Personas refugiadas de Ucrania encuentran apoyo a largo plazo en países de acogida europeos
Personas refugiadas de Ucrania encuentran apoyo a largo plazo en países de acogida europeos
A medida que la crisis desencadenada por la invasión rusa de Ucrania pasa de ser una emergencia aguda caracterizada por desplazamientos masivos y repentinos a una situación de personas refugiadas a largo plazo, los países de acogida de Europea se esfuerzan por asumir el compromiso social y financiero de acoger a millones de refugiados ucranianos.
Inmediatamente después de la invasión, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, y sus socios intervinieron para llenar el vacío y garantizar que las personas refugiadas en Ucrania recibieran el apoyo inicial que necesitaban, como dinero en efectivo, alojamiento e información. Pero ahora que la guerra entra en su segundo año, los países de acogida están incorporando a la población refugiada ucraniana a sus sistemas nacionales de apoyo social, garantizando una asistencia sostenible a largo plazo.
Cuando Darya, de 36 años y madre de dos hijos, llegó a Polonia procedente de la bombardeada ciudad de Zaporiyia el pasado mes de marzo, era una de las aproximadamente 300.000 personas refugiadas ucranianas que recibieron de ACNUR ayuda en efectivo de hasta 700 zlotys polacos (aproximadamente 157 dólares USD) al mes por persona, para cubrir sus necesidades inmediatas durante un periodo de tres meses. “Lo utilicé para cubrir nuestros gastos cotidianos. Podía comprar cosas que mis hijos necesitaban, como comida, ropa o juguetes. Todo lo que necesitaban”, cuenta Darya.
Hoy, la familia vive en un apartamento en la ciudad meridional de Cracovia, donde el hijo de Darya, Artyom, de 4 años, y su hija Anastasiia, de 6, asisten a una escuela pública local, mientras que Darya ha encontrado trabajo en una fábrica que elabora piezas para autos.
A pesar de extrañar su hogar y a su padre, que se quedó en Ucrania, los niños se han adaptado a su nueva vida. Anastasiia incluso “ya habla muy bien polaco”, asegura Darya.
“Hice lo correcto viniendo a Polonia, porque aquí puedes encontrar trabajo, hacer amistades y conocidos que te ayudarán en todo lo que puedan, y también hay voluntarios que te ayudarán”, señala Darya. “Todo está bien”, añade: “Esperamos poder regresar a casa algún día”.
Albina, una trabajadora de fábrica jubilada de 77 años de la ciudad industrial de Kramatorsk, en el este de Ucrania, huyó a Eslovaquia el pasado marzo con su hija Viktoria, su yerno Viktor y su nieto Yevhen. Son algunas de las 100.000 personas a las que el gobierno ha concedido protección temporal, de acuerdo con una directiva europea que da acceso a los servicios sociales y al mercado laboral a quienes huyen de la guerra en Ucrania sin tener que pasar por largos procedimientos de asilo.
“Estamos muy agradecidos con Eslovaquia por acogernos”, comenta. “Tenemos un lugar donde vivir, tenemos comida. Lo más importante es que aquí vivimos en paz y seguros”.
Poco después de llegar, Albina y su familia formaron parte de las 30.000 personas más vulnerables de Eslovaquia que recibieron ayuda en efectivo de ACNUR y otras organizaciones humanitarias, además de alojamiento de emergencia.
Desde entonces se han integrado en el programa nacional de apoyo social de Eslovaquia y se han trasladado a Humenné, en el este del país, donde gozan de estabilidad y seguridad a largo plazo.
La transición de la ayuda de emergencia a la ayuda a largo plazo es un paso importante hacia el apoyo sostenible a los 5 millones de personas refugiadas ucranianas en toda Europa registradas en los programas nacionales de protección. También permite a ACNUR centrar el apoyo adicional en las personas refugiadas más vulnerables y abordar necesidades específicas como la prevención y respuesta a la violencia de género.
“En Polonia, Eslovaquia y otros lugares de Europa, hemos pasado de una respuesta de emergencia a apoyar a los gobiernos para fomentar la inclusión de las personas refugiadas en los sistemas nacionales, centrándonos en ayudar a las más vulnerables”, declaró Pascale Moreau, Directora de la Oficina de ACNUR para Europa.
“ACNUR colabora con agentes nacionales y locales, incluidos ministerios, autoridades municipales, ONG y organizaciones dirigidas por personas refugiadas, para ampliar el acceso educación, empleo, vivienda, bienestar social y asistencia médica o de otro tipo. Por poner un ejemplo práctico, las barreras a la inclusión en los mercados laborales pueden abordarse con formación lingüística o ayudas para el cuidado de la niñez”.
Albina aún está procesando la conmoción que supuso verse forzada a huir de su hogar, pero intenta ser optimista. Eslovaquia no es su hogar, pero por ahora es suficiente, señala. “Me encanta la vida, quiero vivir. Llegará la mañana, un nuevo día, todo estará bien”.