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Solicitantes de asilo cultivan vidas nuevas en Bosnia y Herzegovina

Historias

Solicitantes de asilo cultivan vidas nuevas en Bosnia y Herzegovina

Es largo el camino hacia la integración total de las personas solicitantes de asilo en Bosnia y Herzegovina, pero ACNUR está brindando apoyo.
31 July 2021
Adel, solicitante de asilo de Irán, se encuentra en medio de un plantío en su granja al noroeste de Bosnia y Herzegovina.

Muchas personas relacionan el campo con la belleza de la naturaleza; sin embargo, cuando Adel, un solicitante de asilo, echó un vistazo al campo cerca de su nueva aldea en Bosnia y Herzegovina, se dio cuenta de la posibilidad de convertir un terreno fértil en un negocio exitoso.


Corría el año 2018. Tras huir de Irán, Adel y su hijo de doce años, acababan de llegar a un pueblo cerca de la ciudad de Bihać.

“La tierra del campo alrededor de Bihać es buena, y de inmediato pude ver una oportunidad para que mi hijo y yo construyéramos una nueva vida. Hubo gente amable en el pueblo que me ofreció la oportunidad de reiniciar mi vida, y decidí tomarla”, comentó.

Adel echó mano de su conocimiento como agrónomo en Irán para plantar maíz, cebolla y pepinillo, así como criar aves y abejas en el terreno que algunas personas del pueblo le ofrecieron sin tener que pagar renta. Ahora, su objetivo es crear un negocio exitoso que genere empleos para las personas de la comunidad.

Sin embargo, no podrá hacer realidad ese sueño hasta no haber recibido una respuesta a su solicitud de asilo.

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, tiene conocimiento de 75.000 personas refugiadas, solicitantes de asilo y migrantes que han pasado por Bosnia y Herzegovina desde principios de 2018. Un porcentaje mínimo permanece en el país para solicitar asilo, mientras la mayor parte hace lo posible por llegar a Europa occidental.

Adel está entre la minoría de personas que imagina su futuro en Bosnia y tiene deseos de permanecer ahí. En general, durante la pandemia de COVID-19, ha disminuido el número de migrantes y solicitantes de asilo que llegan al país; sin embargo, las autoridades aún enfrentan retos al tratar de brindar asistencia humanitaria a grupos en situación de vulnerabilidad, con inclusión de solicitantes de asilo, y garantizar su acceso a derechos.

“Tengo planes y recursos para mejorar la vida de mi familia”.

La capacidad de las autoridades se ha visto particularmente rebasada en la zona noroeste del cantón de Una-Sana, donde se encuentran tanto el pueblo donde está Adel como Sarajevo, la capital.

Debido a la incertidumbre que generan, los largos tiempos de espera hacen que solicitar asilo en el país sea estresante. Adel, por ejemplo, lo solicitó en 2019 con ayuda de ACNUR.

Recibió el permiso para trabajar nueve meses después. Además de trabajar la tierra, mientras espera que se determine su condición de refugiado, Adel ha estado empleando sus habilidades lingüísticas y de otro tipo como mediador cultural para el Servicio de la Iglesia del Mundo en centros de recepción en el cantón de Una-Sana.

“Ahora, mi mayor preocupación es esperar la decisión de las autoridades.” Tengo planes y recursos para mejorar la vida de mi familia en Bihać, para expandir mis cultivos y para vender lo que produzcan. Para hacerlo, debe regularizarse mi situación”, indicó.

Gillian Triggs, Alta Comisionada Auxiliar para la Protección, se entrevistó con Adel cuando visitó Bosnia y Herzegovina en julio. Lo felicitó por su contribución que, como emprendedor, hace a la economía del país y de la comunidad local aun siendo solicitante de asilo.

“Es importante identificar, registrar y tramitar, tan pronto como sea posible, las solicitudes de asilo de quienes de verdad lo solicitan en Bosnia y Herzegovina”, dijo Gillian Triggs, quien enfatizó que comprende la presión que sienten Adel y otras personas mientras esperan una decisión, en ocasiones, durante años.

“Los largos tiempos de espera pueden afectar el potencial de integración de las personas, sobre todo de aquellas en situación de vulnerabilidad. ACNUR apoyará a las autoridades en la mejora de los procesos de asilo”, señaló.

ACNUR colabora con el Ministerio de Refugiados y Derechos Humanos, así como con las personas refugiadas y la sociedad civil para desarrollar una ley que permita mejorar la integración. La ley ayudaría a que las personas solicitantes de asilo puedan navegar el complejo sistema administrativo del país, y a que tengan acceso a la educación, a formación vocacional y lingüística, y a servicios sociales.

“Tener paciencia y aprender el idioma”.

Mientras tanto, sin embargo, el camino para encontrar un lugar en la sociedad puede ser largo. Saiffedin Khalid, por ejemplo, llegó al país con una visa de estudiante en 2015. El joven originario de Alepo, Siria, solicitó asilo poco después.

Tuvo que esperar dos años para poder inscribirse en la Universidad de Travnik; sin embargo, se vio obligado a abandonar sus estudios porque no tenía autorizado trabajar ni tener ingresos. Con el tiempo, le fue otorgado el estatuto de protección subsidiario, una figura de protección internacional que otorga menos derechos que la condición de refugiado. Entonces, se mudó a Sarajevo, donde encontró trabajo como guía de turistas en una agencia de viajes local.

En abril de 2020, perdió su empleo debido a la pandemia de COVID-19. No obstante, gracias a un proyecto financiado por la Unión Europea, cuyo objetivo es mitigar el impacto de la pandemia en las poblaciones refugiadas en situación de vulnerabilidad en Bosnia y Herzegovina, Saiffedin Khalid recibió paquetes de ayuda de ACNUR hasta que se flexibilizaron las restricciones impuestas por la COVID-19 y, por tanto, pudo recuperar su trabajo.

Desde mayo, ha estado colaborando con Vaša Prava, socio de ACNUR en el país que brinda asistencia jurídica gratuita. Saiffedin Khalid colabora como educador por pares en otro proyecto financiado por la Unión Europea, cuyo propósito es brindar información a posibles solicitantes de asilo. Se trata de un nuevo comienzo y de una oportunidad para poner en práctica sus conocimientos del bosnio; de cualquier forma, el camino a la estabilidad ha sido difícil.

“A las personas que desean solicitar asilo en Bosnia, debo decirles que tengan paciencia y que aprendan el idioma; hacerlo es una muestra de respeto hacia la comunidad que nos está dando la bienvenida”, comentó. “Toma tiempo, pero es posible vivir con tranquilidad”.