Un número creciente de mozambiqueños huye hacia Malaui
Un número creciente de mozambiqueños huye hacia Malaui
El número de personas que huyen de Mozambique y piden asilo en Malaui ha crecido significativamente en las últimas semanas. En el pueblo de Kapise, en el distrito de Mwanza, a unos 100 kilómetros al sur de la capital del país, Lilongüe, los equipos de registro de ACNUR han contabilizado la llegada de 1.297 personas, dos tercios de ellos mujeres y niños, con más de 900 a la espera de ser registrados. Se ha informado de otras 400 nuevas llegadas en 16 pueblos situados más al sur, en el distrito de Chikwawa.
Los mozambiqueños, en su mayoría procedentes de la provincia de Tete, han explicado al ACNUR y a las autoridades locales que huían de los enfrentamientos entre el grupo opositor RENAMO y las fuerzas gubernamentales. Una refugiada relató a un oficial de protección de ACNUR cómo quemaron sus casas, quedando atrapada en una de ellas una anciana que falleció en el incendio. Los recién llegados cuentan que las fuerzas del gobierno están atacando localidades sospechosas de acoger a miembros del grupo opositor RENAMO.
ACNUR no ha podido confirmar la exactitud de estas alegaciones. Algunos padres también manifestaron haber sido separados de sus hijos durante la huida, sin haber podido encontrarlos hasta el momento.
A mediados de 2015, ACNUR y el gobierno de Malaui registraron alrededor de 700 llegadas desde Mozambique a la misma región. ACNUR les proporcionó material de asistencia humanitaria como mantas, tiendas de campaña, útiles domésticos y herramientas agrícolas. En ese momento se alcanzaron acuerdos con las autoridades nacionales y locales para que los refugiados fueran acogidos en comunidades locales, en lo que se creyó sería una situación temporal. No obstante, en las últimas semanas la situación ha cambiado, con una mayor afluencia de personas atravesando la frontera hacia Malaui.
ACNUR está trabajando con el gobierno para coordinar la respuesta de asistencia a estos refugiados recién llegados y apoyando con el registro de las nuevas llegadas y el aprovisionamiento de tiendas de campaña, así como de utensilios domésticos, colchones y otros artículos de primera necesidad.
El Programa Mundial de Alimentos está distribuyendo comida y Médicos Sin Fronteras (MSF) ya está en terreno con una clínica móvil. La malaria es una de las mayores preocupaciones y el número de pacientes atendidos diariamente ha aumentado de 70 a 250. Ante el temor a que se produzca un brote de cólera, MSF se ha apresurado a perforar dos pozos y ya está planeando perforar un tercero para mejorar el abastecimiento de agua.
UNICEF está instalando letrinas y lavabos temporales para prevenir problemas de salud, al tiempo que ha provisto dos grandes tiendas de campaña en donde los niños y niñas pueden jugar y aprender. El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA por sus siglas en inglés) tiene previsto trabajar en ámbito de la salud materna. El Gobierno de Malaui está considerando volver a abrir el campo de refugiados de Luwani, que acogió refugiados mozambiqueños durante la guerra civil (1977-1992), cuando más de un millón de refugiados huyeron hacia el país vecino.
Malaui ya acoge a unos 25.000 refugiados, la mayoría de ellos de la zona de los Grandes Lagos en el campo de Dzaleka, situado a unos 35 km de Lilongüe. Este campo se encuentra al límite su capacidad y ha visto reducidas las raciones de comida al 50% desde octubre del año pasado. Asimismo, los recursos para ayudar a los refugiados se han visto reducidos.