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Medios de vida e inclusión económica

Medios de vida e inclusión económica

La posibilidad de trabajar y generar ingresos permite que una persona que ha huido de guerras o persecuciones pueda reconstruir su vida en condiciones dignas y pacíficas.

ACNUR defiende el derecho al trabajo de las poblaciones refugiadas, y las apoya para que alcancen la resiliencia y la autosuficiencia. Asimismo, se esfuerza por impulsar los medios de vida y promover la inclusión económica en favor de todas ellas.
Para reconstruir su vida, una persona no solo necesita contar con mucho más que un techo y un lugar seguro donde dormir, sino también retomar el control sobre su futuro. Trabajar para ganarse la vida es una poderosa manera de lograrlo.

Mediante el trabajo digno, las personas refugiadas y desplazadas pueden satisfacer las necesidades de sus familias, proteger su dignidad, alcanzar la resiliencia, y tener poder de acción y de decisión para dar forma a su futuro. Si una persona refugiada tiene la posibilidad de trabajar y de emplear su talento y sus habilidades, le será posible retribuir a la comunidad que le dio acogida.

¿Qué hace ACNUR para ayudar?

ACNUR asiste a las personas que han sido forzadas a huir y que ahora residen en una nueva comunidad; lo hace promoviendo la inclusión económica, abogando por el derecho al trabajo e impulsando su inclusión en los sistemas gubernamentales de protección social. Además, la organización apoya a las personas refugiadas para que puedan ingresar al mercado laboral en las comunidades de acogida, lo cual, a su vez, les permite aprovechar las oportunidades económicas.

Como parte de su labor, ACNUR colabora con diversos socios – con inclusión de Estados, organizaciones humanitarias y de desarrollo, sector privado y sociedad civil – para mejorar la situación económica de las personas refugiadas y de las comunidades de acogida:

  • Sistemas inclusivos de mercado. Al diseñar intervenciones efectivas que apoyarán a las personas refugiadas en su inserción en los mercados locales, resulta esencial conocer a cabalidad el sistema de mercado y las barreras que obstaculizan la inclusión de las personas refugiadas. ACNUR colabora con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y con otros socios para promover un marco inclusivo de sistemas de mercado.
  • Inclusión financiera. La mayor parte de las personas refugiadas no tiene acceso a servicios financieros, lo cual limita su capacidad de contar con medios de vida sostenibles. ACNUR colabora con socios y prestadores de servicios financieros para eliminar estas barreras.
  • Coalición para reducir la pobreza. Muchas personas refugiadas se encuentran en grave situación de vulnerabilidad y de pobreza extrema. La Coalición para reducir la pobreza es una coalición mundial de organizaciones no gubernamentales que ACNUR encabeza junto con la Alianza para la Inclusión Económica del Banco Mundial. El objetivo de la coalición es empoderar a las personas refugiadas y a las comunidades de acogida en mayor situación de vulnerabilidad para que puedan salir de la pobreza por medio del modelo de graduación.
  • Agricultura y seguridad alimentaria. Las personas refugiadas en zonas rurales dependen de la agricultura para alimentarse y sostenerse. ACNUR colabora con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y con otros socios para impulsar la inclusión de las personas refugiadas en las cadenas agrícolas de valor y para aumentar sus ingresos; al mismo tiempo, busca garantizar alimentación sana y nutritiva para todas ellas.   
  • Sistemas de protección social. ACNUR trabaja para que las personas refugiadas y solicitantes de asilo sean incluidas en los sistemas gubernamentales; también para que la asistencia que brinda la ONU sea congruente con dichos sistemas. Así, las familias en situación de vulnerabilidad podrán contar con medios predecibles tanto para satisfacer sus necesidades básicas como para acceder a servicios de asistencia social y familiar, empleos complementarios dignos y seguro de gastos médicos.
  • MADE51. Para promocionar cómo se ve un innovador modelo de inclusión económica basado en el mercado, ACNUR desarrolló Made51, una marca mundial de accesorios y adornos para el hogar que han sido elaborados por personas refugiadas.
  • Datos y análisis. Los datos constituyen un factor central en la creación de programas y políticas públicas. En ese sentido, con el fin de construir una base de datos sólida, ACNUR trabaja con sus socios para mejorar la manera en que se recopilan y analizan los datos socioeconómicos. 

¿Cómo concretar la inclusión económica de las personas refugiadas?

Para que las personas refugiadas puedan alcanzar niveles de vida dignos y participar en la economía local es necesario el involucramiento de un gran número de partes interesadas. El papel de ACNUR consiste en convocarlas y fomentar la colaboración entre ellas. Para ello, la organización está creando alianzas con prestadores de servicios financieros, agencias para el desarrollo y empresas del sector privado.

En los espacios en los que ya se están realizando labores para fortalecer los medios de vida de las personas refugiadas, ACNUR colabora con gobiernos, agentes humanitarios y actores de desarrollo, sector privado y otros socios para fortalecer la inclusión y el acceso de las personas refugiadas a oportunidades laborales y de emprendimiento, así como servicios y programas relacionados.

El Pacto Mundial sobre los Refugiados es una hoja de ruta para empoderar a las personas refugiadas para que lleven una vida productiva 

En diciembre de 2018, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó el Pacto Mundial sobre los Refugiados, un plan de acción para que los gobiernos, las organizaciones internacionales y otras partes interesadas garanticen que las comunidades de acogida reciban el apoyo que necesitan y que las personas refugiadas puedan llevar vidas productivas.

El Pacto subraya que cada vez se reconocen más los desafíos que las situaciones  de refugiados a gran escala suponen para el desarrollo, así como la necesidad de que el desarrollo en los países y las comunidades de acogida sea inclusivo para que todas las partes puedan alcanzar la resiliencia. Por otro lado, exhorta a todos los sectores sociales a brindar apoyo a las personas refugiadas para que logren ser autosuficientes. 

Aunado a lo anterior, el Pacto se posiciona como el medio por el cual se movilizará el apoyo para garantizar que las personas refugiadas y las comunidades de acogida participen en los esfuerzos de cada país por cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Conocer más detalles sobre el Pacto Mundial sobre los Refugiados

¿Las personas refugiadas pueden ejercer el derecho al trabajo?

Este derecho implica, entre otras cosas, que las personas puedan generar ingresos mediante un trabajo libremente escogido o aceptado, que puede ser de cualquier tipo: desde trabajos autónomos hasta aquellos que pagan sueldos y salarios. Del derecho al trabajo se desprende el derecho a condiciones laborales justas y favorables. En otras palabras, ambos derechos propician que todas las personas – con inclusión de los refugiados – tengan acceso a oportunidades laborales dignas en igualdad de condiciones, sin sufrir ningún tipo de discriminación, y sin importar su condición jurídica ni la documentación con la que cuenten. 

En el derecho internacional, el derecho a un empleo digno está consagrado en el artículo 23 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos; también en los artículos 6 y 7 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que son de carácter vinculante. Aunado a ello, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) desarrolló normas internacionales para el trabajo que son aplicables a todo tipo de trabajadores, con inclusión de las personas refugiadas.  

De manera similar, los artículos 17, 18 y 19 de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 reconocen explícitamente que las personas refugiadas tienen derecho a ingresar al mercado laboral y a recibir el trato más favorable posible en función de su vinculación jurídica con el país de asilo. Por su parte, el artículo 24 señala que las personas refugiadas tienen derecho a gozar de los beneficios que otorga el marco normativo en materia laboral y de seguridad social.  

Para facilitar el acceso al trabajo digno, los Estados deberán emprender acciones deliberadas, concretas y específicas para estimular el desarrollo y el crecimiento económico, para mejorar la calidad de vida y para superar tanto el desempleo como el subempleo. De igual forma, deberán aspirar a ofrecer empleos completos y productivos, al tiempo que salvaguardan las libertadas político-económicas y reducen la economía informal. 

Por su parte, los Estados en vías de desarrollo que cuentan con recursos limitados tienen permitido ofrecer gradualmente oportunidades de empleo a las personas refugiadas (de ser necesario). Aun así, deberán emprender acciones que posibiliten que todas las personas – incluidas las refugiadas – tengan acceso a un empleo digno, incluso solicitando asistencia y cooperación internacional. 

Para que las personas refugiadas tengan acceso a un trabajo digno, entre otras cosas necesitan poder ejercer el derecho a la libertad de circulación y el derecho de asociación, que permite integrar sindicatos u otras asociaciones laborales; asimismo, necesitan que se reconozcan sus credenciales y que se les dé acceso a oportunidades de capacitación. De igual manera, las personas refugiadas deben estar en posibilidades de contribuir y hacer uso de los beneficios que ofrece la seguridad social, así como tener acceso a recursos efectivos para hacer valer el derecho a un empleo digno. 

Porcentaje de refugiados con pleno derecho y acceso irrestricto al empleo en 2023


 

El informe de indicadores del Pacto Mundial sobre los Refugiados de 2023, que se basa en datos proporcionados por 99 países (o sea, abarca a 32 millones de personas refugiadas), revela que en 2023 alrededor del 67% de ellas tuvo pleno derecho legal a acceder al mercado laboral.

Por su parte, según la Encuesta Global de 2023 sobre medios de vida e inclusión económica, que recabó datos de 132 países y refleja la experiencia de más de 34,5 millones de personas refugiadas, en 2023, alrededor del 45% de los refugiados residía en países en los que no se restringe el acceso a un empleo formal. Esto se traduce en una diferencia sustancial – de 22 puntos porcentuales – entre los derechos legales y la realidad en el acceso a un empleo formal; asimismo, subraya que en la práctica existen barreras que obstaculizan la inclusión a pesar de la existencia de marcos jurídicos nacionales que la respaldan. 

Porcentaje de refugiados que viven en países en los que, en la práctica, no se restringe el acceso a un empleo formal (2019-2023)


 

Desde la primera edición (2019), la Encuesta Global de Medios de vida e Inclusión Económica muestra una tendencia positiva en el acceso efectivo de las personas refugiadas a empleos formales.

Se estima que el porcentaje de refugiados que reside en países en los que no se restringe el acceso a un empleo formal ha aumentado considerablemente: de un 18% en 2019 a un 38% en 2021 y un 45% en 2023. Esto ha ocurrido aun considerando que el número de personas refugiadas ha aumentado de manera sustancial desde 2019 (de 19,9 millones a 34,5 millones). La tendencia en el acceso al empleo formal puede atribuirse, en parte, a los compromisos asumidos por los Estados, un impulso que arrancó en el primer Foro Mundial sobre los Refugiados, en 2019. 

Principales restricciones al acceso efectivo de las personas refugiadas a oportunidades laborales en el mercado formal en 2023


 

A pesar de que la tendencia es positiva (en el acceso efectivo de las personas refugiadas a un empleo formal), se estima que, en 2023, alrededor del 55% de los refugiados reside en países en los que el acceso a un empleo formal se sigue restringiendo, o bien no existe del todo. Diversos obstáculos prácticos y administrativos, que se combinan con desafíos en la convalidación de títulos y habilidades, alimentan las dificultades que enfrentan las personas refugiadas al tratar de obtener un empleo formal.

Además, estos desafíos se acentúan debido a que los empleadores con frecuencia desconocen que los refugiados tienen derecho a trabajar. Otras barreras al acceso efectivo al empleo incluyen la necesidad de contar con permisos de trabajo o de residencia, las altas tasas de desempleo en los países de acogida y el incipiente dominio que las personas refugiadas tienen de la lengua en la que funciona el mercado laboral nacional o mundial. Los principales obstáculos en el acceso a un empleo formal en 2023 se asemejan a aquellos que se detectaron en 2021, aunque con algunas variaciones en el puntaje.