Libia: Misión de la ONU encuentra desplazados y necesidades humanitarias crecientes
Libia: Misión de la ONU encuentra desplazados y necesidades humanitarias crecientes
El personal del ACNUR que visitó la pasada semana las zonas de conflicto al oeste y al este de Trípoli, la capital de Libia, constató la existencia de un gran número de desplazados, una situación de violencia generalizada y la necesidad urgente de prestar apoyo a las organizaciones libias en las tareas de suministro de productos y servicios básicos.
El ACNUR participó en dos misiones de Naciones Unidas, junto con otras agencias. La primera se desplazó a Trípoli y a los campamentos de desplazados en las zonas controladas por el Gobierno próximas a la línea fronteriza de Misrata (Zlitan y Al Khums) y a la zona fronteriza de Gharian, en las montañas de Nafusa; la segunda misión visitó la ciudad de Misrata, controlada por la oposición. Los equipos observaron la situación en ambas líneas de combate, así como los esfuerzos que se realizan para seguir ayudando a las personas afectadas por el conflicto. La misión también fue informada de casos de parcialidad en la prestación de asistencia, aunque no se pudo verificar dicha información.
La misión a Zlitan, al Khums y Gharian se realizó bajo la coordinación del Gobierno de Libia y sus miembros estuvieron acompañados por personal del Gobierno. No obstante, los representantes del ACNUR y de las Naciones Unidas pudieron hablar con relativa libertad con algunos grupos de personas. En el Gobierno es la principal autoridad responsable de responder a las necesidades de los desplazados, que, según las estimaciones, son 49.000 en la región de Trípoli y Zlitan.
Al parecer, las personas desplazadas con las que habló el personal del ACNUR van saliendo adelante a pesar de las difíciles circunstancias en las que se encuentran. La mayoría están alojadas en hoteles, residencias y centros de veraneo y reciben asistencia del Gobierno y de algunas organizaciones benéficas privadas. Sin embargo, podría producirse una crisis de la ayuda. Pese a que, en este momento, en los almacenes existen reservas suficientes de productos alimentarios básicos, es evidente que las repercusiones del prolongado conflicto y los efectos de las sanciones están afectando a la capacidad del Gobierno para prestar asistencia. En opinión de la misión interinstitucional, si esta situación continua, es probable que en cuestión de semanas se necesite ayuda internacional.
En la propia Trípoli, las largas colas que se forman en las gasolineras (la misión constató que había una de 8,2 kilómetros de longitud) están afectando a la vida normal de los ciudadanos. La escasez de productos esenciales sumada al prolongado conflicto están aumentando los niveles de estrés entre la población.
Al otro lado de las líneas de combate, y también en Misrata, la misión interinstitucional se entrevistó con miembros del Consejo de Transición de Misrata, quienes contaron al personal del ACNUR que en la ciudad hay alrededor de 25.000 personas desplazadas, es decir, unas 5.000 familias aproximadamente. La mayoría viven con familias de acogida y en casa de familiares y otras se han refugiado en escuelas y en edificios nuevos que están sin ocupar. En muchos casos, los libios acogen hasta siete u ocho familias desplazadas en sus hogares: una situación casi insostenible. Los trabajadores no han cobrado sus salarios desde el mes de enero y los bancos no funcionan.
Varias entidades de Misrata, entre las que cabe mencionar al Comité Libio de Socorro Humanitario y algunas empresas locales y de ingeniería, están buscando nuevas formas de proporcionar alojamiento rápido a estas personas desplazadas. Asimismo, el ACNUR se ha brindado a prestar apoyo en la reconstrucción de viviendas y también seguimos prestando regularmente ayuda por barco de Bengasi a Misrata en colaboración con asociados locales.
Durante su visita a Misrata, el personal del ACNUR habló con varias personas, las cuales informaron de secuestros en la ciudad y sus alrededores. Según las estimaciones de los organismos de socorro y los grupos de derechos humanos locales, desde que se desencadenó el conflicto, en el mes de febrero, al menos 1.000 personas, en particular hombres, han sido secuestrados o han desaparecido. Una mujer contó a los representantes del ACNUR que sus tres cuñados habían sido secuestrados y que los dos que fueron liberados posteriormente dijeron que les habían llevado a un campamento del Gobierno, sito en Zlitan, donde tuvieron que jurar lealtad antes de ser entrenados y obligados a luchar con las tropas gubernamentales.
La vida se recupera lentamente en Misrata, los jóvenes limpian las calles y las tiendas vuelven a abrir al público. No obstante, según el Consejo de Transición de Misrata, en la ciudad escasean los alimentos y los medicamentos. Desde el comienzo de la guerra, 630 personas han fallecido en los cinco hospitales de la ciudad, mientras que otras 6.000 han resultado heridas, entre otras causas por municiones explosivas sin detonar. Cerca del 80% de las enfermeras de los hospitales – que eran en su mayoría extranjeras – abandonaron la ciudad al inicio de la crisis y han sido sustituidas progresivamente por estudiantes de medicina. La electricidad se ha restablecido recientemente solo en algunas zonas de la ciudad.