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En Guayaquil, jóvenes refugiados y ecuatorianos alcanzan sus metas gracias al kayak

Historias

En Guayaquil, jóvenes refugiados y ecuatorianos alcanzan sus metas gracias al kayak

En la ciudad más poblada de Ecuador, la práctica del kayak impulsa la convivencia de niñas, niños y jóvenes de diferentes nacionalidades que, gracias al deporte y al juego, aprenden a crear comunidades inclusivas y se preparan para ser los líderes de mañana.
7 Diciembre 2023
Una chica afroecuatoriana le muestra a otra la medalla que llevaba colgada al cuello

Luna ganó una medalla y se la muestra a sus amistades. Para ella es emocionante que haya personas de otros países en el vecindario; de hecho, sabe cuán importante es integrar a las personas forzadas a huir.

La personalidad y la sonrisa de Luana Reascos, una niña afroecuatoriana de 13 años, son sus rasgos más característicos. A pesar de su corta edad, es una lideresa innata y una deportista talentosa. Ella es una de los 30 niños, niñas y adolescentes refugiados y ecuatorianos que, semana a semana, se reúnen en las inmediaciones el estero salado para entrenar kayak.

“El kayak cambió mi vida. Todos los sábados voy a entrenar porque sé que algo bueno hay ahí para mí”, comenta la joven en su natal Guayaquil, ciudad portuaria al sur del Ecuador, que acoge a la segunda mayor población de personas forzadas a desplazarse en el país.

A Luana la conocen como Luna. Aunque es ecuatoriana, la sombra del desplazamiento forzado es parte de su familia. Hace casi 20 años, su abuela tuvo que huir del Valle del Cauca, en Colombia, por amenazas de grupos armados y el temor al reclutamiento que asechaba a sus hijos, incluida la madre de Luna. Fue así como llegaron a Isla Trinitaria, un barrio al sur de Guayaquil, para comenzar una nueva vida, lejos del conflicto.

Su historia familiar y la situación en su ciudad son las razones que hacen de Luna una entusiasta promotora de la participación comunitaria. “Me siento bien compartiendo con personas de otros países. Me gusta el acento de ellos. Se les trata así como nos tratamos todos, como si fueran de acá”, dice con seriedad la joven, quien ha visto en el kayak la oportunidad de conocer más personas y que su comunidad se vuelva más unida.

Un grupo de niñas y niños navega en kayak por un río en Ecuador

Luna espera dedicarse al kayak de manera profesional, incluso sueña con viajar a competencias. 

Ecuador es hogar del número más alto de personas refugiadas colombianas en el mundo, aproximadamente 75.000 personas, y de más de 450.000 personas refugiadas y migrantes de Venezuela. Alrededor de 107.000 personas refugiadas y migrantes viven en Guayaquil y el 21 por ciento son niños, niñas y adolescentes.

El Kayak Comunitario es una iniciativa de la Fundación DELFI y del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos de Guayaquil (CDH), apoyada por ACNUR, que fomenta la convivencia entre personas refugiadas y de la comunidad de acogida que viven en Isla Trinitaria. A través de esta iniciativa, Luna y su equipo de kayak no solo aprenden un nuevo deporte, sino que tejen redes de apoyo se mantienen alejados de la violencia que de manera cada vez más preocupante invade las calles de su ciudad.

“El deporte es una herramienta con un poder enorme de proteger e integrar”, dijo Federico Agusti, representante de ACNUR en Ecuador. “A través de deportes como el kayak, promovemos espacios donde chicos y chicas no solo trabajan en mejorar técnicas o habilidades, sino que también les permiten trabajar en valores y en crear una comunidad más unida, donde pueden participar y sentirse cada vez más protagonistas”.

Una niña rema en un kayak

En los últimos años, Ecuador ha registrado un incremento en niveles de violencia, incluso en ciudades como Guayaquil, que han provocado crecientes temores entre las personas refugiadas y de las comunidades de acogida de ser víctimas de extorsiones, reclutamiento o ataques de grupos criminales. En este contexto, los jóvenes son particularmente vulnerables.

En las charlas que tienen antes de iniciar los entrenamientos, los niños y niñas deportistas aprenden sobre la importancia de la educación y deporte, cómo crear una comunidad y cómo ejercer liderazgo. “Antes del kayak no tenía nada que hacer”, dijo Luna. “Con el kayak aprendemos a estar en familia. Le ayuda a los jóvenes”.

Abrazadas, dos adolescentes afroecuatorianas sonríen a la cámara

Para Luna es motivo de orgullo vivir en un vecindario en el que hay personas de otros países, como Colombia, Venezuela y Ecuador.

Gracias a este deporte, Luna conoció a una de sus mejores amigas: Katiuska, de Venezuela. Junto a ella, experimentó cómo la amistad trasciende las fronteras y su importancia en la inclusión de sus compañeros colombianos y venezolanos en la comunidad. “Aquí no discriminamos por el país de dónde vienen. Todos somos igualitos. Somos amigos”, dijo Luna. Con una expresión de complicidad, cuenta que Katiuska ya ha probado platos de la gastronomía local como el encebollado o el bolón. “Me dice que le gusta y que se siente feliz de estar en Ecuador”, añadió.

Una de las cosas que más disfruta es remar en el kayak con Katiuska. Cuando hacen pareja, su experiencia practicando este deporte se nota. El kayak se mueve muy rápido y, con él, los sueños de ambas también vuelan.

“Sueño con convertirme algún día en profesional del kayak”, dijo Luna, quien ha ganado ya medallas y bate records cada vez que entrena. “Lo que me gusta del kayak es que me quedo pensativa y remo, remo, remo”.

Su aspiración es competir con personas que sean mejores que ella en este deporte y conocer otros países.

Al terminar los entrenamientos, Luna, Katiuska y sus otros amigos juegan en las inmediaciones del estero salado. Se trepan a los árboles y desde allí hacen piruetas mientras caen al río.

El kayak es un gran descubrimiento para Luna y en él ve la oportunidad de que jóvenes como ella luchen por los suyos. “Hay personas que no confían en sí mismas, pero cuando se caen tienen que volver a levantarse para que lleguen muy alto. Todos podemos cumplir nuestros sueños. ¡Que tengamos muchas medallas en nuestras habitaciones!”.