Rostros de compasión: 6 trabajadores humanitarios ayudan a los solicitantes de asilo en la frontera de México y EE. UU.
Rostros de compasión: 6 trabajadores humanitarios ayudan a los solicitantes de asilo en la frontera de México y EE. UU.
Una vez iniciado el proceso de asilo, estas organizaciones humanitarias ofrecen un lugar temporal donde alojarse, con alimentos, ropa y atención médica. Reúnen a las familias. Asesoran a los supervivientes de traumas y torturas. Ayudan a navegar por el proceso de asilo. Trabajando a través de comunidades, grupos religiosos y organizaciones sin fines de lucro, prestan su apoyo a quienes tratan de reconstruir sus vidas en condiciones de seguridad.
En este Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, aplaudimos sus notables esfuerzos, sacrificios y trabajo.
En 2022, se alcanzó la cifra récord de 110 millones de personas que se vieron forzadas a huir de sus hogares en todo el mundo, por lo que los trabajadores humanitarios desempeñan un papel vital, y nunca ha sido tan importante reconocerlos y celebrarlos. Estas son algunas de sus historias desde la frontera entre México y Estados Unidos.
Son trabajadores humanitarios que apoyan a quienes tratan de reconstruir sus vidas en condiciones de seguridad
Hermana María Teresa de Llano y Hermana Roseanna Mellert
Caridades Católicas de Laredo – La Frontera
Laredo, Texas
Apoyar a las personas migrantes y solicitantes de asilo que “han hecho un viaje de kilómetros y kilómetros, y días y días” es lo que da esperanza y propósito a la hermana María Teresa de Llano.
“Es para lo que vivo”, afirma.
La hermana Roseanna Mellert coincide: “Cuando eres capaz de ayudar a alguien que sufre en cuerpo y mente, le ayudas”.
Con otras Hermanas Ursulinas, que forman parte de una orden religiosa, la Hermana María Teresa y la Hermana Roseanna residen en un centro de acogida y descanso de Caridades Católicas que brinda artículos de primera necesidad a las personas después de sus viajes a un lugar seguro. Cuando alguien llega, su prioridad es “hidratarle, alimentarle, darle ropa limpia [y lo] que necesitan para ducharse” y facilitarles cualquier otra cosa que sus huéspedes necesiten para “al menos sentirse humanos durante un rato”, explica la hermana María Teresa.
Para ella, eso es lo más importante. Es “poder ayudar a otras personas que realmente lo necesitan. No para rescatarlos, sino para ayudarlos. Tratarles con cierta dignidad”.
Clint Carney
Survivors of Torture, International
San Diego, California
Tras una larga carrera en asuntos públicos, Clint Carney buscaba servir a su comunidad de una nueva forma, defendiendo a quienes más lo necesitan.
“Quería hacer algo significativo para ayudar de verdad a las personas”, señala.
Survivors of Torture, International (Supervivientes de tortura, internacional) es un centro de recuperación que ofrece servicios directos a supervivientes de tortura de más de 90 países. La organización estaba exactamente donde Clint quería estar. Como Asesor de Asuntos Gubernamentales, Clint interactúa con funcionarios y personal del gobierno para abogar en nombre de las personas que han sobrevivido a la tortura, tanto en el ámbito político como en el administrativo.
Clint quiere que “las personas sepan que si trabajas con un refugiado o un solicitante de asilo, existe una gran posibilidad de que también estés ayudando a un superviviente de tortura en tu comunidad”.
Clint está seguro de que está donde debe estar. “Son las personas más fuertes que conocerás en tu vida, y realmente nos inspiran para brindarles los servicios”.
Paulina Reyes-Perariz
Immigrant Defenders Law Center
San Diego, California
Crecer siendo migrante definió el deseo de Paulina Reyes-Perariz de apoyar y empoderar a quienes se encuentran en situaciones similares a la suya. “Llegué a Estados Unidos de niña con mi familia y las organizaciones comunitarias y los defensores de derechos de los migrantes nos brindaron recursos. Solo quiero hacer lo mismo por mi propia comunidad”, afirma.
Gracias a su trabajo en el Immigrant Defenders Law Center (Centro Jurídico de Defensa de los Migrantes) Paulina puede hacer precisamente eso. Junto con los demás miembros del equipo transfronterizo, facilita información a los solicitantes de asilo en la frontera ente México y EE. UU. y los representa.
“El hecho de que podamos ayudar a alguien en su proceso de asilo o ayudarle a desenvolverse en el sistema de asilo... y en el sistema jurídico de Estados Unidos” es lo que marca la diferencia en la vida de las personas y lo que hace que el trabajo sea tan gratificante, comenta Paulina.
Valeria Wheeler
Mission: Border Hope
Eagle Pass, Texas
Valeria Wheeler y su equipo de Mission: Border Hope (Misión: Esperanza en la frontera), son algunas de las primeras personas en acoger a personas migrantes y solicitantes de asilo.
“Las recibimos. Les damos una pequeña orientación. Les decimos dónde están, qué tienen que hacer, cómo ponerse en contacto con sus familias”, explica.
En medio del difícil proceso al que se enfrentan las personas migrantes y solicitantes de asilo, Mission: Border Hope intenta ayudarles con estos sencillos detalles para reducir su estrés y su miedo. Les ofrecen Internet y líneas telefónicas para que cualquiera pueda comunicarse con sus familias. También tienen un coordinador de logística que organiza el transporte y los viajes para que las personas “puedan llegar sanas y salvas” a su próximo destino.
Para Valeria, son estos momentos los que hacen que su trabajo sea tan gratificante. “Escuchar sus historias, creo que es una bendición... después de todo lo que han pasado, se siente increíble saber que confíen en ti”.
Jimmy Marcelin
Safe Harbors Network
San Diego, California
En todo momento, Jimmy Marcelin asiste a solicitantes de asilo y a otras personas vulnerables para conseguir citas con abogados, médicos y escuelas. También les busca alojamiento, les lleva al aeropuerto y les ayuda a comprar alimentos.
Como Responsable de Operaciones de Safe Harbors Network (Red de Puertos Seguros), respaldada por la Iglesia Metodista Unida, esto es lo normal para Jimmy. También es lo que anhela que todos hagan.
“¿Te imaginas que todos abriéramos nuestra puerta para acoger a estas personas?... tendríamos un mundo mejor”, opina.
Safe Harbors abrió sus puertas en 2014, y desde entonces ha ayudado a más de 30.000 personas refugiadas de 32 países. No planean detenerse pronto.
Respecto a por qué lo hace, Jimmy lo tiene claro: “De esto se trata Estados Unidos”, señala. “Esto es lo que nos une”.