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Jóvenes desplazados construyen su futuro a pesar del conflicto y la violencia

Historias

Jóvenes desplazados construyen su futuro a pesar del conflicto y la violencia

Niños, niñas y adolescentes desplazados siguen adelante con su vida gracias a una intervención educativa y lúdica, liderada por ACNUR con el apoyo de ECHO.
28 Agosto 2013
La comunidad de Unión Peneya recibió la visita de funcionarios de la Comisión Europea, del departamento de Ayuda Humanitaria, quienes han donado los fondos del Premio Nobel de Paz 2012 para invertirlos en proyectos educativos para niños en el conflicto.

UNIÓN PENEYA, Caquetá, Colombia, 28 de agosto de 2013 (ACNUR) – En Unión Peneya, corregimiento ubicado en el departamento del Caquetá, caracterizado por una fuerte presencia de grupos armados organizados, niños, niñas y adolescentes siguen adelante con su vida gracias a una intervención educativa y lúdica, liderada por ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) con el apoyo de ECHO, la Oficina de Ayuda Humanitaria de la Unión Europea. El proyecto nace de una estrategia del Instituto de Bienestar Familial (ICBF) del 2012 llamada "promoción y garantía de derechos" que ACNUR siguió y potenció bajo el marco de prevención al reclutamiento forzado de menores.

Daiana no esperaba que su vida pudiera cambiar con este proyecto "Ahora manejo mucho mejor el tema de la responsabilidad y los afectos hacia los demás" dijo la joven, después de haber vivido varios desplazamientos en Colombia hasta cruzar la frontera con Ecuador. Sólo ahora a la edad de 13 años puede comenzar una nueva vida, tener ritmos ordinarios y recuperar su juventud. "Ahora me siento bien, me gustaría estudiar porque pienso que la educación es buena para la vida de uno". En el proyecto, Daiana es una dinamizadora social para el grupo de manualidades que junto a otros dos dinamizadores enseñan dos veces por semana a 20 niños y niñas. "Los talleres permiten que uno mismo se conozca y saber dónde tenemos buenas habilidades, invertir nuestro talento y ser cada día mejor. Yo así descubrí que quiero ser un día una profesora de artes", reveló Daiana.

Uno de los principales riesgos que corren los jóvenes de Unión Peneya es el reclutamiento forzado, que puede darse incluso fuera de la escuela a través de presiones a las familias para entregar a sus hijos o a profesores para identificar a niños y niñas. Muchas escuelas además son utilizadas por los grupos armados ilegales con varios objetivos. Estos grupos usan diferentes métodos para convencer a los niños y adolescentes a colaborar sea como informantes, alzados de armas, soldados o "raspachines" (recolectores de coca).

Christian recuerda muy bien cuando a sus 13 años se escapó con su familia una noche de enero del 2004 por el conflicto armado. Este desplazamiento fue uno de los más grandes junto al de Bojayá en toda la historia de Colombia, donde más de 2.500 personas tuvieron que desplazarse por amenazas y confrontamientos armados. La guerrilla que controlaba el negocio de la coca impuso sus normas. Los "infieles" pagaban multas o tenían que hacer trabajos forzosos, y los ladrones eran desterrados o sentenciados a muerte. Las ruinas del cementerio son testimonio de ese dominio, pues allí un comandante conocido como el 'Mocho César' levantó un mausoleo en mármol para los hombres de la guerrilla muertos en combate.

"Salimos con una pantaloneta y un cepillo de dientes, pensábamos que el desplazamiento era breve como en los años anteriores, pero no fue así", dijo Christian. A su regreso en el 2007, el joven encontró la Unión completamente vacía y acabada, pero con el tiempo y con la voluntad de la gente, que poco a poco regresaba, resurgió de la ceniza. Christian reconoce que muchos de sus compañeros no asistieron ala escuela por 3 ó 4 años y él fue un caso excepcional pues pudo seguir con sus estudios. Ahora es un dinamizador social del proyecto de ECHO/ACNUR y se dedica al fútbol. "Es importante la educación para todos estos jóvenes del pueblo para contribuir a cambiar la mentalidad de la gente que considera la Unión Peneya una zona de narco y de guerrilla. Este proyecto nos ha ayudado a proyectarnos a donde queremos llegar", reveló Christian.

Los 260 niños, niñas y adolescentes que hacen parte del proyecto se reúnen bajo la coordinación de la Pastoral Social, socio ejecutor de ACNUR en el lugar, con el fin de participar en los 5 talleres: manualidades, fútbol, danza, teatro y comunicación. Los talleres están divididos por edad y son conducidos por 15 dinamizadores sociales. Los padres también participan en las actividades y acompañan a sus hijos en los talleres, como el de danza y fútbol.

Jovanny Salazar, Jefe de la Oficina de ACNUR en Neiva, explicó que este tipo de iniciativas es importante para prevenir el reclutamiento y permitir a los jóvenes el acceso a sus derechos fundamentales, desarrollando procesos organizativos de acuerdo con sus intereses, deseos, expectativas y posibilidades. "Hemos notado que desde el inicio del proyecto en septiembre del año pasado, el estilo de vida de estos jóvenes ha cambiado de una manera más constructiva y positiva", dijo.

La Unión Europea decidió dedicar los fondos del Premio Nobel de la Paz, que recibió en 2012, a ayudar a los niños y niñas de todo el mundo afectados por conflictos. Este proyecto hace parte de La iniciativa 'Niños de Paz' que brinda protección y apoyo educativo a 28.000 niños de Colombia y Ecuador, Siria, Pakistán, Etiopía y la República Democrática del Congo.

Por Francesca Fontanini, en Unión Peneya, Caquetá, Colombia