Los datos señalan los impactos negativos de la COVID-19 en mujeres y niñez desplazadas por la fuerza
Los datos señalan los impactos negativos de la COVID-19 en mujeres y niñez desplazadas por la fuerza
La pandemia de coronavirus ha tenido un impacto perjudicial en la vida de millones de personas refugiadas y desplazadas internas, pero las consecuencias para las mujeres y la niñez desplazadas han sido especialmente devastadoras: desde un mayor riesgo de violencia doméstica y sexual, hasta un aumento de matrimonios infantiles.
Una nueva visualización de datos (‘COVID-19: amenazas para mujeres y niñez desplazadas’) es la cuarta parte de una serie que examina cómo la crisis de COVID-19 ha empeorado las condiciones de las comunidades desplazadas. Presenta datos de las operaciones humanitarias en todo el mundo que muestran cómo el deterioro de las condiciones socioeconómicas, el confinamiento y el cierre de escuelas han amenazado la seguridad y el bienestar de mujeres y niñez desplazadas.
ACNUR, junto con otros organismos de la ONU y organizaciones no gubernamentales, alertaron sobre las consecuencias potencialmente catastróficas de la COVID-19 para mujeres y niñas refugiadas y desplazadas desde el principio del brote. Ahora hay datos que respaldan algunos de esos primeros temores. Por ejemplo, el 89 por ciento de las operaciones que se enmarcan en el Clúster de Protección Global – una red de ONG y Agencias de la ONU liderada por ACNUR que ofrece protección en situaciones de desplazamiento interno – señalaron a finales del año pasado que la violencia de género era un riesgo grave o extremo.
Otros datos sugieren el grado en que la COVID-19 ha perturbado la infancia de la niñez refugiada y desplazada interna, poniendo en peligro su salud y seguridad, así como sus perspectivas futuras. El número de operaciones de ACNUR que informan de abusos a niñas y niños desplazados por parte de sus cuidadores se duplicó con creces en 2020; al mismo tiempo, aumentaron los informes sobre un mayor número de familias desplazadas que recurren a forzar a sus hijos a casarse, las separaciones de niños de sus padres y la proporción de solicitudes de asilo presentadas por la niñez no acompañada.
A pesar del aumento de los riesgos de violencia contra las mujeres y la niñez desplazadas durante la pandemia, están gravemente subfinanciados los programas para protegerlas y apoyar a quienes han sobrevivido a violencia y abusos. Mientras tanto, la preocupación por el contagio de la COVID y las restricciones de movimiento han obligado a ACNUR a adaptar muchos de sus programas de protección a la infancia y de violencia de género. En muchos lugares, esto ha implicado un cambio hacia el apoyo en línea y el asesoramiento a distancia. También ha puesto de manifiesto el papel fundamental que desempeñan las personas refugiadas voluntarias y el personal comunitario, en particular las mujeres.
“Más de un año después de la crisis, está claro que la COVID-19 ha hecho retroceder años de avances en materia de igualdad de género y protección infantil, y seguirá afectando a las mujeres y a la niñez desplazadas en el futuro. Es necesario actuar ahora para mitigar estos impactos”, comentó la Alta Comisionada Auxiliar para la Protección, Gillian Triggs.