Un programa que beneficia a todos conecta a personas cualificadas refugiadas en Jordania con empresas extranjeras
Un programa que beneficia a todos conecta a personas cualificadas refugiadas en Jordania con empresas extranjeras
“Los niños sirios acompañan a sus padres a trabajar; a veces dominan su profesión desde niños. Cuando era pequeño, en la escuela o durante las vacaciones de verano, iba con mi padre y practicaba la profesión con él”, explica Ziad. “Siempre me recomendaba que mi trabajo reflejara una imagen excelente de mí mismo ante las personas”.
De joven, cuando se vio forzado a huir de la violencia en Siria, perdió la oportunidad de practicar la carpintería como profesión a tiempo completo. Durante los 12 años que Ziad, de 31 años, ha vivido en la vecina Jordania, ha mantenido a su familia con trabajos por días o por temporada, y ha tenido pocas oportunidades de continuar con el oficio que tanto aprecia.
Jordania, que acoge a cerca de 650.000 personas refugiadas sirias, ha mostrado una enorme generosidad desde que comenzó la crisis siria en 2011. El país ha apoyado a la población refugiada dentro y fuera de los campamentos, comprometiéndose con una serie de programas socioeconómicos que han contribuido a apoyar la educación, el empleo y otras necesidades críticas. Desde 2016, el gobierno jordano ha colaborado con organizaciones internacionales para mejorar las oportunidades de medios de vida tanto para las personas refugiadas como para las comunidades de acogida: el llamado Pacto Jordano ha facilitado, entre otras cosas, más de 350.000 permisos de trabajo para los refugiados sirios.
Una vida precaria
Sin embargo, sigue habiendo lagunas y retos que afectan a refugiados como Ziad. Los empleos disponibles para la población refugiada suelen ser no cualificados y temporales, y normalmente solo en profesiones y sectores en los que los refugiados no compiten con los jordanos por el empleo.
Por eso, Ziad se ha ganado la vida a duras penas trabajando en proyectos de construcción y en pequeñas fábricas. Algunos días se le puede encontrar en una tienda de fabricación de armarios y muebles a las afueras de Amán, la capital de Jordania, pero su permiso de trabajo no le permite dedicarse ahí a la carpintería.
“Puedo trabajar en esta empresa en determinados ámbitos, como transportar o retirar cosas, o por ejemplo, pasar la aspiradora o limpiar, o hacer cosas muy sencillas”, explica Ziad. “El sector está muy saturado y las oportunidades son limitadas”.
La naturaleza esporádica del trabajo es un reto para Ziad, quien a menudo lucha por mantener a su familia, incluidos sus padres, su esposa y sus dos hijos. Pero recientemente, una nueva conexión le ha hecho albergar esperanzas sobre el futuro.
En el Foro Mundial sobre los Refugiados de 2019, una organización sin fines de lucro llamada Talent Beyond Boundaries (TBB) se comprometió a ayudar a conectar empresas de todo el mundo con el talento de las personas refugiadas, lo que daría lugar a salarios dignos y oportunidades sostenibles de desarrollo profesional. Desde entonces, la organización – que se fundó en 2015 y ha establecido programas en siete países, entre ellos Jordania – ha registrado a más de 78.600 solicitantes de empleo desplazados en su “catálogo de talentos” mundial.
Un nuevo comienzo
Uno de ellos es Ziad. Y TBB no tardó mucho en encontrarle una oportunidad en carpintería y construcción en el este de Canadá. A lo largo de unas semanas, Ziad trabajó con el personal de TBB en su oficina de Amán, incluida Zeina Hyari, Directora Global de Reubicación.
“Trabajamos directamente con los candidatos, uno a uno, para elaborar sus currículos, de modo que cumplan las normas internacionales de contratación”, explica Zeina. “Es una oportunidad para que las personas refugiadas trabajen en sus áreas de forma legal, sin restricciones ni limitaciones”.
“Sinceramente, [el] personal de TBB me ayudó mucho y me motivó"” añade Ziad. “[Me ayudaron] a presentar una solicitud, me prepararon para una entrevista [...] Me seleccionaron y me enviaron la oferta, luego firmé el contrato con ellos. Incluso después de que me ofrecieran el trabajo, me llamaron y me felicitaron”.
TBB trabaja actualmente con Ziad, y varios otros refugiados con conocimientos de carpintería y construcción, para ultimar los visados de trabajo y otros detalles antes de que puedan viajar a Canadá.
Se necesitan más empleadores
Desde su compromiso en 2019, TBB ha ayudado a conectar a más de 1.200 personas refugiadas con oportunidades de trabajo sostenibles en el extranjero, y planea conectar al menos a 15.000 refugiados más con puestos de trabajo en los próximos cinco años. TBB hará un nuevo compromiso para ampliar su compromiso – y atraer a posibles empleadores de todo el mundo – en el segundo Foro Mundial sobre los Refugiados en Ginebra, Suiza, del 13 al 15 de diciembre.
“Tenemos un gran número de personas refugiadas altamente cualificadas, pero necesitamos que los empresarios del otro lado se comprometan a contratarlas”, explica Zeina. “El noventa por ciento de los candidatos que se han reubicado han declarado que su calidad de vida ha mejorado. El setenta por ciento afirma que envían remesas a sus amistades y familiares que atraviesan dificultades económicas. Se trata de un resultado beneficioso para los empleadores, para las personas refugiadas y sus familias, y para los países de acogida, que carecen de recursos suficientes”.
Mientras se prepara para esta nueva oportunidad que le cambiará la vida, Ziad tiene un mensaje para los posibles empleadores:
“Los refugiados [...] siempre han dependido de sí mismos. Cuando una persona carece de recursos, tendrá grandes sueños y buscará por todos los medios posibles alcanzarlos”.
“Necesitamos que los empresarios del otro lado se comprometan a contratarlas”.