Una viuda sudanesa recorre con sus hijos una ruta de cuatro días para encontrar seguridad en Egipto
Una viuda sudanesa recorre con sus hijos una ruta de cuatro días para encontrar seguridad en Egipto
“Pasé la noche con miedo, sin poder salir de casa porque asesinaban personas por todas partes. Al día siguiente, me desperté aterrorizada con una llamada de los amigos de mi esposo diciéndome que le habían disparado y que había muerto”, relató Arafa, desconsolada.
Sin su esposo y sin saber cómo proteger a su hijo de cinco años y a su hija de tres en medio de la escalada de violencia, Arafa decidió abandonar la capital. Cargando a sus hijos, partió en autobús hacia Madani, una ciudad ubicada a 135 kilómetros al sureste de la capital, en la orilla occidental del Nilo Azul.
No creí que lo lograríamos
Ahí conoció a un hombre de la localidad que se ofreció a ayudarles a salir del país. Junto con otras cinco personas, fueron conducidos a Port Sudan, el principal puerto marítimo del este del país. Desde ahí tuvieron que caminar durante un día completo antes de encontrar transporte hacia el norte, a lo largo de la costa, hacia la frontera egipcia.
“Estaba asustada, cansada y sin esperanza. El camino era difícil y el ruido continuo de los disparos era ensordecedor. No creí que lo lograríamos”, contó Arafa. “Pasé 80 horas sin agua ni comida. Llevaba a mis hijos en brazos, temiendo la guerra, el viaje hacia el asilo y el largo camino que nos esperaba”.
Después de cruzar la frontera, los llevaron a El Cairo y los dejaron en una plaza de la ciudad desconocida. Sin otro lugar adónde ir, Arafa y sus hijos pasaron la noche en la calle. “Por la mañana, una mujer sursudanesa pasaba por la plaza. Al verme ahí, me aconsejó que fuera a la oficina de ACNUR y me registrara con ellos”, explicó.
Arafa y sus hijos forman parte de las 42.300 personas que, de acuerdo con el gobierno egipcio, han cruzado al país desde Sudán desde el comienzo de los enfrentamientos, de las cuales 40.000 son sudanesas.
Dentro de Egipto, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, dirige la coordinación interinstitucional de la ONU en colaboración con el Gobierno para ayudar a las personas que necesitan protección internacional y que cruzan la frontera. La ayuda está siendo entregada por la ONU y distribuida por la Media Luna Roja egipcia a quienes llegan, incluyendo agua, kits higiénicos y sanitarios, sillas de ruedas, asistencia médica y alimentos.
Al igual que otros países vecinos de Sudán que se han visto afectados por la emergencia, Egipto ya acoge a una gran población refugiada. Las operaciones de ACNUR en estos países ya estaban gravemente infrafinanciadas antes de esta última crisis, y un mayor apoyo será vital para responder a las necesidades humanitarias de quienes huyen de la violencia.
Perdí mi hogar, a mi esposo y mi país en un abrir y cerrar de ojos
Algunas familias sudanesas que llegaron a El Cairo se han puesto en contacto con ACNUR para solicitar ayuda, entre ellas Arafa y sus hijos, quienes ahora están registrados para recibir asistencia de la agencia y viven con la mujer sursudanesa que conocieron en la plaza. Sin embargo, aunque lograron escapar de los combates y ponerse a salvo, Arafa afirma que su futuro está lejos de ser seguro.
“No puedo creer que ahora esté aquí en Egipto, pero sigo teniendo miedo de todo”, señaló. “Necesito ayuda. Tengo miedo del futuro. Perdí mi hogar, a mi esposo y mi país en un abrir y cerrar de ojos. No quiero perder también a mis hijos; quiero que estén a salvo”.