Los centros de asistencia social financiados por ACNUR ayudan a los necesitados en el valle de Swat
Los centros de asistencia social financiados por ACNUR ayudan a los necesitados en el valle de Swat
DISTRITO DE SWAT, Pakistán, 22 de Febrero (ACNUR) – Laila Shahnaz es psicóloga y sus servicios tienen una gran demanda en el noroeste de Pakistán. Esto se debe a que trabaja en el valle del Swat, donde los combates del pasado año obligaron a más de un millón de civiles a huir hacia regiones más seguras, dejando a muchos traumatizados.
Ella trabaja en uno de los 10 centros de asistencia social, todos ellos bautizados como Casa de Amigos, creados desde el mes de noviembre en el distrito de Swat, en la Provincia de la Frontera Noroeste. Su centro está situado en una pequeña localidad cerca de la ciudad de Mingora, mientras que otros cinco centros financiados por ACNUR han sido establecidos en la División de Malakand, en el distrito de Bajo Dir, para ayudar a las personas que se encuentran desplazadas en otros lugares por los combates.
Los pacientes de Laila forman parte de las 950.000 personas que han regresado a sus hogares. La mayor parte de estas personas son mujeres y niños, algunos de los cuales aún padecen traumas causados por el desarraigo de sus ciudades y pueblos de toda esta pintoresca región durante el pasado año. Otras personas se dirigen a Leila para preguntarle cómo acceder a los servicios básicos.
"Los habitantes de Swat han sufrido mucho; han perdido a sus seres queridos, sus objetos de valor y tienen que hacer frente a problemas económicos", indicó Laila a ACNUR, añadiendo: "Estas personas buscan a alguien, según creen ellos, que pueda resolver sus problemas".
El asesoramiento y el apoyo psico-social que ella aporta forman parte de una iniciativa de ACNUR para ayudar a los retornados a recuperarse de su terrible experiencia. La Agencia para los Refugiados ha creado centros de asistencia social en los distritos de Swat y Bajo Dir en colaboración con el Instituto Regional de Políticas de Investigación y Formación y el Centro de Recursos para Jóvenes.
Cuando ACNUR visitó a Laila en la Casa de Amigos cerca de Mingora, ella acababa de finalizar una consulta de apoyo psicológico a una mujer y a su hijo de 12 años, Ali, un niño sociable hasta que su hermano y su hermana fueron asesinados por la explosión de una bomba que cayó cerca de su casa durante la ofensiva del pasado año.
"Desde entonces, el niño comenzó a mojar su cama y también sufre pesadillas. Llora a menudo y se niega a salir de casa. No quiere ir al colegio y cree que los militantes quieren matarle", reveló Laila.
Al mismo tiempo, el padre del chico padece graves problemas psicológicos relacionados con la muerte de sus dos hijos, mientras que la madre sufre depresión y a menudo se comporta de manera violenta con Ali y sus dos otros hijos supervivientes. Gracias a la ayuda de Leila durante a lo largo de varias sesiones, los miembros de la familia se van recuperando lentamente de sus traumas.
Laila dice que muchos niños muestran síntomas de traumas similares. "Algunos niños son sonámbulos, lloran, gritan durante la noche y tiemblan de manera incontrolable cuando ven a hombres con barba, soldados o coches que se desplazan a gran velocidad", explica Leila. "Los adultos muestran signos de estrés post-traumático y, en algunos casos, hay un impacto a largo plazo", añade la psicóloga.
El apoyo psicológico y psiquiátrico pueden ayudar a estas personas. Por este motivo los centros de asistencia social gestionados por ACNUR, incluidas las Casas de Amigos, son importantes para las personas desplazadas durante la fase de retorno. Esta actividad ha proporcionado importantes resultados positivos en la ayuda a los niños que padecen ansiedad y temor.
El personal de estos centros realiza un esfuerzo coordinado para hacer saber a la gente que están ahí y que están preparados para escucharles con absoluta confidencialidad y para ayudarles a resolver sus problemas psicológicos así como temas prácticos. Los trabajadores sociales organizan reuniones con la comunidad, realizan visitas a lugares públicos y difunden información sobre los servicios prestados por los 10 centros del valle de Swat.
Los centros también trabajan con ONGs, abogados y funcionarios del distrito para ver cómo pueden ayudar de la mejor manera posible a las personas con necesidades específicas a nivel legal y de protección, tales como recuperar sus propiedades. "La prestación de servicios se realiza sin discriminación y tiene conciencia de género, prestando especial atención a los servicios comunitarios para mujeres y espacios adaptados para niños", explica Urooj Saifi, responsable de protección de ACNUR.
Laila entre tanto indica que obtiene una inmensa satisfacción cuando ve muestras de recuperación entre las personas a las que asesora. "Sé que el apoyo psicológico a las personas que han visto la muerte y la destrucción ante sí no es un trabajo fácil", dice. "Yo he podido ayudar a curar los temores de los niños que tenían miedo de volver a la escuela. Tras pasar por nuestros centros, han regresado al colegio", añade.
Por Rabia Ali, en el distrito de Swat, Pakistán