Acceso a la atención médica se dificulta para los solicitantes de asilo vulnerables en las islas griegas
Acceso a la atención médica se dificulta para los solicitantes de asilo vulnerables en las islas griegas
El año pasado, las condiciones en el mayor centro de recepción para solicitantes de asilo de Grecia eran dramáticas. Las personas no tenían acceso ni a los servicios más básicos en cuanto a higiene, sanitarios, seguridad y atención médica, y ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, pidió que se tomaran medidas urgentes. Desde entonces, la situación en Moira se ha vuelto aún más difícil.
Sardar, un solicitante de asilo de Afganistán, entiende la gravedad de estos problemas más que muchos otros. Durante años, trabajó como médico en un hospital en el norte de Afganistán, donde vivía en una gran casa. De repente, se vio obligado a huir.
Durante las últimas semanas, su casa ha sido una tienda de campaña en los bordes del centro de recepción, donde vive con su esposa y sus cuatro hijos, junto a su suegro, que perdió la vista en un bombardeo hace unos años y necesita cuidados especiales.
“La vida es muy difícil aquí… las condiciones en el campamento no son aceptables”, manifestó Sardar.
Una de las principales razones de la insuficiencia de recursos es la falta de acción con respecto al traslado de los solicitantes de asilo a instalaciones más adecuadas en tierra firme. Mientras las personas siguen llegando, son muy pocos los que logran salir, y eso hace que los números continúen aumentando.
Moira es el mayor de los cinco centros de recepción en las islas griegas en el mar Egeo y se ha convertido en un símbolo de la respuesta de Europa ante la llegada de botes con solicitantes de asilo y migrantes de la vecina Turquía. El centro se construyó para albergar a unas 2.200 personas. Sin embargo, en los últimos meses, su población ha crecido hasta alcanzar las 18.000. Muchos de los recién llegados, como Sardar, se están alojando en refugios improvisados en un olivar colindante al campamento.
Ahora la mayoría de las personas debe caminar mucho y hacer horas de fila para recibir comida, agua y bañarse. Bolsas de plástico azules llenas de basura están tiradas por todo el centro de recepción, los cortes de luz son frecuentes y en el asentamiento informal cada excusado se comparte entre al menos 100 personas. Muchos adultos optan por usar pañales en la noche para no tener que dejar sus carpas y hacer fila para el servicio en la oscuridad.
ACNUR volvió a instar a Grecia a intensificar sus esfuerzos para solucionar el hacinamiento y mejorar las condiciones en el centro. También instó al Gobierno griego a adoptar medidas de emergencia para acelerar los planes para trasladar un mayor número de solicitantes de asilo a estructuras adecuadas en el continente.
“El ACNUR está preparado para apoyar en los traslados al continente y para encontrar soluciones rápidas para ampliar la capacidad de recepción, tales como ayuda en efectivo para alquilar apartamentos, además del difícil y largo proceso para crear nuevos sitios de recepción”, dijo el Representante de ACNUR en Gracia, Philippe Leclerc.
Gracias al programa ESTIA (ayuda de emergencia para la integración y el alojamiento), financiado por la Comisión Europea, ACNUR y el Gobierno griego están apoyando a algunos de los solicitantes de asilo más vulnerables con 27.500 cupos en apartamentos en toda Grecia, en colaboración con alcaldes y ONG. Más de 90.000 solicitantes de asilo y refugiados reciben ayuda en efectivo mensualmente, por medio de exitoso programa.
Sardar está muy frustrado por causa de esta situación. Como médico, siente que podría ayudar, pero su título es reconocido solo en su país.
En su lugar, pasa sus días haciendo filas para recibir raciones de comida y de agua. Un día, la semana pasada, fue con sus hijos a un punto de distribución de agua, pero los tanques estaban vacíos y no pudieron llenar sus botellas de plástico.
Mientras se devolvían por un camino lodoso se encontraron con otro afgano, un hombre de 67 años, sentado en un banco fuera de su carpa. En Afganistán le habían diagnosticado un cáncer de pulmón, y dijo que desde que llegó al campamento solo le suministraron paracetamol.
Todo lo que Sardar pudo hacer fue examinar sus placas de Rayos X, viéndolas a contraluz, para luego encogerse de hombros sin poderle ayudar.
Los equipos médicos en Moira y el hospital local están desbordados. Las ONG y los médicos voluntarios trabajan sin parar. Aun así, a menudo solo pueden atender los casos más urgentes e incluso las enfermedades crónicas graves no pueden ser tratadas.
A pesar de las condiciones, las personas que viven en el centro hacen todo lo que pueden para que sus familias se sientan un poco más cómodas. Mientras los callejones están llenos de basura, las carpas se mantienen limpias y ordenadas. Las familias hacen pan todos los días en hornos excavados en el suelo. Los niños y las niñas, muchos de los cuales no reciben una educación formal, se entretienen con juegos como las canicas o el fútbol.
Entretanto, algunas familias tienen problemas que no pueden solucionar solas.
Un padre sirio cuenta que su hija de cuatro años perdió la audición cuando un proyectil impactó contra su casa en el este de Siria, dos años atrás. La familia llegó a Moira el pasado octubre, pero les dijeron que deben ver a un especialista en Atenas para una diagnosis completa y un posible tratamiento. Por ahora, lo único que pueden hacer es esperar.
“Los niños de su edad deberían estar aprendiendo las primeras letras y a hablar correctamente y eso me parte el corazón”, dijo. “Ella no puede escuchar para aprender”.
Las autoridades han tratado de mejorar la situación para las personas más vulnerables, como los niños y niñas no acompañados y las madres solas. Aun así, el aumento en los números significa que las personas deben esperar cada vez más para recibir el apoyo que necesitan.
ACNUR insta a los Estados Miembros de la Unión Europea a demostrar su solidaridad y ayudar a aliviar la presión sobre el centro a través de la reubicación de los solicitantes de asilo.