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Becas financiadas por Alemania brindan a jóvenes refugiados esperanza y una educación

Historias

Becas financiadas por Alemania brindan a jóvenes refugiados esperanza y una educación

Germany will offer 1,700 scholarships over four years for Syrian students – 1,000 of these will be in Turkey, making it the country with the most DAFI scholars. [for translation]
4 Abril 2016 Disponible también en:
Shehab, un becario DAFI en la Universidad de Hacettepe, en Ankara, delante de la estatua de Kemal Ataturk en el campus universitario.

ANKARA, Turquía, 4 de abril de 2016 (ACNUR) – Shehab, un estudiante sirio de 22 años, posa con orgullo delante de una estatua de Kemal Ataturk, el fundador de la Turquía moderna, en la entrada de la Universidad de Haceteppe en Ankara.

Es un refugiado de la ciudad de Aleppo, está en segundo año de la carrera de Ciencias de la Salud y es beneficiario de la Beca DAFI, financiada por Alemania.

Los Fondos para las becas de la Iniciativa Académica Alemana para los Refugiados Albert Einstein, conocida como DAFI por su acrónimo germano, son financiados por el Gobierno alemán. Lanzada en 1992, la iniciativa brinda a los jóvenes refugiados la posibilidad de estudiar en las universidades, los colegios y los politécnicos en los países de acogida. Hay 75 becarios DAFI en Turquía, 70 de los cuales son sirios.

La familia de Shebab aún vive en Alepo, y él los vio por última vez en agosto de 2014. "Mis padres me convencieron a salir de Alepo", dijo. "Tuve que elegir entre el peligro o un lugar seguro donde poder estudiar".

"Mi hermano es mayor que yo y ha finalizado el servicio militar. Si yo no me hubiera marchado, también hubiera tenido que hacer el servicio militar, ya que han muerto muchos soldados en la guerra".

Él sigue en contacto con su familia por medio de la Internet, conexión que a veces es interrumpida debido a la guerra. "El año pasado, bombardearon el centro de tecnología en Alepo y no hubo Internet por ocho meses. Ahora funciona".

Por razones personales, Shehab cursa la especialización en Fisioterapia y Rehabilitación. Cuando tenía 14 años, la familia tuvo un accidente automovilístico cerca de Alepo y su padre se quebró una pierna. "Solía acompañarlo y observé cómo lo hicieron caminar nuevamente".

Como resultado, él quiso estudiar fisioterapia, pero esa materia no se enseñaba en Siria.

La beca DAFI, que ayuda a los refugiados en todo el mundo para que tengan acceso a la educación superior, le dio a Shehab la posibilidad de hacerlo. Él está profundamente agradecido.

"Durante el primer año de la carrera, mis padres me mantenían y yo me sentía tan culpable por tomar su dinero en una situación de guerra", dijo. "Mi padre es anciano y no trabaja. Ahora, este año con la beca, me puedo concentrar en los estudios y ya no me preocupo por el dinero. Mi familia está feliz y aliviada".

Para el año académico 2016-17, Alemania ofrecerá un total de 1.700 becas por cuatro años para los estudiantes sirios en el Medio Oriente. Mil de estas, serán entregadas en Turquía, lo que lo convertirá en el país con la mayor cantidad becarios DAFI.

De izquierda a derecha: Dua, Raanya y Geyda, estudiantes DAFI en la Universidad de Harran, en Sanliurfa.

Otro becario DAFI, Mahmoud, de 20 años, está en el primer año de la carrera de Ingeniería en la Universidad de Ankara. Su familia también es de Aleppo, pero tuvo que mudarse a Gaziantep en la Turquía suroriental. Huyeron debido a los bombardeos constantes y debido a que a él lo hubiesen obligado a combatir en la guerra.

"Siempre quise estudiar ingeniería, aunque mi familia quería que estudiara medicina", dijo.

Él sueña con un futuro donde el gas natural reemplace al petróleo. "He oído hablar de un nuevo proyecto donde el gas natural proporcionará energía limpia . . . También quiero poder trabajar en él, ese es mi sueño".

Dijo que no hubiera podido financiar sus estudios sin la beca.

En el animado campus de la Universidad de Harran, en Sanliurfa, en el sudeste de Turquía, Dua, Geyda y Raanya estudian administración pública, economía e ingeniería de los alimentos, respectivamente.

Geyda, de veinte años, está en el segundo año de la carrera de economía. Su familia es de Hama, y ella cuenta una historia desgarradora de su huida.

"Me encontraba fuera de nuestra casa cuando las bombas comenzaron a caer", dijo. "Salté sobre mi hermano, que en ese momento tenía apenas dos años, para salvarlo, pero me lastimé el abdomen y la mano".

Le tuvieron que dar 20 puntos de sutura en el abdomen. El hospital donde la estaban atendiendo también fue bombardeado, por lo que tuvieron que terminar la sutura en la calle. "Escapamos tan pronto como pudimos".

Hace tres años que llegaron a Turquía, y su familia vive en el campamento de Harran. Ella es la mayor de cinco hijos.

Al principio, ella tenía que viajar a diario desde el campamento hasta la facultad, un viaje que duraba una hora y media, y a menudo llegaba tarde. Gracias a la beca, ahora comparte un departamento que queda a tan solo 15 minutos del campus universitario y visita a su familia los fines de semana.

Espera trabajar en un banco o como contadora en una empresa privada, preferiblemente en Ankara.

"Es una ciudad hermosa y es la capital. Tenemos familiares allí y hay oportunidades de trabajo", dijo.

Raanya, de diecinueve años, hace tres años que llegó a Turquía con su familia desde Deir al-Zour, en Siria Oriental. Ella vive con ellos en Sanliurfa.

Raanya está en el primer año de carrera de ingeniería de los alimentos. "Quiero poder regresar a Siria cuando me gradúe y trabajar como una profesional en alimentación y nutrición", dijo. "Quisiera hacer aportes a la nutrición y a la salud de mi país al trabajar como ingeniera de los alimentos en un fabrica".

La beca DAFI le permitió alcanzar sus sueños. "Si no hubiese tenido una beca, mi familia no me hubiera podido pagar una educación", dijo.

Dua, de dieciocho años, es de Aleppo y también vive con su familia en Sanliurfa. Ella está en el primer año de un curso de administración pública. La materia no se enseña en Siria y leyó acerca de esta en la Internet.

Con la beca, ella pudo comprar libros y anhelar un futuro: "Sueño con una sociedad donde haya igualdad de derechos e igualdad de oportunidades para todos", dijo.

Espera poder regresar y trabajar en la administración pública donde pueda ayudar a crear la sociedad que imagina.

Mahmoud, un becario DAFI en la Universidad de Ankara.

Yousef es de Damasco y está en el primer año de la carrera de ingeniería ambiental en la Universidad Técnica de Medio Oriente (METU por sus siglas en inglés) en Ankara, una de las mejores universidades de Turquía.

"Soy muy, muy afortunado", dijo el joven de 25 años. "Estoy tan orgulloso de estar aquí. METU es lo mejor que me ha pasado".

"Me siento seguro y agradezco el apoyo de la beca. Una universidad abre tantas puertas y brinda la posibilidad de trabajar en muchas áreas diferentes, en el futuro".

"Me podría convertir en un ingeniero, un académico, incluso un activista político. Hay tantas posibilidades y estos cuatro años determinarán en qué me convertiré".

Como Shehab, su familia – sus padres y sus dos hermanos – todavía están en Siria. Yousef los vio por última vez hace tres años, aunque se mantienen en contacto a través de Skype.

"La situación es difícil, y sólo quieren que la guerra acabe. Nuestras ciudades sirias se han convertido en campos de batalla y es muy difícil pensar en tu familia que vive en esa situación", dijo.

"Ves que el país entero se desmorona, y ves que tu gente se va a Europa".

Las becas DAFI dan esperanza a estos jóvenes, al protegerlos de las realidades de la guerra y al pagarles una educación que de otra manera se les hubiese negado.

"Ninguna guerra continuará por siempre", dijo Shehab. "Cuando me gradúe, quiero abrir mi propia clínica en Alepo. Ese es mi mayor sueño".

Por Nayana Bose, en Ankara y Sanliurfa, Turquía.

Gracias a la Voluntaria en Línea Patricia Arrizabalaga por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.