Costa Rica: Centro de capacitación enseña y empodera a refugiados

SAN JOSÉ, Costa Rica, 2 de mayo, 2012 (ACNUR). "Loro viejo no aprende a hablar, dice el dicho, pero uno aprende. Ese refrán es mentira", dice Luisa Marina Estacio de 64 años, refugiada que cursa un entrenamiento sobre ambiente Windows en el Centro de Apoyo en Formación Técnica (CAFTE) ubicado en San José de Costa Rica.

El CAFTE es una iniciativa auspiciada por la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) que busca dotar de herramientas técnicas a personas refugiadas para que puedan mejorar sus posibilidades de incorporación al mercado laboral y, además, dar acceso a las nuevas tecnologías de la información. El curso también recibe a personas costarricenses y migrantes.

En Costa Rica el proyecto es ejecutado por la microfinanciera Aprode, socio implementador del ACNUR en materia de emprendedurismo y microcrédito.

Aprode recibió una donación, cercana a los US$50.000 para mantener el programa en pie por un año, que incluía: equipo para 15 personas, acondicionamiento del aula, pago de la profesora, materiales para las clases y el pago de los servicios. La compañía Microsoft donó el software para el equipo.

El proyecto inició en su etapa de planeamiento en septiembre del 2011 y recibió a sus primeros estudiantes en diciembre de ese año. "Los estudiantes hacen un pago simbólico de ¢1.000 (menos de US$2), es decir que por todo un módulo, que equivale a seis meses de clases, se invierten unos ¢50.000 (menos de US$100)", explica Ana Lucía Guzmán, funcionaria de Aprode.

En este momento, hay 75 personas, mayoritariamente mujeres, recibiendo alguna de las capacitaciones en ambiente Windows, Word y Excel. Entre mayo y junio próximos se abrirán nuevos cursos más dirigidos a las personas emprendedoras: administración de páginas web y administración en Excel.

Para Alejandra Herrera, profesora del programa, los cursos no solo ayudan a la gente a mejorar sus perspectivas laborales, sino a superar un proceso emocional y crear redes sociales. "Las clases son, en muchos casos, el único momento de esparcimiento que tiene algunas alumnas, en las que, además, pueden demostrar que son capaces de aprender".

Estela Valderrama, estudiante refugiada, se siente satisfecha con lo que ha logrado en el curso hasta ahora. "Antes yo solo sabía prender y apagar la computadora. Ahora puedo comunicarme con mi familia en Colombia, mandar un mensaje sin tener que estar pidiendo ayuda".

"Fomentar que las personas refugiadas además de trabajar, accedan a empleos de calidad, requiere necesariamente enseñar el uso de las tecnologías de la información. El CAFTE es una gran paso en la adquisición de nueva habilidades por parte de las personas refugiadas", expresó Roberto Mignone, representante de ACNUR en Costa Rica.

Por Andrea Vasquez en San José, Costa Rica