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10 años construyendo paz en medio del conflicto

Historias

10 años construyendo paz en medio del conflicto

Una experiencia para replicar en el histórico momento que atraviesa Colombia.
8 Septiembre 2017
Presentación del informe "Sistematización de los procesos de apoyo a víctimas del Magdalena Medio", en Barrancabermeja, Santander, Colombia.

BARRANCABERMEJA, Colombia, 8 de septiembre de 2017 (ACNUR) – Durante más de 10 años de trabajo conjunto, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados y el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, PDPMM, culminan hoy un proceso de acompañamiento a las comunidades víctimas del conflicto armado interno en la región del Magdalena Medio y dejan establecidas bases metodológicas y prácticas para la construcción de paz desde los territorios, en el histórico marco de implementación del Acuerdo de Paz, firmado entre el Gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC.

La región del Magdalena Medio comprende 39 municipios de 4 departamentos, ubicados a lo largo de la cuenca del Río Grande de la Magdalena, y ha sido una de las regiones más afectadas por el conflicto armado en el país. Su ubicación estratégica, su riqueza en recursos naturales y los intereses sobre el territorio, lo han hecho un escenario de confrontación y disputa permanente entre diversos grupos armados ilegales presentes de la zona. Según cifras oficiales de la Unidad de Víctimas, entre 1985 y 2016 se registraron 400.852 hechos victimizantes (desplazamiento forzado, asesinato, desaparición, confinamiento, entre otros) en la región, siendo el 80% de los hechos, desplazamiento forzado.

Esto ha generado un panorama de despojo y desarraigo territorial que ha causado traumas profundos en lo personal, social, político, económico, cultural y ambiental en la población campesina de la región. "En el municipio de Simití, corregimiento de Monterrey, vivimos unos años de guerra muy duros. En las navidades cuando íbamos a entregar regalos en las veredas, veíamos a los niños cargando los fusiles, no los dejaban recibir los regalos que llevábamos. En la zona no había escuelas, porque estas eran ocupadas por los grupos armados que llegaban y se instalaban ahí. Tampoco teníamos profesores, porque debido a los enfrentamientos y bombardeos todos salieron de la zona. La guerra nos estaba robando a los niños y las niñas", cuenta Cecilia Córdoba, directora del Internado Sol y Esperanza.

"Nosotros fuimos desplazados en el 2003 por un grupo armado que nos obligó a salir del territorio como condición para que no nos mataran. Un día llegaron y quemaron las casas y los cultivos y nos dieron la orden de desocupar el pueblo. 123 familias nos desplazamos, perdimos todo lo que teníamos. Luego regresamos al territorio sin acompañamiento y en el 2009 tuvimos que volver a desplazarnos, porque una empresa de palma de aceite vino con un papel que decía que ellos eran los dueños de esa tierra, aunque pusimos una tutela, un juez de Mompox falló a favor de la empresa y tuvimos que irnos de nuevo", agrega Misael Payares, líder comunitario.

Ante este panorama ACNUR y el PDPMM iniciaron en 2005 un trabajo de fortalecimiento a procesos organizativos de población víctima; fortalecimiento a las instituciones del Estado encargadas de atender a la población afectada; y de estabilización socioeconómica de la misma. La intervención se concentró en los departamentos de Bolívar, Cesar y Santander. "En el trabajo con ACNUR logramos establecer la cantidad de víctimas que había en la región a través de un censo, logramos capacitar a funcionarios públicos en la Ley de Víctimas, dando claridad sobre sus funciones y motivando en ellos un sentido social en su rol como responsables de la atención integral a la población. También logramos empoderar a las comunidades en sus derechos, que los reconocieran y que pudieran exigirlos; así mismo que muchas alcanzaran una estabilización de su situación económica luego del desplazamiento. Todo esto nos permite hoy que, se hayan reconocido 14 sujetos de reparación colectiva en la región", comenta Santiago Camargo, Coordinador de Proyectos del Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio.

Entre los procesos organizativos acompañados en el marco de la alianza ACNUR-PDPMM, están el del Internado Sol y Esperanza que lidera Cecilia y el de Las Pavas que lidera Misael.

"Ante el panorama de la violencia, nos dimos cuenta que teníamos que hacer algo para robarle los niños a la guerra. Entonces iniciamos el internado Sol y Esperanza. Un espacio en donde los niños y las niñas pueden acceder a la educación, desarrollarse y construir paz. Y gracias al apoyo de ACNUR logramos mejorar la infraestructura del internado. Hoy tenemos 75 niños, niñas y adolescentes que piensan en tener un futuro lejos de las armas", comenta Cecilia. Por su parte Misael añade: "gracias al acompañamiento del Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, de ACNUR y de otras organizaciones, logramos mantenernos firmes, conocer la ley y exigir nuestros derechos para regresar a nuestro territorio". En 2011, la Corte Constitucional dejó sin piso jurídico la decisión del juez de Mompox y los campesinos pudieron regresar a sus predios. Aunque aún persisten muchos retos para el cumplimiento del plan de reparación colectiva de Las Pavas, la comunidad está hoy en el territorio desarrollando sus actividades productivas y sociales.

Resultado de todo este trabajo, ACNUR y el PDPMM han recopilado en el documento "Sistematización de los procesos de apoyo a víctimas del Magdalena Medio" las buenas prácticas y lecciones aprendidas en los procesos acompañados, con el que se espera que las acciones realizadas sirvan de referente en el actual escenario de construcción de paz en el que se encuentra Colombia. "Las acciones realizadas entre el PDPMM, el ACNUR y las comunidades del Magdalena Medio son hoy vistas como innovaciones de cara a la nueva fase que vivimos, pues ofrecen una ruta sobre la manera de abordar el drama y las consecuencias de un largo conflicto armado, ruta que exige abordar simultáneamente la organización de la población víctima y la respuesta estatal y social a personas y territorios victimizados", menciona Nohora Mantilla, Oficial de Protección de ACNUR.

"Esperamos que esta construcción conjunta se tome como referente para trazar las líneas de protección y garantía de derechos de los procesos de víctimas en la región, y la construcción de la nueva institucionalidad en el territorio, con capacidad de reconstruir el tejido social y con estrategia para garantizar la no repetición de hechos de violencia. Desde el PDPMM seguiremos apoyando con fuerza los procesos de reparación colectiva de la región, agrega Ubencel Duque Rojas, director del PDPMM.

El documento de sistematización ha sido entregado a los miembros de los procesos organizativos acompañados, a las instituciones del Estado encargadas de la respuesta a la población víctima en lo local y a otras organizaciones internacionales que continuarán su trabajo en la región.

Con este proceso, ACNUR en Colombia cierra un ciclo de trabajo en la región del Magdalena Medio, con la seguridad de haber aportado a la consolidación de procesos organizativos y con la certeza de que las acciones realizadas serán una base para quienes continuarán acompañando a las comunidades en esta nueva etapa del país.

Por Ángela María Méndez en Barrancabermeja, Colombia