Personas refugiadas logran perseguir sus sueños en Brasil gracias a la convalidación de sus estudios
Personas refugiadas logran perseguir sus sueños en Brasil gracias a la convalidación de sus estudios
“Le di las gracias, pero ella me dijo: ‘No tienes nada que agradecer. No te estoy haciendo ningún favor; es tu derecho’”, recordó Anas. “No tenía ninguna relación con Brasil, pero esa experiencia, que fue positiva, me hizo desear aún más que mi estancia en ese país fuera todo un éxito”.
Si bien no conocía a nadie ni hablaba portugués, Anas siguió teniendo buenas experiencias cuando llegó a Río en 2015. “Cuando llegué, me recibieron muy bien”, comentó. “Muchas personas hacían el intento de hablarme en árabe, lo poco que sabían, como ahlan wa sahlan, que quiere decir ‘bienvenido’”.
Anas estaba tan agradecido por haber obtenido la documentación tras una semanas de haberla solicitado, pues contar con ella le permitiría trabajar y estudiar en Brasil. Sin embargo, la incertidumbre aún lo perseguía. Brasil no reconocía la ingeniería técnica que tanto se esforzó por concluir dos años antes; en consecuencia, Anas no sabía si podría cumplir su sueño de convertirse en ingeniero.
No siempre se reconocen los estudios
Al igual que Anas, al abandonar sus países, muchas personas refugiadas no solo renuncian a su hogar y a otras pertenencias, sino también a su educación y sus medios de vida, que, si bien no son del todo tangibles, no dejan de ser igual de valiosos. Las cualificaciones y la experiencia profesional que han adquirido con el paso de los años o luego de varias décadas suelen perder validez debido a barreras lingüísticas o administrativas, lo cual arrebata a las personas refugiadas la oportunidad de retribuir a los países de acogida.
Como no podía perseguir su sueño desde el principio, Anas tuvo que buscar otras opciones para poder sostenerse. “Al salir de mi país, lo dejé todo, literalmente, pero algo que siempre llevo conmigo es la mentalidad de ingeniero: a los ingenieros nos gusta encontrar soluciones”, afirmó.
Cuando llegó a Brasil, Anas se sorprendió al descubrir que la gastronomía de Medio Oriente es sumamente popular por las personas migrantes que se han establecido en la región desde mediados de 1990. Por tanto, en su búsqueda de empleo, decidió enfocarse en su pasatiempo favorito: la cocina. Así, Anas abrió un negocio en línea de servicio de alimentos en el que ofrecía especialidades de su país, como fatteh y hummus; su madre, quien permaneció en Siria, le daba las recetas. Este negocio era su principal fuente de ingresos hasta que tuvo que cerrarlo a principios de 2020, por la pandemia de COVID-19.
Anas no renunció a su carrera como ingeniero; de hecho, haber perdido el negocio le permitió enfocarse por completo en su meta. Cuando administraba el negocio de comida, empezó a buscar universidades en Brasil que ofrecieran las mismas materias que él había cursado. De esa forma dio con Universidade Federal Fluminense (UFF) en Niterói, una ciudad cercana, y con la profesora Paula Brandão, quien se convertiría en una figura central para Anas, pues se encargó de supervisar la convalidación de sus estudios en Brasil.
Un enfoque específico
“Anas me conmovió desde el primer momento”, aseguró la profesora Brandão. “Le expliqué todo el procedimiento; le hablé de la comisión; le dije que le darían la bienvenida, que toda su trayectoria profesional sería evaluada y que debía mantener la calma. Sin embargo, me quedó claro que no escatimaría esfuerzos para lograr la convalidación que merecía”.
Anas trabajó arduamente para mejorar su dominio del portugués; de cualquier forma, la profesora Brandão lo ayudó a encontrar los cursos que necesitaba para que la UFF reconociera su título. Ella explicó que cada caso tiene sus particularidades, por tanto, se requiere un enfoque específico y adecuado.
“Cuando me designaron coordinadora, pensé que se trataba de un puesto meramente burocrático”, comentó Paula Brandão. “[Pero] empecé a darme cuenta, día tras día, de que involucra experiencias de vida. Cada estudiante llega con su propia historia, con sus fortalezas y sus dificultades. Se aprende muchísimo”.
La UFF es una de las cuarentaiún universidades en todo Brasil que hacen parte del programa inclusivo Sergio Vieira de Mello, una alianza con ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, cuyo nombre se inspira en el diplomático brasileño ante la ONU que fue asesinado, junto con veinte colegas suyos, en un ataque con bomba en Irak en 2003.
Este programa es uno de los compromisos anunciados en el Foro Mundial sobre los Refugiados de 2019 con el propósito de “promover la inclusión de las personas refugiadas y otras desplazadas”; en este caso, por medio de la investigación, la enseñanza, la incidencia y la redacción de políticas públicas que se enfocan en cuestiones de refugiados, como la convalidación de títulos para que los refugiados puedan dedicarse a aquello en lo que son expertos. En los últimos cinco años, este consorcio ha convalidado casi 500 títulos en Brasil.
Nuevos compromisos en favor de los refugiados
Partiendo de este logro, se espera que el programa Sergio Vieira de Mello anuncie más compromisos en el Foro Mundial sobre los Refugiados de 2023; entre ellos, ampliar la atención médica para las personas refugiadas, ofrecer cursos de portugués, prestar servicios de asistencia jurídica y emprender acciones para mejorar las políticas públicas. Asimismo, se tienen previsto que el programa salga de las fronteras de Brasil para incluir universidades en Costa Rica, Estados Unidos, Etiopía, Italia, México, Reino Unido, República Dominicana y Serbia.
El Foro Mundial sobre los Refugiados es el encuentro internacional de mayor envergadura en materia de refugiados; este año tendrá lugar del 13 al 15 de diciembre, en Ginebra. En él convergerán estudiantes, personas refugiadas, instituciones académicas, diplomáticos y políticos, representantes de la sociedad civil y muchas otras partes interesadas para abordar los desafíos que enfrentan los refugiados y las comunidades de acogida.
Tras dos años de arduo trabajo, con la ayuda de la profesora Brandão y de otras personas en la UFF, el título de Anas fue reconocido oficialmente en 2017. “Fue muy emotivo porque sentí como si hubiera recuperado una parte de mí, como si mi identidad hubiera vuelto”, explicó.
Anas vive en Río de Janeiro; habla portugués con fluidez; tiene la ciudadanía brasileña; y trabaja como gestor de proyectos en una consultora de tecnologías de la información. Si bien extraña su país y a las personas – familiares y amistades – que dejó atrás, recalca que en Brasil se siente como en casa.
“La convalidación de mi título fue algo sumamente importante para mí. Me ayudó a conseguir empleo, a integrarme a la sociedad brasileña y a convertirme en una persona distinta (en realidad, en la persona que siempre quise ser)”.
“Anas me conmovió desde el primer momento”.