Ataques de bandoleros obligan a las personas nigerianas a huir a Níger
Ataques de bandoleros obligan a las personas nigerianas a huir a Níger
En noviembre, durante tres noches, grupos armados, conocidos localmente como “bandoleros”, atacaron aldeas en la zona fronteriza de Sabon Birni, en el estado de Sokoto, al noroeste de Nigeria.
Hombres armados irrumpieron en la aldea de Rachida Naino en plena noche. “Escuchamos disparos, estaban despojando a las personas de todas sus pertenencias”, cuenta esta mujer de 30 años, madre de cinco hijos. “Después de una hora, se acercaron a nosotros y nos pidieron dinero. Mi esposo respondió: 'No tengo dinero, soy un simple agricultor, solo puedo darles mi cosecha”.
“Los hombres armados no estaban convencidos”, continúa Rachida. “Llamaron mentiroso a mi esposo y lo mataron a tiros, luego quemaron nuestras reservas de cereales”.
Las historias de asesinatos, secuestros para pedir rescate y saqueos son habituales entre las 11.500 personas nigerianas que han llegado desde mediados de noviembre a la región nigerina de Tahoua.
La violencia se produce en un contexto de enfrentamientos intercomunitarios entre agricultores y ganaderos a medida que aumenta la competencia por unos recursos cada vez más escasos, agravada por la crisis climática.
“Llamaron mentiroso a mi esposo y lo mataron a tiros, luego quemaron nuestras reservas de cereales".
Quienes llegaron en noviembre, en su mayoría mujeres, niñas y niños, han buscado seguridad en 26 pueblos de la comuna rural de Bangui. La zona ya albergaba a 3.500 personas refugiadas nigerianas desde septiembre. Existen estrechos lazos familiares entre ambos lados de la frontera.
Garba Guirey, de 71 años, se aloja ahora en casa de su primo. “Cuando los hombres armados nos atacaron, mataron a los jóvenes”, comenta. “Mi hijo era uno de ellos. No tenía cosechas en mi granero, así que incendiaron nuestros campos. Conseguí huir, pero no tengo noticias de mi esposa y de mis hijos”.
Las personas recién llegadas necesitan agua, alimentos y alojamiento. En coordinación con las autoridades nigerinas, ACNUR, la Agencia para los Refugiados, las está registrando, identificando a las más vulnerables y proporcionando asistencia de emergencia, incluido el alojamiento.
ACNUR y sus socios también están reforzando la infraestructura local médica y educativa en Bangui, incluyendo la construcción de letrinas para 12 escuelas y el acceso al agua en otras seis. El principal centro de salud de Bangui se conectará al agua y a la electricidad, y cinco centros de salud de menor tamaño recibirán personal.
“Esta oleada de ataques refleja la intensa actividad de los grupos criminales en el norte de Nigeria y aumenta los temores de nuevos desplazamientos”, señaló Emmanuel Gignac, Representante de ACNUR en Níger. “Hacemos un llamamiento a la comunidad internacional y a los donantes para que redoblen sus esfuerzos para poner fin al círculo vicioso de la violencia que envuelve a la región, y apoyar a su población”.
“Hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que redoble sus esfuerzos para poner fin al círculo vicioso de la violencia”.
Níger ha dado acogida a más de 200.000 personas refugiadas de Nigeria (casi todas del noroeste del país), con inclusión de 57.000 personas que llegaron a la región de Maradi y 15.000 que se encuentran en la región de Tahoua. En total, unas 600.000 personas refugiadas y desplazadas internas viven en el país.
“Aplaudimos la generosidad de Níger y su población. Siempre han mantenido sus puertas abiertas, a pesar de los innumerables desafíos a los que se enfrentan”, añadió Gignac.
Los países en la región central del Sahel – es decir, Burkina Faso, Malí y Níger – se encuentran en el epicentro de una de las crisis de desplazamiento y protección que crece a mayor velocidad en el mundo. Más de 900.000 personas refugiadas y casi 2,5 millones de personas desplazadas internas se encuentran en esta región.
En Níger, los esfuerzos humanitarios para dar respuesta a la emergencia se acercan peligrosamente al límite. La operación de ACNUR en 2021, que requiere $110,7 millones de dólares (USD), apenas ha recibido el 65 por ciento de los fondos. ACNUR necesita recibir más apoyo para brindar asistencia vital.