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La risa y los trucos de los payasos ayudan a los niños refugiados a redescubrir la infancia

Historias

La risa y los trucos de los payasos ayudan a los niños refugiados a redescubrir la infancia

Un ambiente de expectación se percibía en el campamento de refugiados de Kawergosk y numerosos niños habían salido corriendo para averiguar de dónde venían la música y las risas.
30 Diciembre 2015 Disponible también en:
Un miembro de Payasos sin Fronteras entretiene a los niños del campamento de refugiados de Kawergosk, en la región septentrional del Kurdistán iraquí.

ERBIL, Iraq, 30 de diciembre de 2015 (ACNUR) – Un ambiente de expectación se percibe en la zona del mercado y numerosos niños han salido corriendo de sus tiendas para averiguar de dónde venían la música y las risas. Era un cambio en la rutina cotidiana: ¡los payasos habían llegado a la ciudad!

Los niños que acudían curiosos se encontraban con dos personajes estrambóticos que cantaban y bailaban por las polvorientas calles del campamento de refugiados de Kawergosk, sito en la región septentrional del Kurdistán iraquí.

Al llegar a la zona de juegos infantiles, se unió a ellos un tercer miembro del grupo de Payasos sin Fronteras, una organización internacional sin fines de lucro, que ya estaba captando la atención de los espectadores con sus malabarismos.

"Nuestro trabajo es el mismo en todos los sitios -la risa y la felicidad son universales", decía Antonio González, uno de los payasos participantes en la quinta gira de Payasos sin Fronteras, cuyo eslogan es "los niños vuelven a ser niños".

La organización aporta esos ratos de diversión que tanto necesitan las personas, especialmente los niños, que viven en las zonas afectadas por crisis en todo el mundo, incluidos los campamentos de refugiados, las zonas de conflicto y otros lugares que han sufrido los efectos de desastres naturales, como los huracanes. A González, un veterano artista español, nunca deja de sorprenderle el impacto que el espectáculo produce en los más jóvenes, muchos de los cuales no habían visto nunca actuar a un payaso.

Miembros de Payasos sin Fronteras animan a los niños a participar en un espectáculo en el campamento de refugiados de Kawergosk.

"Aunque he tenido numerosas experiencias en distintos países, siempre me emociono", explica.

La multitud cada vez más numerosa de refugiados sirios se entusiasmó, rió y aplaudió durante los 45 minutos que duró el espectáculo, integrado por trucos mágicos, acrobacias, música, danza y números humorísticos y en el que, por supuesto, los niños tuvieron numerosas oportunidades de participar.

Para los miembros de Payasos Sin Fronteras, la sección española de la ONG Clowns without Borders, era la última etapa de una gira en la región, durante la cual habían organizado 30 espectáculos en 20 días, haciendo las delicias de más de 10.000 niños refugiados y desplazados internos residentes en campamentos de refugiados y zonas urbanas en las provincias de Duhok, Erbil y Sulaymaniyah.

Kawther, una mujer siria madre de cinco hijos, que huyó de su hogar en Al-Qamishli hace tres años, asistía al espectáculo sin perder de vista a su hijo y sus cuatro hijas. "Sin este tipo de actividad los niños se asfixian. Hoy he visto como los niños olvidaban que estaban en un campamento de refugiados, e incluso también les pasaba a algunos de los adultos", decía. "Hacía mucho tiempo que no me reía tanto".

Jozef Merkx, Coordinador del ACNUR para la región del Kurdistán iraquí, se hacía eco de estos sentimientos: "No puede subestimarse la importancia de fomentar la creatividad entre los niños en estas circunstancias tan difíciles y de hacerles olvidar su situación aunque solo sea por poco tiempo".

Muchos de los que asistieron a los espectáculos organizados durante la gira de Payasos Sin Fronteras ni siquiera habían nacido cuando se inició el conflicto en Siria y ahora, que el conflicto ha entrado en su quinto año, las actividades que permiten a los niños actuar y sentir como el resto de los niños son más necesarias que nunca.

Por Michael Prendergast en Erbil, norte de Irak

Gracias a la Voluntaria en Línea Luisa Merchán por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.