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La experiencia práctica es el secreto del éxito de un enfermero en Bunj

Historias

La experiencia práctica es el secreto del éxito de un enfermero en Bunj

Sediq Faruk trabaja en estrecha colaboración con el cirujano y el equipo del Hospital Bunj, donde los combatientes de ambos lados reciben el mismo trato.
25 Septiembre 2018 Disponible también en:
Sedik Faruk trabaja como enfermero en el quirófano del hospital. Al igual que muchos miembros del personal, Faruk ha sido capacitado por el cirujano líder, el Dr. Evan Atar Adaha.

Sediq Faruk, enfermero, ha aprendido su profesión practicando. Nunca asistió a la escuela de enfermería.


Se estrenó lavando a pacientes y limpiando heridas.

Luego dominó la extracción de dientes y abscesos. En el quirófano, adquirió nuevas habilidades, y se convirtió en enfermero. En un entorno en el que cada segundo cuenta, Faruk trabaja en estrecha colaboración con el cirujano y el equipo, a veces administrando anestésicos y siempre anticipándose a las necesidades del cirujano. Sabe instintivamente lo que este quiere.

“En una operación, puedo leer su mente”, dice Faruk, de 32 años. “Sé exactamente cuántas suturas usa. Simplemente sé lo que está pensando”.

Faruk conoce al cirujano, el Dr. Evan Atar Adaha, desde que era adolescente. El Dr. Atar (que usa su segundo nombre), sursudanés, dirigía un hospital en Kurmuk, en el estado de Nilo Azul, atendiendo a civiles y combatientes heridos de ambos bandos de la guerra civil.

En 1997, cuando el Dr. Atar llegó a Kurmuk, no tenía personal de enfermería. Primero, formó a 15 jóvenes sudaneses, pero el hospital se quedó sin comida, por lo que los envió de regreso a sus familias.

Luego formó a otras 18 chicas, que habían trabajado en una clínica cerrada recientemente. Una a una, dejaron el trabajo para casarse. Como último recurso, el Dr. Atar fue a un centro de reclutamiento militar para buscar personal. Faruk fue uno de los reclutas que se unieron a él.

“El Dr. Atar es como un padre para mí, a veces muy estricto".

“En Nilo Azul, fui enfermero de sala durante aproximadamente seis meses; después, el Dr. Atar me fue dando gradualmente más responsabilidades”, dice Faruk. “Es como un padre para mí, a veces muy estricto. Nos ve como sus hijos”.

En 2011, cuando se intensificó la guerra en el estado de Nilo Azul, tanto el Dr. Atar como decenas de miles de civiles huyeron cruzando la frontera hasta la ciudad de Bunj, en el estado del Alto Nilo (Sudán del Sur). El Dr. Atar empacó todo lo que pudo del hospital en cuatro autos y un tractor, y se llevó con él a 15 personas.  A todos menos a Faruk que, en el caos de la huida, fue arrestado por las tropas sudanesas y acusado de dar tratamiento médico a soldados rebeldes.

“Después de seis meses, los militares liberaron a Faruk, que vino directo a Bunj”, dijo el Dr. Atar. “Esta gente me conoce mejor que nadie. Todos mis enfermeros aquí tienen entrenamiento multifuncional. Han de contar con todas las habilidades. Faruk es un gran enfermero, la verdad”.

El Dr. Atar es cirujano jefe y director médico del hospital de Maban, un centro de 120 camas que cuenta con dos quirófanos. El hospital, situado a más de 600 km de la capital Yuba, es la única infraestructura con atención quirúrgica en funcionamiento en la zona del Alto Nilo, con una sección neonatal y una sala de tuberculosis dotada con 20 camas.

Sedik Faruq en el quirófano del Hospital Bunj, Condado de Maban, Sudán del Sur.

Abierto las 24 horas, atiende a una población de más de 200.000 personas, entre los que se encuentran 144.000 refugiados del estado de Nilo Azul en Sudán, de los que 142.000 viven distribuidos en cuatro campamentos de refugiados. Además, hay 17.000 personas sursudanesas  desplazadas internamente dentro del país por el conflicto en el condado de Maban y sus alrededores. La población nativa de Maban es de alrededor de 53.000 personas

El Dr. Atar es tan conocido en Sudán del Sur que hay muchos que llaman al centro médico “el Hospital del Dr. Atar”, y los pacientes viajan durante días para ponerse bajo su cuidado. El equipo quirúrgico, compuesto por cuatro médicos, lleva a cabo 58 operaciones a la semana en promedio. El Dr. Atar ha formado a 32 enfermeros.

En el hospital de Maban, el personal quirúrgico actúa como si fuera una gran familia, con el Dr. Atar como el patriarca. Los enfermeros bromean diciendo que podría ser un dictador, pero todos están preocupados por él porque trabaja demasiado.

“Le decimos que almuerce y él dice que no. Solo quiere trabajar".

“Es muy terco”, dice Faruk. “Le decimos que almuerce y él dice que no. Solo quiere trabajar. Cuando está enfermo, simplemente insiste en que está bien. Pero luego, después de hacer dos o tres cirugías, siente que ha logrado algo, se pone contento y nos cuenta sus historias”.

La vida de Faruk refleja la complejidad de la región. Él es refugiado en Sudán del Sur. Su esposa también es refugiada, pero de una etnia que está en guerra con aquella a la que pertenece Faruk. Sus padres viven en Nilo Azul. Su hermano es un soldado rebelde en Nilo Azul, que lucha por la independencia. Faruk es musulmán. El Dr. Atar es cristiano. Pero, para Faruk, lo que cuenta son las acciones de cada uno. El hospital tiene que ser terreno neutral.

“Musulmanes y cristianos son iguales”, dice Faruk. “Solo hay un Dios. El Dr. Atar dice que estamos aquí para ayudar a los pacientes y que nunca podemos negarnos a prestar ayuda. La gente de aquí lo respeta. Incluso los soldados, cuando llegan al complejo, saben que no pueden entrar con sus armas”.

El personal dice que el Dr. Atar a veces se enfada y puede ser muy testarudo. Pero su inagotable energía y su ética laboral son el pegamento que mantiene unido a todo el personal.

“El domingo, si está de servicio, descansará, pero de lo contrario ni siquiera se sentará”, dice Faruk. “El hospital es su bebé”.