Siria: Sistema de salud al borde del colapso obliga a enfermos y heridos a huir del país
Siria: Sistema de salud al borde del colapso obliga a enfermos y heridos a huir del país
CAMPAMENTO DE REFUGIADOS DE ZA'ATRI, Jordania, 21 de febrero (ACNUR) – Mustapha* está sentado en un colchón de goma espuma en una carpa hospital verde tratando de contener el dolor. Las quemaduras le han encogido la piel de las piernas, dejándolas dobladas en un ángulo de 45°. Médicos marroquíes en un hospital de campaña en el campamento de Za'atri en Jordania han mantenido su cuerpo libre de infección. Pronto será transferido a otras instalaciones para someterse a una cirugía plástica y se espera que pueda volver a caminar.
Los ojos color avellana de este refugiado sirio de 41 años se llenan de lágrimas mientras relata los hechos de la tarde en que su casa en Dara'a fue incendiada durante el conflicto. Recuerda la explosión ensordecedora que sacudió su casa. Las paredes de la sala se desplomaron bajo una ruidosa y violenta llama naranja. Su motocicleta también se incendió. "Mi ropa estaba encendida y mi cuerpo ardiendo", dijo. "Me sorprendió que se quemara tan rápido".
No había médico disponible en Dara'a para ocuparse de sus heridas. Entonces el hijo de Mustapha reunió a un grupo de hombres del barrio para ayudar a transportarlo a través de la frontera. A las 10am del 23 de enero lo subieron a un auto y se dirigieron hacia Jordania. Después de tres horas pararon y lo pusieron en un colchón, que seis hombres cargaron al hombro antes de cruzar los campos y eventualmente llegar a la frontera.
En el hospital, al lado de Mustapha hay otros enfermos. Hay un hombre con un trastorno cardíaco. Otro paciente sufre de un colapso pulmonar. La sala está llena, incluso una larga fila se extiende fuera de la puerta del hospital, con otras personas buscando atención médica. Como Mustapha, muchos han cruzado la frontera heridos o enfermos.
El personal del hospital marroquí en Za'atri ha atendido más de 93.000 casos desde que el campamento abrió el pasado julio. Y si bien el hospital está completamente equipado con todo, desde un consultorio odontológico hasta dos quirófanos y una sala de rayos X, el creciente número de refugiados huyendo a la frontera ha provocado que se trabaje sin parar.
Según fuentes jordanas, se han recibido más de 320.000 refugiados sirios desde que el conflicto estalló en marzo de 2011. Llegan en números que aproximadamente van de los 1.700 a los 4.000 cada noche. Muchos necesitan tratamiento médico.
En asociación con el Gobierno de Jordania, el ACNUR ha trabajado incansablemente para coordinar una respuesta a la crisis. Se espera abrir un centro de coordinación de asistencia médica básica en los próximos días en Za'atri. "Nos estamos asegurando de que todos estén trabajando juntos y aprovechando los vastos recursos disponibles en el campamento", dice Ann Burton, quien dirige la unidad médica del ACNUR en Jordania.
Mientras tanto, la agencia de la ONU para los refugiados pide a sus socios que aumenten el número de médicos en servicio junto con los 10 socios médicos que trabajan en Za'atri. Los expertos en salud del ACNUR y otros médicos creen que el colapso de los servicios sanitarios en muchas partes de Siria ha significado que se encuentren con crecientes números de refugiados con problemas médicos complejos, lo que está saturando los recursos disponibles para la atención médica en Jordania.
Hasta el momento, ACNUR y sus socios han evitado brotes epidémicos. A todos los niños menores de 15 años se les ofrece vacunación contra el sarampión. Cada nueva llegada al campamento es monitoreada para detectar problemas de salud y así determinar si se necesita derivación inmediata hacia los servicios adecuados.
Pero si bien todos los indicadores sanitarios del campamento están por debajo de la curva de emergencia, los expertos del ACNUR están particularmente preocupados por los niños. Los recién nacidos son los más vulnerables, nota Burton. "Vemos la mismo variedad de problemas de salud en los recién nacidos como se vería en cualquier lado, incluyendo a anomalías congénitas, nacimientos prematuros y bajo peso al nacer, e infecciones neonatales", dice, agregando: "Podemos tratar muchos de ellos en los servicios médicos del campamento, pero necesitamos derivar los más complicados a los servicios del Ministerio de Salud".
El colega de Burton en Ginebra, Chris Haskew, manifiesta que inevitablemente existen fatalidades y ocurren, "El ACNUR trabaja con el Ministerio de Salud y sus socios para investigar las causas e identificar medidas preventivas".
Los médicos que trabajan en Za'atri son conscientes de las violentas circunstancias bajo las cuales con frecuencia los refugiados han dejado Siria. A pesar del gran número de pacientes que reciben tratamiento, el personal hace hincapié en escuchar sus historias.
"La mayoría han perdido a algún ser querido y esta experiencia provoca un gran impacto", dice Bouati Elarbi, médico en el hospital marroquí. "Se sienten frustrados, sienten ansiedad. Necesitan alguien que los escuche. Hemos visto que cuando les brindamos más tiempo, su ánimo cambia".
Mientras tanto, en la sala de partos del hospital, Leila*, de 22 años, ha dado a luz a su segundo hijo por cesárea. La abuela de la bebé Nar*, Noor*, sostiene a la bebé en sus brazos y da gracias de que madre e hija están sanas.
La otra hija de Leila, Reena*, sufre de epilepsia. Su esposo, Ali*, huyó de Siria por miedo a ser asesinado. La seguridad del bebé también fue parte de la decisión de huir ya que la familia estaba preocupada de que el hospital local pudiera verse atrapado en el conflicto en Dara'a. Cuando Leila llegó a Jordania sufría un colapso nervioso y los médicos en Za'atri optaron por una cesárea preocupados por su seguridad y la del bebé.
Los pensamientos en la mente de Leila están son encontrados. Sonríe al mirar a su bebé recién nacida y está agradecida de que por primera vez en muchos meses puede dormir de noche. Y aún así el pasado se aferra a ella. Le niega incluso la dicha de la celebración. "Mentiría si te dijera que estoy feliz", dice Leila. "No estoy feliz para nada. Después de todo lo que hemos pasado, estoy muy triste. ¿Qué será del futuro de mi bebé?".
*Los nombres de los entrevistados fueron modificados por razones de protección.
Gracias a la voluntaria de UNV Online Mercedes Scasso por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.