la reunificación familiar. Suleyman, de Kabul, mostró una gran cicatriz en su brazo, recibida en un ataque talibán en su país. Dijo que teme ser forzado a regresar y que le gustaría quedarse en Hungría.
Los refugiados en Röszke viven en contenedores, en pequeños complejos cerrados. Se les provee de atención médica y de otros servicios, y recientemente han comenzado a ofrecerse actividades para niños. Los solicitantes de asilo se quejan principalmente de la falta de información sobre sus procesos de asilo y del encierro que les impide ir más allá de las numerosas vallas de alambre de espino.
En los últimos años, Hungría ha restringido sistemáticamente su sistema de asilo mediante medidas jurídicas limitantes, y prácticamente ha eliminado el apoyo estatal a los refugiados reconocidos para salir adelante e integrarse. Hungría también ha establecido barreras físicas – incluidas vallas de alambre de espino- a lo largo de sus fronteras meridionales y restringe el acceso al asilo, permitiendo que ingresen en el país únicamente diez solicitantes de asilo por día laborable. "Cuando estaba hoy de pie junto a la valla fronteriza, sentí que todo el sistema está hecho para mantener a las personas, muchas de los cuales están huyendo de la guerra y de la persecución, fuera del país, impidiendo a gran parte la legítima demanda de asilo", dijo Grandi.
Cuando que los solicitantes de asilo entran en una de las dos zonas de tránsito de Hungría, las tasas de reconocimiento como refugiados son bajas, incluso para las personas que huyen de países en conflicto como Irak y Afganistán. No obstante, los interlocutores gubernamentales del Alto Comisionado dijeron que estaban trabajando en mejorar los procedimientos.
Durante su visita, Grandi también estuvo en el Centro de Servicio Global de ACNUR en Budapest, donde trabajan unas 500 personas. Entre ellos figuran hay unos 300 ciudadanos húngaros, que prestan un apoyo esencial al personal de ACNUR que protege a los refugiados en todo el globo. El Alto Comisionado expresó su gratitud al gobierno húngaro por su apoyo al centro y al personal que emplea sus habilidades profesionales para ayudar a los refugiados.