La resiliencia de una familia hondureña que brilla en El Salvador
La resiliencia de una familia hondureña que brilla en El Salvador
“Ahora que voy a recibir mi naturalización como salvadoreña estoy muy contenta, es un sueño, después de tanta lucha y tantos años, el tener la nacionalidad me abre otras puertas, como tener mi historial crediticio, poder optar por una casa, tantas cosas que vienen por delante”, dice con alegría.
Hace catorce años se vieron forzados a huir de Honduras dejando todo atrás. El Gobierno de El Salvador les reconoció como personas refugiadas y les brindó protección. Sin embargo, a pesar de las similitudes culturales y lingüísticas enfrentaron desafíos.
La búsqueda de empleo y educación no fueron tareas sencillas. Con el apoyo de organizaciones sociales y personas solidarias, obtuvieron empleo y ayuda para inscribir a sus hijos en la escuela.
Hubo un momento en que Eneyda había perdido toda fe en sí misma, pensando que nunca podría escapar sus circunstancias. Sin embargo, sus amigos salvadoreños la apoyaron, ayudándola a crear su currículum. Poco a poco, fue recuperando su confianza, y contar con sus compañeros salvadoreños resultó invaluable.
Soy tan salvadoreña como las famosas pupusas
Eneyda encontró un propósito en ayudar a otras personas refugiadas a través de su trabajo en una organización. Ahí pudo demostrar su talento y se abrió camino hasta progresar a un puesto de gerencia.
Después de un largo recorrido, los sueños de los hijos de Eneyda están empezando a florecer: una de sus hijas aspira a ser bailarina contemporánea, la otra continuar la universidad, mientras que su hijo trabaja y estudia pintura. Eneyda también ha encontrado consuelo en la pintura, la lectura y el canto.
Eneyda comparte con emoción cómo obtener la nacionalidad abre puertas para ella y sus hijos, que han crecido en El Salvador. “Soy tan salvadoreña como las famosas pupusas, aunque no me guste el loroco”, dice entre risas.
ACNUR acompaña los esfuerzos de El Salvador para garantizar el acceso al asilo y el fortalecimiento institucional de la CODER, como una prioridad del Plan Nacional de El Salvador para la implementación del Marco Integral Regional para la Protección y Soluciones (MIRPS), el cual es una aplicación regional del Pacto Global sobre Refugiados.