Estudiantes de Barranquilla promueven la integración entre colombianos y venezolanos
Estudiantes de Barranquilla promueven la integración entre colombianos y venezolanos
A la sombra del árbol que cubre el patio del colegio, Danianyelis habla con sus compañeros colombianos y venezolanos de décimo grado sobre su experiencia durante las horas que todos han dedicado a aprender sobre la xenofobia. No solo han conocido qué significa, sino que han identificado situaciones cotidianas en las que el rechazo a los extranjeros está presente, aunque a veces sea invisible.
En esta comunidad educativa, que para finales de 2022 tenía en sus tres sedes 2.200 alumnos y más de la mitad eran provenientes de Venezuela, la nacionalidad está dejando de ser la barrera que antes solía generar distancias, conflictos, diferentes tipos de discriminación y violencias entre los estudiantes, entre sus familias y entre sus comunidades. Durante los últimos dos años, más de 70 alumnos de décimo y undécimo grado de las instituciones educativas Luis Carlos Galán y Simón Bolívar se han capacitado para multiplicar el mensaje de la empatía hacia las personas refugiadas y migrantes. También promueven el reconocimiento del aporte que estas pueden hacer cuando se integran a la sociedad.
Roxibel Quevedo, venezolana de 18 años, llegó a Colombia en 2020 con una carpeta llena de documentos para homologar sus estudios. Sin embargo, duró un año sin poder ingresar al colegio, mientras conseguía el cupo. Y cuando por fin pudo volver a las aulas, encontró un panorama hostil: “Había un ambiente de mucha discriminación en general, con muchas ofensas. Tuvimos problemas fuertes, peleas. Ahora, todos hemos aprendido a calmarnos, a respirar profundo, a no hacer daño. La situación ha cambiado”.
Para Roxibel ha sido transformador entender la xenofobia, tratar de empatizar con el otro y usar argumentos sin hacer daño, además de convertirse en multiplicadora de las lecciones aprendidas. “Las enseñanzas las he llevado a mi barrio, a mi casa, para mi familia. El año pasado hicimos una actividad que era hablar sobre qué es la xenofobia y a varios les gustó bastante, no sabían qué era y se comportaban de manera xenófoba”.
Los compañeros de Roxibel también se han vuelto promotores de la empatía y la integración. Han planeado actos cívicos, obras de teatro y otras actividades para representar la cotidianidad de la xenofobia mucho más allá del salón de clases.
Liliana Jiménez Díaz, coordinadora de la sede 3 del colegio Luis Carlos Galán, ha sido parte y testigo del cambio provocado por los espacios de formación sobre la xenofobia. Dice ella que llevar el mensaje fuera de la institución educativa fue fundamental, porque promover la inclusión se inicia desde los padres de familia, que pedían a sus hijos no juntarse con otros jóvenes procedentes de Venezuela.
“Los jóvenes llegaban al colegio repitiendo esas ideas y había choques y se armaban peleas. Nosotros habíamos identificado el problema desde hace algunos años y lo veníamos abordando, pero con el acompañamiento de ACNUR y Pastoral Social se logró interiorizar más el trabajo, sobre todo por la forma en que lo desarrollaron a través de dramatizados. Eso impactó mucho en los jóvenes. Ahora estamos replicando lo que se hizo en los demás cursos. Hemos visto que se ha mitigado la xenofobia, hay un ambiente distinto, y además les ha servido a los estudiantes para mejorar sus habilidades sociales”.
La formación sobre xenofobia se ha vuelto transversal en el Luis Carlos Galán: estudiantes, profesores, madres y padres de familias, y hasta el consejo de padres y el consejo directivo hacen parte activa de esta transformación.
Este proyecto, impulsado por Pastoral Social con el apoyo de ACNUR en Barranquilla desde 2022, tiene como objetivo brindar herramientas a estudiantes para que se conviertan en multiplicadores de mensajes que generan empatía y promueven la coexistencia pacífica. Se lleva a cabo a través de la campaña de Somos Panas Colombia, con la estrategia de Súper Panas, que busca combatir la xenofobia y promover la integración entre venezolanos y colombianos. En la Costa Caribe, ACNUR ha promovido acciones similares en Cartagena, donde en 2022 se graduaron más de 450 Súper Panas. Además, Pastoral Social con el apoyo de ACNUR concentra su intervención en el suroriente de Barranquilla, donde hay una gran población desplazada, refugiada y migrante, y más de 1.000 personas han participado en actividades de integración. Diariamente, se multiplica el poderoso mensaje de empatía hacia quienes han tenido que huir de sus hogares.