ACNUR ayuda a traer el agua a los refugiados afganos en una aldea iraní
ACNUR ayuda a traer el agua a los refugiados afganos en una aldea iraní
SARVESTAN, República Islámica del Irán, 21 de enero de 2015 (ACNUR) – Kobra Roosta se levanta todos los días al amanecer para ayudar a su esposo a llevar a las cabras a pastar. También limpia la casa y prepara la comida para su familia. Por la tarde se dedica a cuidar de sus dos hijos.
Kobra es iraní y vive en una aldea en las proximidades del asentamiento de refugiados de Sarvestan, que proporciona alojamiento a unos 10.000 afganos y está situado aproximadamente a una hora en coche de Shiraz, en la provincia de Fars (República Islámica del Irán).
Lleva una vida dura pero ahora tiene un motivo para sonreír. "En los últimos meses hemos tenido agua limpia del grifo las 24 horas del día. Es una novedad para nosotros y la presión con la que sale el agua es realmente buena", explica Kobra, apresurándose con sus tareas. "El agua nos ha facilitado mucho la vida".
El nuevo pozo de 300 metros de profundidad, construido por el ACNUR y la Oficina del Irán para Asuntos de Inmigración y Extranjería, suministra agua a Sarvestan. El Gobierno también ha conectado tuberías hasta cuatro aldeas próximas, entre ellas la aldea en la que reside Kobra. El sistema suministra a unos 2.000 residentes el agua que tanto necesitaban.
La población local rememora los "viejos tiempos", cuando sus comunidades estaban rodeadas de tierras de cultivo de un verde exuberante. En los últimos 20 años, la desertificación se ha apoderado de muchas aldeas debido a la sequía de las fuentes de agua subterráneas.
Cuando Behyar Kazemi, el esposo de Kobra, regresa a casa con sus 100 cabras bajo el ardiente sol de la tarde, las cabras necesitan agua. "Nos enteramos de que se estaba suministrando agua limpia a los refugiados", dice. "No sabemos mucho de ellos salvo que vinieron aquí huyendo de la situación en el Afganistán. Nos alegramos de que nuestro país les haya proporcionado seguridad".
El Gobierno iraní inauguró el asentamiento de Sarvestan en 1985 para acoger a cerca de 10.000 refugiados afganos durante la ocupación soviética. Posteriormente también se instalaron en él unos 12.000 refugiados iraquíes y, en 2002, acogió a una nueva oleada de afganos tras la caída de los Talibanes. El agua que lo abastecía procedía de un manantial cercano pero se secó en 2004 y el Gobierno desmanteló el asentamiento.
Aunque la mayoría de los casi un millón de refugiados que residen en el Irán viven en zonas urbanas, en 2008 el Gobierno abrió de nuevo Sarvestan a los refugiados afganos y ahora hay más de 600 personas viviendo allí. Al principio, los refugiados utilizaban el escaso suministro de agua que les llegaba de la ciudad de Sarvestan, y luego, durante varios años, el Gobierno y el ACNUR tuvieron que llevar diariamente agua en camiones cisterna.
Pero el pasado año, el ACNUR y la Oficina para Asuntos de Inmigración y Extranjería dieron con una fuente de agua segura e instalaron tuberías para distribuir el precioso recurso, del que ahora disfrutan Kobra y los refugiados afganos, como Farzaneh Nouri, que dispone de agua suficiente para cubrir las necesidades domésticas y cultivar un pequeño jardín para alegrar su hogar.
Sin embargo, las condiciones en el asentamiento eran muy difíciles cuando Farzaneh llegó hace dos años con su esposo discapacitado y sus cuatros hijos. Ella y su familia huyeron hace 14 años de su hogar, situado en las proximidades de Kabul, y se establecieron en el puerto de Bandar Abbas, en el sur del Irán, antes de trasladarse a Shiraz.
Su esposo resultó herido en el Afganistán y no puede trabajar, y Farzaneh tuvo que luchar mucho para ganar lo suficiente para mantener a la familia. Recurrieron a la Oficina para Asuntos de Inmigración y Extranjería y, en 2012, fueron trasladados a Sarvestan, donde el Gobierno les proporcionó un lugar donde refugiarse, alimentos y atención médica.
Farzaneh recuerda lo que tuvo que luchar. "Los camiones cisterna no llegaban siempre . . . a veces teníamos que pasar muchos días sin agua". La familia no podía comer siempre fruta ni verduras porque no podían lavarlas. Pero coincide con Kobra en que el nuevo sistema de abastecimiento de agua ha significado un cambio radical.
"Desde que tenemos agua ya no tomamos alimentos en malas condiciones, puedo limpiar mi casa y han desaparecido las enfermedades de la piel entre los niños [en el asentamiento]", dice Farzaneh. Los refugiados han empezado a cultivar productos a pequeña escala, como hortalizas y frutas, y a criar pollos.
"Irán ha acogido generosamente a una de las más numerosas comunidades de refugiados del mundo durante más de 30 años", señala Sivanka Dhanapala, representante del ACNUR en Irán. "Estamos trabajando para garantizar que existan condiciones de seguridad para que los refugiados puedan regresar a su país. Mientras tanto también velamos por que su presencia resulte beneficiosa para el país de acogida, en particular en el marco de proyectos que proporcionen servicios esenciales tanto a los refugiados como a las comunidades de acogida".
Por Teddy Leposky en Sarvestan, Irán
Gracias a la Voluntaria en Línea Luisa Merchán por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.