En Filadelfia, una tienda de comestibles ucraniana alimenta la esperanza, el sentido de comunidad y la inclusión
En Filadelfia, una tienda de comestibles ucraniana alimenta la esperanza, el sentido de comunidad y la inclusión
De entrada, su intención tan solo era dar a conocer las vibrantes costumbres y delicias de Ucrania entre las comunidades aledañas. En los últimos dos años, sin embargo, el propósito de la tienda es mucho más trascendental. “Empezó como una pequeña tienda para introducir la cocina ucraniana en el contexto estadounidense, lo que incluye dar a conocer la cultura, las tradiciones y las recetas”, compartió Vira.
“Al principio no solo ofrecíamos platillos ucranianos, sino también comida tradicional de otros grupos étnicos, como los platillos que son típicos el Día de Acción de Gracias”. Sin embargo, por el estallido de la guerra en Ucrania, Wonder Foods se convirtió en un salvavidas para muchas personas refugiadas en Filadelfia y sus alrededores.
Como aún siente un profundo apego por su país de origen, en Vira surgió la necesidad de marcar una diferencia. “Amigos y conocidos me han pedido ayuda o consejos para ayudar a personas ucranianas recién llegadas”, comentó. “Mi familia sigue en Ucrania, pero, si bien no puedo hacer nada allá, me di cuenta de que mi misión consiste en ayudar a las personas que han sido forzadas a huir y que necesitan ayuda aquí”.
Wonder Foods no tardó en crear una pequeña comunidad, que se dio a conocer de boca en boca y a través de las redes sociales, y que fomentó una sensación de pertenencia y cercanía; también ha ayudado a las personas refugiadas recién llegadas en su integración.
Considerando que, de acuerdo con los informes más recientes de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), en el mundo hay más de 6,2 millones de personas refugiadas de Ucrania, los esfuerzos que Wonder Foods está haciendo para darles la bienvenida ejemplifican lo que están haciendo las pequeñas empresas en Estados Unidos para ayudar a los refugiados a superar las dificultades que enfrentan en un país que no es el suyo. “Este entorno ofrece seguridad, suaviza los cambios y permite que las personas muestren y aprovechen sus talentos”, recalcó Vira. “Estando aquí, pueden hablar su lengua, compartir historias, recibir consejos oportunos y sentirse comprendidas”.
Para Lillia, empleada de Wonder Foods y refugiada del óblast de Ivano-Frankivsk, esta empresa le ofreció estabilidad tras un largo y sinuoso recorrido para llegar a los Estados Unidos. “La dueña de la empresa y su equipo brindan apoyo y asistencia. Me encontré con una comunidad ucraniana en la que he podido entablar amistades con las que me siento tranquila”, confesó. “Mi sueño – de hecho, lo es para toda persona de Ucrania – es que la guerra termine pronto; así, los niños y las niñas en mi país y en otras partes del mundo no tendrá que volver a escuchar esa palabra [guerra]”.
Para Marianna, otra refugiada del óblast de Ivano-Frankivsk, Wonder Foods es como un hogar. “La primera vez que fui a una de las tiendas, como clienta, me encantó el ambiente: me sentí como en casa. Me emocionaba trabajar aquí; me emocioné aún más cuando Vira me ofreció un empleo”, aseveró. “La guerra me enseñó que no puedo controlar qué tan larga será mi vida, pero sí puedo decidir qué tan significativa o emocionante será”. Con ayuda de Vira y de la comunidad de Wonder Foods, Marianna empezó a formarse en un instituto local para convertirse en asistente de odontología.
Vira cree vehementemente que las pequeñas empresas, como Wonder Foods, desempeñan un papel esencial en la recepción y bienvenida de las personas refugiadas. “Considero que nuestros negocios son importantes para los refugiados porque facilitan su integración en la sociedad estadunidense, en un país en el que conviven diferentes culturas, lenguas y reglas”, expresó. “Merecen vivir en condiciones dignas, sin que sus vidas estén en riesgo por guerras u operaciones militares”.
Vira está sumamente orgullosa de que Wonder Foods se haya convertido en un espacio seguro. “Aquí, en la tienda, encontraron un hogar”, dijo. “Sin importar que ayude a una persona o a un grupo de treinta o cincuenta, me alegra ser parte – aunque sea un poco – de su camino”.
“La guerra me enseñó que no puedo controlar qué tan larga será mi vida, pero sí puedo decidir qué tan significativa o emocionante será”.