Tras 100 días de angustia, ACNUR se enfoca en brindar protección y albergue a personas de Ucrania
Tras 100 días de angustia, ACNUR se enfoca en brindar protección y albergue a personas de Ucrania
He pasado las últimas semanas en Kiev, Poltava, Dnipro, Zaporizhia y, ahora, Vinnytsya. En cada ciudad me he entrevistado con personas desplazadas internas, autoridades locales, servicios de emergencia y voluntarios en las comunidades de acogida.
La situación cambia de un momento a otro, y el panorama para las inocentes víctimas de esta brutal guerra sinsentido es frágil.
Las personas siguen huyendo de los enfrentamientos; otras han permanecido en el lugar al que huyeron en los últimos cien días; algunas más están volviendo a sus hogares. También me encontré con personas retornadas, que no tardaron en determinar que aún no era seguro y tuvieron que huir nuevamente.
En Dnipro, vi autobuses que llegaban con personas que habían sido evacuadas de distintos sitios, como Bakhmut. Era evidente que estaban débiles y alteradas. La mayor parte era personas mayores que tenían dificultades para caminar por cuenta propia, así que requerían ayuda. Estas personas no llevaron casi nada consigo.
En algunos casos, se trata de la segunda vez en que han tenido que huir desde 2014. Todas ellas requieren ayuda humanitaria de inmediato; en particular, un lugar donde dormir, ropa para vestir, artículos de higiene, alimento, ayuda en efectivo y, sobre todo, asesoría y apoyo psicosocial.
Hasta ahora, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, y sus socios han brindado asistencia a más de 1,2 millones de personas en toda Ucrania. Esta cifra incluye a 233.000 personas que han recibido servicios de asesoría y protección; 500.000 personas que han recibido artículos esenciales como colchones, mantas y lámparas solares en áreas donde no hay electricidad; y 73.400 personas que han recibido asistencia vital por medio de convoyes humanitarios en áreas muy afectadas.
ACNUR ha aumentado la capacidad de alojamiento de 182 centros colectivos y de recepción para que las personas que acaban de huir tengan un lugar cálido y digno donde dormir por algún tiempo.
Esta semana me entrevisté con personas desplazadas internas que viven en centros de recepción temporal. Hoy por la noche, tendrán un lugar cálido en el cual dormir, pero no tienen la certeza de tenerlo mañana o en los meses por venir. Como dijo una mujer mayor desplazada a quien conocí ayer en Koziatin, en la óblast de Vinnytsya: “La pregunta que más nos hacemos es ‘¿a dónde iremos ahora?’”. Ella sabía que su estancia en aquel centro de recepción sería temporal.
En Dnipro, en el dormitorio de la Academia Estatal de Deportes y Educación Física, me entrevisté con Iryna, una mujer de 60años.
Ella, su esposo, su hija, su yerno y dos nietos huyeron del bombardeo en Járkov. Trataron de rentar un apartamento en Dnipro, pero no cuentan con suficientes recursos para hacerlo.
Iryna comentó: “Queremos volver a casa, pero Járkov aún no es seguro. No podemos ir, por los niños. Uno de mis nietos ya empezó a tener reacciones neurológicas al estrés: a veces se le tuerce el rostro”.
En un dormitorio en Poltava, conocí personas que habían vuelto de Járkov, pero se dieron cuenta de que aún no es posible reconstruir sus hogares ni reanudar sus actividades, así que volvieron a Poltava.
Mientras hacemos lo posible por llevar la ayuda de emergencia a quienes se han resguardado en los refugios antiaéreos de las zonas sometidas a intensos bombardeos, también estamos aumentando el apoyo para ayudar a las personas desplazadas a medio y largo plazo, para sentar las bases de la recuperación y de las soluciones duraderas.
Conforme aumentan los riesgos y las necesidades, brindar protección debe estar en el centro de nuestra respuesta. El trauma es generalizado, de modo que el apoyo psicosocial es fundamental en el proceso de recuperación. Las necesidades son enormes. Algunas personas no llevaron consigo una identificación ni sus documentos del registro civil; por tanto, necesitan ayuda para obtener documentos nuevos y tener acceso a derechos y servicios. A medida que aumenta la indigencia, van al alza también los riesgos de explotación, abuso y estrategias de supervivencia perjudiciales.
Muchas de las personas con las que me entrevisté hicieron mención de otras que estaban volviendo a sus hogares porque simplemente no pueden cubrir los costos que genera el desplazamiento.
ACNUR también está intensificando los programas que ayudarán a las personas cuyas casas han sido dañadas a reparar techos, ventanas, puertas y paredes. En las óblast de Donetsk y Luhansk, así como las zonas aledañas a Kiev, ACNUR ha brindado kits de emergencia para evitar que el agua de lluvia se infiltre. Hasta el momento, 24.300 hogares han recibido estos kits.
Asimismo, ACNUR está apoyando la rehabilitación y reutilización de edificios que, a mediano plazo, podrían convertirse en centros colectivos para las personas que necesitan trasladarse desde los centros de acogida temporal pero no pueden costear el alquiler de un apartamento. Sin embargo, nada de esto es suficiente.
El invierno se aproxima, y los inviernos en Ucrania son brutales. Tener un lugar seguro, acogedor y digno que sirva de refugio puede salvar vidas. Por tanto, al encabezar el grupo temático de alojamiento y artículos de ayuda no alimentaria, ACNUR y sus socios se están preparando para supervisar el apoyo específico que requerirán las familias en situación de vulnerabilidad en el invierno; el propósito es complementar la asistencia que brinden las autoridades nacionales, la ONU y los socios del sector humanitario.
Para obtener más información con respecto a este tema, favor de contactar a:
- En Uzhgorod, Victoria Andrievska, [email protected]; +380 50 413 8404
- En Ginebra, Shabia Mantoo, [email protected]; +41 79 337 76 50