Una nueva vida en España: un sueño hecho realidad para un fan sirio del Real Madrid
Como muchos chicos de su edad, Ghaith, de 13 años, está obsesionado con el fútbol y, en especial, con su equipo favorito: el Real Madrid. Son numerosas las ocasiones en que ha preguntado a su padre Samer si algún día podrían visitar el famoso estadio de su adorado equipo, el Santiago Bernabéu.
Sin embargo, al igual que el resto de refugiados sirios que viven en un barrio empobrecido de Beirut, Samer apenas gana lo suficiente con la venta de verduras para pagar un techo y no quiso dar falsas esperanzas a su hijo mayor.
“Yo le decía: 'para nosotros, ir a esos países es un sueño imposible”, contaba Samer.
Pero cuando la familia de Samer fue identificada por ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiado, para su reasentamiento en un tercer país, de repente se volvió a abrir la posibilidad de un futuro mejor. La familia fue identificada para ser reasentada por tener múltiples vulnerabilidades, como el hecho de que los niños no pudieran ir a la escuela.
Tras mantener varias entrevistas con ACNUR y las autoridades españolas, se les comunicó que habían sido aceptados para su reasentamiento en España.
“Me siento como si hubiéramos vuelto a nacer”.
La familia voló recientemente a Madrid como parte de un grupo de refugiados sirios cuyo reasentamiento en España se había visto pospuesto por la pandemia de COVID-19.
“Me siento como si hubiéramos vuelto a nacer”, contaba Samer poco antes de partir desde El Líbano. “Aquí la vida era muy difícil, tuvimos que renunciar a dar una educación a nuestros hijos y cada día era una nueva batalla para lograr sobrevivir. Pero ahora se nos ha dado una nueva oportunidad”.
El reasentamiento representa una solución vital, y a veces verdaderamente salvadora, para algunos de los refugiados más vulnerables del mundo que se enfrentan a amenazas a su seguridad, libertad y bienestar en su país de asilo, ya sea por falta de estatuto o residencia, pobreza extrema, enfermedad, trabajo infantil u otros problemas de protección.
Por otra parte, la posibilidad de empezar de cero en un nuevo país sólo está abierta a una pequeña fracción de aquellos que lo necesitan. De los más de 20 millones de personas refugiadas bajo el mandato de ACNUR, se estima que alrededor de 1,4 millones necesitan ser reasentadas, pero sólo en torno al 7% termina teniendo esta oportunidad.
El número de refugiados que son reasentados ha disminuido incluso aún más durante la pandemia de la COVID-19, ya que muchos países de acogida han cerrado sus fronteras para contener la propagación del virus o han reducid el número de plazas de reasentamiento disponibles.
Para Samer, la oportunidad de empezar de nuevo en España es una bendición tras años de dificultades desde que tuvo que huir al Líbano, temiendo por su vida y la de su familia, al comienzo de la crisis de Siria en 2011.
Originario de Idlib, en el noroeste de Siria, Samer recibió amenazas tanto contra su persona, como contra Ghaith, que entonces apenas tenía cuatro años. “Huimos de una guerra, de un país en conflicto. Fue agotador”, relata. “Me dijeron: 'si no te vas hoy, vamos a matar a tu hijo”.
Junto a Ghaith, su esposa Ghada y sus otros dos hijos Mohammad y Jamil, llegó al Líbano y se estableció en un barrio pobre del sur de Beirut.
Samer, que tiene una lesión en la espalda y problemas de vista, decidió ponerse a vender verduras en su zona con un carro alquilado de tres ruedas que empuja por las calles con la ayuda de sus hijos.
“Quiero construir una vida nueva y digna”.
A veces saco algún beneficio y a veces pierdo [dinero], pero poco a poco vamos sacando el dinero necesario para pagar el alquiler”, explicaba. “Elegí este negocio porque al final del día puedes comer lo que te sobra”.
Sus hijos solían ayudarle a empujar el carro de verduras y a hacer entregas durante la mañana, antes de ir a la escuela por la tarde. Pero a medida que su situación económica se fue deteriorando, tenían que trabajar más horas y a menudo llegaban tarde a las clases. Al final, los chicos tuvieron que abandonar totalmente la escuela.
“He fallado a mis hijos en cuanto a la educación”, dijo Samer. “Muchas veces, nos perdíamos el principio de la clase y por eso dejaron de ir, pero fue contra mi voluntad – nos vimos forzados a hacerlo”.
“Quiero construir una vida nueva y digna y con un futuro mejor para ellos”, añadió. “Es como criarlos de nuevo pero en mejores condiciones, porque aquí la vida no era justa para ellos, pero teníamos que sobrevivir de esta manera.”
Ghaith está deseando retomar su educación y jugar al fútbol en España, y finalmente, poder ir a ver dónde juega su equipo favorito. Su hermano pequeño, Jamil, de 10 años, ya ha aprendido varias palabras en español, y Mohammad, de 12 años, dice que tiene muchas ganas de volver a la escuela.
“He oído que España es muy bonita”, contaba Mohammad. “Quiero ir a la escuela, hacer amigos y llegar a ser médico o ingeniero”.
Aunque Samer es consciente de que tendrán desafíos para adaptarse a la vida en un nuevo país, está emocionado por esta oportunidad y dispuesto a trabajar duro para dar a su familia la oportunidad de empezar de nuevo.
“Quiero abrir una tienda y montar un negocio... No me gusta estar sentado en casa; me encanta trabajar”, explica Samer. “Lo que puede ser difícil es mudarse a una nueva comunidad con un nuevo idioma que debes aprender, pero cuando tienes una meta clara, nada es demasiado difícil. Mi voluntad [de labrarnos] un futuro mejor es mucho más fuerte que todos los desafíos”.