Entrega de mantas ofrece algo de calor a las personas refugiadas que esperan cruzar las fronteras de Ucrania
Entrega de mantas ofrece algo de calor a las personas refugiadas que esperan cruzar las fronteras de Ucrania
Las temperaturas han descendido estrepitosamente en la frontera entre Ucrania y Polonia; por tanto, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, envió mantas térmicas al lado ucraniano para que puedan abrigarse quienes deben esperar largas horas para recibir protección.
Las mantas fueron trasladadas recientemente desde el almacén de ACNUR en Rzeszow, Polonia, y cruzaron la frontera en Medyka para hacer entrega de ellas a mujeres, niñas, niños y otras personas en situación de vulnerabilidad que hacen largas filas en Shehyni, del lado ucraniano, esperando poder cruzar la frontera.
Si bien este cruce fronterizo ha estado más tranquilo en los últimos días, no hay garantía alguna de que permanezca así. Ha habido bombardeos al oeste de Ucrania, lo cual sugiere que es posible que haya nuevos movimientos masivos en dirección a Polonia, país que ha dado acogida a más de 2 millones de personas en tres semanas.
En respuesta a las circunstancias, por conducto de sus socios, ACNUR está ampliando el alcance de la distribución de meriendas calientes, mantas, casas de campaña y estructuras de asilo. La distribución se ha llevado a cabo junto con NEEKA, uno de los socios de ACNUR que ha traído consigo un grupo de voluntarios para ayudar a descargar el camión cerca de la frontera y para apoyar al personal de ACNUR Ucrania en la distribución de mantas.
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Firuza, de 28 años, es una de las personas que se encuentra haciendo fila. Proviene de Járkov, donde en los últimos cinco años se dedicó a dar clases de inglés y de alemán a nivel universitario y en un instituto de estudios técnicos para personas adultas. Tiene 35 semanas de embarazo, y ha pasado tres días viajando junto a su madre y su hermana.
El equipo de ACNUR Ucrania la escoltó hasta el principio de la fila para evitar que pasara largas horas a la intemperie, esperando cruzar la frontera. “Hemos estado viajando durante al menos tres días. Es mucho tiempo”, comentó. “Queremos salvar nuestras vidas. Perdimos nuestro hogar en los bombardeos”.
“Nos estuvimos quedando en otro apartamento. Luego, fuimos a ver nuestra casa, pero, al llegar ahí, ya no había nada”.
Su familia proviene tanto de Ucrania como de Tayikistán. A causa del conflicto, sus abuelos fueron desplazados a Ucrania hace 30 años. “Nuestra familia tiene que huir nuevamente. Fueron refugiados en Ucrania porque mi abuela era originaria de allí. Ahora, somos refugiados otra vez”, indicó.
Cuando se le preguntó dónde estaba su esposo, Firuza rompió en llanto. Su esposo tuvo que permanecer en Ucrania. Tratando de reponerse, añadió: “Esperamos que todo esté bien. Sobreviviremos”.
Firuza no tiene la certeza de a dónde iría a parar. No tiene familiares ni amistades en Europa, así que prefiere permanecer cerca de Ucrania (quizás en Alemania). “Quedarnos cerca es lo mejor. El alemán es la segunda lengua que más domino”.
El camión fue descargado en cuestión de minutos, y las personas que hacían fila agradecieron haber recibido las mantas. Otras ONG han estado repartiendo alimentos calientes, pero las necesidades siguen siendo apremiantes.
Boris, el líder de equipo de NEEKA en Leópolis y en la región, se encargó de coordinar la distribución, lo cual aceleró el proceso con la guardia fronteriza. Su teléfono celular no dejaba de sonar.
NEEKA ha estado alimentando a las personas desplazadas que hacen fila en los puntos fronterizos desde que la guerra empezó; les ofrece sopa caliente, té y panecillos. Esta ONG lleva a cabo otras acciones humanitarias en el país, que incluye poner a disposición albergues temporales para que las personas desplazadas puedan recuperarse antes de seguir su camino. Además, ofrecen apoyo jurídico a quienes lo necesitan en las fronteras.
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“En Leópolis y en la región occidental, NEEKA tiene previsto ampliar el alcance de la labor humanitaria que realiza”, señaló Boris. “Haremos lo que podamos, donde se requiera”.
Desde la semana pasada, ACNUR ha estado movilizando camiones con regularidad a través de las fronteras. Los víveres llegan por vía terrestre o aérea (al aeropuerto de Rzeszow), y se envían sobre todo a Leópolis, Ucrania, donde se distribuyen entre personas desplazadas internas al oeste del país.
Cuando las condiciones lo permiten, desde Leópolis se envían otros artículos a áreas que se han visto directamente afectadas por la guerra en el centro y el este del país. Estos artículos incluyen mantas térmicas, colchones, bolsas de dormir, cubiertas de plástico, comida enlatada, lámparas solares, baterías y kits de higiene.
Un par de días después de la distribución, ACNUR se puso en contacto con Firuza, quien logró llegar a Alemania y esperaba con ansias el nacimiento de su bebé. “El bebé está muy bien. Todos en el hospital lo aman”, contó. “Nos mantendremos fuertes porque no tenemos otra opción”.