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El Equipo Olímpico de Refugiados pone la vara alta y hace historia

Historias

El Equipo Olímpico de Refugiados pone la vara alta y hace historia

Desde la primera medalla del equipo hasta sus participaciones finales y algunas marcas personales, los atletas refugiados mostraron su determinación y el poder del deporte para transformar vidas.
12 Agosto 2024 Disponible también en:
Un hombre porta la bandera olímpica en un estadio abarrotado junto a una mujer que sostiene una bandera griega y otras personas

Las abanderadas del Equipo Olímpico de aTLETAS Refugiados del COI, Kasra Mehdipournejad (extrema derecha) y Farida Abaroge (tercera por la derecha) participan en la Ceremonia de Clausura de París 2024 en el Estadio de Francia.

Una celebración deportiva de dos semanas en París, que comenzó con sonrisas bajo la lluvia en el Sena, terminó con alegría y orgullo para el Equipo Olímpico de Atletas Refugiados, incluida la primera medalla olímpica de su historia.

El Equipo Olímpico de Atletas Refugiados fue creado por el Comité Olímpico Internacional (COI) y la Fundación Olímpica para los Refugiados (ORF) – con el apoyo de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados – para dar a los atletas desplazados por la fuerza la oportunidad de mostrar su talento en el escenario deportivo más importante. El equipo hizo su aparición inaugural en los Juegos Olímpicos de Río 2016.

“Estos atletas refugiados han superado inmensos desafíos, pero su éxito es un recordatorio al mundo de lo que se puede lograr cuando a las personas refugiadas se les tiende una mano para perseguir sus sueños”, señaló la Alta Comisionada Adjunta para los Refugiados, Kelly T. Clements, quien presenció la participación del equipo en la ceremonia de clausura el domingo.

“Después de unos Juegos históricos para el Equipo Olímpico de Refugiados, podemos afirmar que estos 37 atletas han demostrado lo que las personas refugiadas pueden conseguir si tienen la oportunidad de prosperar”, declaró Jojo Ferris, Director de la Fundación Olímpica para los Refugiados.

La boxeadora Cindy Ngamba ganó la medalla de bronce en la categoría femenina de 75 kg, convirtiéndose en la primera integrante del Equipo Olímpico de Atletas Refugiados en subir al podio. Pero el histórico éxito de Ngamba fue una de las muchas participaciones destacadas.

En atletismo, Dominic Lokinyomo Lobalu se quedó a una fracción de segundo de la medalla en la final masculina de 5.000 metros el sábado, finalizando en cuarta posición. Al principio de los Juegos, Perina Lokure Nakang y Jamal Abdelmaji consiguieron marcas personales en sus carreras, los 800 metros femeninos y los 10.000 metros masculinos respectivamente.

En el agua, tres piragüistas refugiados alcanzaron los cuartos de final: Fernando Dayan Jorge Enríquez en los 1.000 m de canoa masculina, Saeid Fazloula en los 1.000 m de kayak masculino y Saman Soltani en los 500 m de kayak femenino.

Pero independientemente de su posición en la competencia, cada uno de los 37 miembros del Equipo Olímpico de Atletas Refugiados demostró una enorme determinación y coraje en 12 deportes diferentes en París 2024, ondeando la bandera de los 120 millones de personas desplazadas por la fuerza en todo el mundo.

En los Juegos de Tokio 2020 compitieron 29 atletas refugiados, entre ellos el ciclista de carretera Masomah Ali Zada, quien lideró al Equipo Olímpico de Atletas Refugiados en París como Jefe de Misión y portavoz. En la ceremonia inaugural de París, los abanderados del equipo fueron Ngamba y Yahya Al Ghotany, quien compitió en taekwondo.

En la ceremonia de clausura, el equipo estuvo representado por las abanderadas Farida Abaroge y Kasra Mehdipournejad. Ngamba también subió al escenario junto al Presidente del COI, Thomas Bach; el nadador francés Léon Marchand y atletas representantes de los cinco continentes participantes para apagar la llama olímpica, que marcaba el final de los Juegos.

Además de quienes compitieron bajo la bandera de los refugiados del COI, otros deportistas también resaltaron la fuerza y la resistencia de las personas desplazadas, demostrando que pueden llegar a lo más alto cuando se les da la oportunidad y el apoyo necesarios.

Entre ellos, Kimia Alizadeh – quien formó parte del Equipo Olímpico de Atletas Refugiados en Tokio y que ahora compite por Bulgaria – se colgó la primera medalla de la historia de su país en taekwondo, al ganar el bronce en la categoría femenina de 57 kg.

Por su parte, el equipo masculino de baloncesto de Sudán del Sur – formado por ex refugiados, entre ellos Wenyen Gabriel, colaborador de ACNUR – representó al continente africano en París, venciendo a Puerto Rico antes de perder contra Serbia y Estados Unidos en un grupo muy reñido.

Desde la ceremonia inaugural, pasando por cada combate, cada prueba y cada marca personal, hasta llegar al podio, el Equipo Olímpico de Atletas Refugiados mostró el poder del deporte para inspirar, elevar y dar esperanza a otras personas desplazadas.

“Mientras la llama olímpica se apaga aquí en París, el legado del Equipo Olímpico de Refugiados seguirá inspirándonos a todos”, concluyó Clements.