Informe de ACNUR refleja los avances del Pacto Mundial sobre los Refugiados
Informe de ACNUR refleja los avances del Pacto Mundial sobre los Refugiados
Un nuevo informe publicado hoy por ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, muestra lo lejos que ha llegado la comunidad internacional desde que se solicitó el desarrollo de un nuevo marco internacional para compartir la responsabilidad de las situaciones de las personas refugiadas: el Pacto Mundial sobre los Refugiados (GCR, por sus siglas en inglés).
El primer Informe de Indicadores del GCR abarca los años 2016 a 2021 y muestra que se ha progresado en el aumento del apoyo a los países de bajos ingresos que acogen a personas refugiadas y en la ampliación del acceso de los refugiados al trabajo y la educación. Sin embargo, el informe advierte que aún queda mucho por hacer.
“El panorama que ha surgido es mixto. Vemos que los países con menos recursos siguen cargando con más responsabilidades con respecto tanto a las nuevas situaciones de refugiados, como a las prolongadas. Al mismo tiempo, estamos viendo algunos buenos indicios de progreso por parte de los Estados, el sector privado, la sociedad civil y los bancos de desarrollo para ayudar a tratar de cerrar la brecha”, resaltó Gillian Triggs, Alta Comisionada Auxiliar para la Protección de ACNUR.
El informe muestra que, aunque se necesita más financiación para las respuestas humanitarias y de desarrollo de las personas refugiadas, desde 2016, ha habido una tendencia al alza en la ayuda bilateral al desarrollo canalizada a los países de bajos ingresos que acogen a refugiados.
Los bancos de desarrollo también están desempeñando un mayor papel en la respuesta a las crisis proporcionando al menos 2.330 millones de dólares (USD). El número de situaciones de personas refugiadas apoyadas por el Banco Mundial, por ejemplo, aumentó de dos a 19.
El informe también estima que tres cuartas partes de las personas refugiadas pueden trabajar legalmente en sus países de acogida, aunque se sabe menos sobre cómo se traduce esto en la práctica. Esto es especialmente crítico dado que se estima que dos tercios de las personas refugiadas se enfrentan a la pobreza y, como resultado de la pandemia, su situación no ha hecho más que agravarse.
También se han observado algunas mejoras en la inclusión de las personas refugiadas en los sistemas educativos nacionales. La niñez refugiada tiene, sobre el papel, acceso a la educación primaria en las mismas condiciones que los nacionales en tres cuartas partes de los países que acogen refugiados, y a la educación secundaria en dos tercios de los países. Sin embargo, siguen existiendo muchos obstáculos y casi la mitad de los estudiantes refugiados no van a la escuela.
El informe también ilustra que, si bien más personas refugiadas accedieron a soluciones de 2016 a 2021 que en los cinco años anteriores, los conflictos en curso impiden que la mayoría de los refugiados regresen a sus hogares. Solo el 1 por ciento regresó en 2020, en comparación con el tres por ciento de 2016. Y la brecha preexistente entre las necesidades de reasentamiento y las plazas disponibles también se ha ampliado.
“Con cerca de nueve de cada diez personas refugiadas acogidas en regiones en desarrollo y con el impacto de la pandemia de COVID-19 que se siente de forma aguda en estos países, el reparto de responsabilidades – que es el núcleo del Pacto – debe intensificarse para hacer frente a los retos que tenemos, tanto ahora como en los próximos años”, señaló Triggs.
Notas para editoras y editores:
El Informe de Indicadores del Pacto Mundial sobre los Refugiados mide los progresos realizados por la comunidad internacional en relación con los objetivos clave del Pacto.
Aunque el informe revela importantes carencias y limitaciones en los datos, la base de evidencias que proporciona es un punto de partida. Este ayudará a informar sobre dónde centrarse de cara al futuro, especialmente cuando la comunidad internacional desarrolle nuevas contribuciones para el próximo Foro Mundial sobre Refugiados en 2023.
Para más información sobre este tema, favor de contactar:
- En Ginebra, Shabia Mantoo, [email protected], +41 79 337 7650
![Dos mujeres sonríen a la cámara, al fondo un área verde](/mx/sites/es-mx/files/RF1267677_39.jpg "Yolanda, 67, from Ecuador, and Omaira, 39, from Venezuela, embrace and celebrate their friendship on the banks of the Tajamar River in Tulcán, Ecuador. These two women became friends two years ago, shortly after Omaira arrived in Ecuador with her two children. They both live in the same community on the outskirts of Tulcán, just a few kilometers from the Colombian border. For Yolanda, it is very important to give a good welcome to refugees who had no choice but to leave their country and came to Ecuador in search of a place to live safely and build a future for their children. For Omaira, who arrived in Ecuador in 2019, meeting her friend Yolanda has been key to her integration. "She has been a hope for me, she is the person who opened the doors of her home and of this country to me," says Omaira. In addition, they both share a passion for organic farming and participate in a program of UNHCR and its partners that seeks to generate livelihoods from the cultivation of hydroponic lettuce. The two women are al")
