Chile: ACNUR apoya espacio integral donde niñas y niños reciben cuidado mientras sus cuidadores trabajan
Chile: ACNUR apoya espacio integral donde niñas y niños reciben cuidado mientras sus cuidadores trabajan
Desde abril de 2021, la Municipalidad de Santiago, en Chile, ha desarrollado el proyecto “Polos Territoriales de Cuidado Infantil”, un servicio que busca ofrecer espacios de cuidado, asistencia, y desarrollo infantil a niñas y niños de la comuna cuyos adultos responsables estén trabajando, o en búsqueda de una oportunidad laboral, y que estén en una situación de vulnerabilidad socioeconómica. Actualmente, el programa cuenta con tres polos – Calasanz, San Saturnino y San Andrés – todos localizados en parroquias de la comuna, en donde se entrega alimentación, cuidado, y atención a 43 niñas y niños en cada uno de estos espacios integrales.
El proyecto, está orientado en brindar un soporte a las familias más vulnerables de la comuna – entre ellas, grupos familiares mono parentales, personas en situación de calle o familias refugiadas y migrantes (algunas de ellas en situación migratoria irregular) – cuyos hijos e hijas no están integrados al sistema escolar y, por ende, no tienen con quién permanecer mientras sus padres o madres van a trabajar, o bien, que tras el horario escolar necesitan un espacio de “after-school”. Asimismo, el proyecto también contempla un impulso a la empleabilidad femenina, en la medida en que entrega un “subsidio de empleabilidad” a mujeres que cuenten con experiencia previa en cuidado infantil, y que deseen ser monitoras y auxiliares de apoyo en estos espacios.
La psicóloga de la Oficina de la Infancia de la Municipalidad de Santiago, Verónica Romero, explica: “En el caso de las cuidadoras refugiadas y migrantes, además de proporcionarles un subsidio de empleabilidad femenina, esta oportunidad se convierte en un tránsito a una empleabilidad más formal. Al mismo tiempo, tanto monitoras como auxiliares reciben un apoyo de capacitación de inserción al mundo laboral y talleres con temáticas relativas a los derechos de niñas y niños”.
Desde hace algún tiempo, estos espacios están siendo apoyados por ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, a través de la entrega de recursos económicos para la compra de insumos, así como también la reciente donación de más de 60 tabletas electrónicas para que la niñez de los “Polos” pueda acceder a sus clases virtuales en medio de la pandemia por Covid-19: “Desde ACNUR no dudamos ni un segundo en apoyar este proyecto, en la medida en que permiten fomentar la integración de las familias refugiadas y migrantes a Chile y también beneficiar a las comunidades locales. En la mayoría de los casos, las niñas y los niños provenientes de otros países no tienen éxito en integrarse inmediatamente a los establecimientos escolares nacionales y, por ende, deben pasar un largo tiempo en sus casas bajo el cuidado de su padre o madre. Esto genera un círculo vicioso ya que dificulta la integración laboral de al menos un integrante de la familia, asimismo, también perjudica a las niñas y niños quienes necesitan establecer amistades y redes de apoyo”, señala Rebeca Cenalmor Rejas, Jefa de la Oficina Nacional de ACNUR en Chile.
En este sentido, Silvia Roa, Encargada de la Oficina de la Infancia de la Municipalidad de Santiago, señala: “la ayuda de ACNUR junto a sus socios colaboradores nos viene fantástico porque siempre será en virtud de niñas y niños que se encuentran en situación de alta vulnerabilidad social”. “Este proyecto ha significado poder avanzar en el compromiso que tenemos como municipio y como Oficina de Infancia en ser garantes de derechos de la niñez, lo cual se traduce en materializar una ayuda enorme para niñas, niños y sus familias, en donde se puedan garantizar espacios de cuidado infantil de calidad, con enfoque de derechos, los cuales también se han convertido en un lugar de contención y apoyo”. agrega Silvia.
En esta misma línea, los Polos Territoriales de Cuidado Infantil considerados como un espacio integral de cuidado y protección, han permitido que la niñez de la comuna desarrolle sus habilidades interpersonales en un ámbito externo a la educación formal, y en alguna medida, que genere un sentido de pertenencia e integración. “Venir a los polos ha mejorado mi vida en una manera social y recreativa, también en la manera que me ayuda con mi autoestima y me hace sentir mejor” señala Sebastián Arrai (10), un niño venezolano que asiste al Polo Calasanz tras finalizar su jornada escolar.
Al igual que Sebastián, Darling (11) asiste al Polo Calasanz los días que no puede ir al colegio, y ahí en compensación, realiza tareas escolares mientras comparte con sus compañeras y compañeros. “Aquí encontré un lugar para recrearme, estudiar, divertirme y para hacer amigos” señala Darling.
Actualmente, los polos están con su capacidad al límite dados los aforos que permiten las restricciones sanitarias. Sin embargo, cuando las restricciones sean mínimas, el proyecto estima triplicar su capacidad. Es decir, alrededor de 130 niñas y niños podrán acceder a estos espacios integrales de acompañamiento, guía y orientación, en donde se garantiza que sus derechos serán resguardados en su cabalidad.