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Fondo rotatorio abre el camino hacia la autosuficiencia de los refugiados afganos

Historias

Fondo rotatorio abre el camino hacia la autosuficiencia de los refugiados afganos

Ali abrió su negocio con un préstamo otorgado a través de un fondo rotatorio establecido por ACNUR y el Gobierno iraní y hoy emplea a 50 personas, la mitad mujeres.
16 Marzo 2015 Disponible también en:
Roghaye Dowlati, de 23 años, fue contratada por un compatriota refugiado afgano después de participar en un curso de costura.

ESFAHAN, República Islámica de Irán, el 16 de marzo de 2015 (ACNUR) – Ali Jan Jafari dice que el punto de vista tradicional en su tierra natal, Afganistán, es que las mujeres deben quedarse en casa y cuidar a los niños.

"Creemos que no pueden dejar la casa y salir a trabajar", este refugiado de 41 años comenta con un enviado de ACNUR sobre su pequeño negocio de ropa en Esfahan, en el centro de la República Islámica de Irán, al tiempo que añade: "Nunca tuve trabajadoras antes de este proyecto".

Ali abrió el negocio con un préstamo otorgado a través de un fondo rotatorio establecido por ACNUR y la Oficina de Extranjería e Inmigración de Irán (BAFIA) en 2013 para ayudar a aumentar las oportunidades de empleo y fomentar la autosuficiencia, en particular para las mujeres refugiadas vulnerables.

Al considerar su solicitud de préstamo, ACNUR y BAFIA remitieron a varias mujeres refugiadas a Ali para entrevistarlas y evaluarlas. "Me quedé inmediatamente impresionado con muchas de las mujeres y sus habilidades. Descubrí un nuevo respeto por su papel en la prestación de apoyo a sus familias y la sociedad", dice.

Ali se había criado cerca de la ciudad de Herat, en el oeste Afganistán, creyendo, como la mayoría de la gente, que el lugar de una mujer estaba en la casa. Su vida fue interrumpida cuando el conflicto llegó al país en la década de 1980. El padre viudo de Ali, temiendo por la seguridad de su hijo y sus seis hermanos, decidió huir de su pueblo y cruzar hacia Irán. Él sólo tenía ocho años en ese momento.

Ali reanudó sus estudios en la escuela primaria de Esfahan y comenzó a trabajar después de la escuela en una fábrica de tejidos. Cuando tenía 17 años empezó a aprender sastrería, y más tarde abrió un pequeño taller en la casa de su familia con sus dos hermanos y otros cuatro hombres.

Con el tiempo Ali consiguió por sí mismo una buena reputación en la industria de la confección en Esfahan y estaba interesado en invertir en nuevos equipos y en la ampliación de su negocio. Sin embargo, como extranjero se enfrentó a limitaciones en la adquisición de un préstamo.

Ali se enteró del fondo rotatorio a través de BAFIA, principal contraparte gubernamental de la agencia de la ONU para los refugiados, y presentó su candidatura por el equivalente a unos 3.500 dólares (USD). Se le concedió un préstamo después de que un amigo iraní del comercio de la ropa firmó la garantía en nombre de Ali. Tres meses después de conseguir el dinero, había alquilado locales, compró nuevas máquinas de coser y contrató a casi 50 personas, la mitad de ellas mujeres.

Una de ellas es una compatriota refugiada afgana, Roghaye Dowlati, quien nació y se crió en Esfahan después de que sus padres huyeran del conflicto en Afganistán en 1981. Ahora, a los 23 y siendo la mayor de cuatro hermanos, se siente responsable de ayudar a sus padres ya mayores y de mantener a la familia.

Roghaye había participado en los cursos de costura organizados por el socio de ACNUR, la Organización de Formación Profesional y Técnica, y se postuló para el trabajo en el taller de Ali después de recibir una notificación por parte de ACNUR y BAFIA. Ella se ha convertido en una costurera profesional y particularmente experta en técnicas difíciles.

Ali y su esposa tienen cuatro hijos, incluyendo dos niñas. Él dice que para ellos lo más importante es dar a sus hijos, niños y niñas por igual, una excelente educación para que tengan un buen comienzo en la vida.

"Creo que hay dos maneras de ayudar a la gente. Una es darles asistencia en efectivo. Esto resolverá sus problemas por un tiempo. La segunda forma es mostrarles una manera de desarrollarse por sí mismos para que puedan resolver sus propios problemas", dice Ali. "He escogido el segundo camino y he dado empleo a las personas necesitadas. Esto les ha ayudado a generar ingresos y empoderarse", añade.

Mientras tanto, ACNUR y BAFIA están trabajando para ampliar el fondo rotatorio y beneficiar a refugiados de todo el país. El fondo, que cuenta con 230.000 dólares (USD) proporcionados por ACNUR durante más de cuatro años, ha asignado préstamos a seis empresas, de las cuales casi el 80 por ciento ya ha sido reembolsado, y ha proporcionado un empleo muy necesario para 45 personas.

Por Teddy Leposky en Esfahan, República Islámica de Irán

Gracias a la Voluntaria en Línea Gema Atencia Ruiz por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.