Un documental muestra la misión de un hombre rohingya de reunir a los padres con sus hijos perdidos
Un documental muestra la misión de un hombre rohingya de reunir a los padres con sus hijos perdidos
Mientras cientos de personas rohingya llegaban como refugiadas a Bangladesh desde Myanmar a finales de 2017, un hombre vio una necesidad, rentó un micrófono e intentó hacer una diferencia.
Muchos niños y niñas se separaron de sus padres mientras huían de la persecución, y Kamal Hussein se propuso reunir a estas familias.
“Es como una persecución doble”, dijo él, refiriéndose a los padres que habían perdido a sus hijos.
Ahora, la historia de Hussein en Kutupalong, el mayor asentamiento de refugiados en el mundo, se convertirá en un cortometraje de Gain Media, una empresa productora que ganó un Premio Óscar en 2017.
“Lost and Found” (Perdidos y Encontrados) se filmó ese año y posteriormente fue comprado por National Geographic Documentary Films. La película se estrenó en el Festival de Cine de Telluride en Estados Unidos, y se lanzará globalmente este año. El filme fue encargado por el Comité del Premio Nobel. El Comité quería hacer una película sobre ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, que ha ganado el Premio Nobel de la Paz en dos ocasiones.
Durante la crisis a finales de agosto de 2017, decenas de miles de personas refugiadas llegaron a diario a Kutupalong, mayormente a pie, exhaustas y bajo las fuertes lluvias del mozón.
Hussein decidió ayudar después de que una mujer se le acercara llorando y pidiendo ayuda para encontrar a su hijo”.
“Pensé por un momento y decidí rentar un micrófono para todo el día”, dijo él. En ese momento transmitió la descripción del niño. Y finalmente funcionó. Un par de horas después, un hombre trajo al niño, y en ese momento, nació su misión.
Posteriormente, ACNUR y Handicap International le dieron equipos de audio y una cabina en el corazón del campo para transmitir los nombres de los niños separados e instar a los padres a que los recogieran.
“De niño no tenía a nadie”.
Trabajó hasta casi medianoche esa primera noche y se ganó la confianza de la comunidad.
“Los refugiados que han estado aquí por mucho tiempo conocen el campamento, pero los nuevos refugiados no lo conocen y se pierden aquí”, dijo.
La campaña de persecución y violencia de agosto de 2017 en Myanmar, expulsó a más de 740.000 rohingya apátridas de sus hogares en el estado de Rakhine al otro lado de la frontera. Ahora, más de un millón de rohingya están en Bangladesh.
Como refugiado, Hussein conocía su dolor. Los soldados en Myanmar lo golpearon hasta dejarlo inconsciente cuando era un niño de seis o siete años, y durante un año estuvo separado de sus padres. Huyó de su tierra natal hace décadas, pero aún tiene las cicatrices físicas y mentales.
“De niño no tenía a nadie”, dijo. “Tuve mucho dolor en mi vida, pero ahora estoy haciendo este trabajo, me siento en paz conmigo mismo”.
El director Orlando von Einsiedel espera que la película resalte la gravedad del desplazamiento global y la necesidad de soluciones.
“El efecto del ciclo constante de noticias puede hacer que uno se sienta insensible a situaciones de confusión en todo el mundo”, dijo von Einsiedel. “Las historias de esperanza e ingenio como las de Kamal son un antídoto, atraviesan el ruido y ayudan a renovar mi fe en la humanidad”.
ACNUR está a mitad de una campaña de una década para poner fin a la apatridia bajo el lema #IBelong (Yo Pertenezco).
Hussein ayudó a reunir a casi 800 niños con sus padres a fines de 2017 cuando se filmó el documental.
El stand ahora se ha cerrado ya que las agencias de ayuda han intervenido para cumplir el papel que Hussein estaba jugando y ahora se ofrece como voluntario para continuar apoyando a su comunidad.
Pero en 2017, cuando el caos estaba en su punto más alto y la necesidad era máxima, Hussein, actuando solo, tomó la iniciativa.