Personas refugiadas afganas encuentran protección y reconstruyen sus vidas en Brasil
Personas refugiadas afganas encuentran protección y reconstruyen sus vidas en Brasil
SÃO PAULO y BRASILIA – Viviendo en Brasil desde agosto de este año, el administrador de empresas afgano Ahmad Khalid Omid y su esposa, Hamira, ya están trabajando en el país. Contratados como agentes culturales, ambos orientan a sus compatriotas que llegan a Brasil a través del Aeropuerto Internacional de Guarulhos o que son remitidos al albergue municipal que acoge a esta población, compartiendo información verificada y apoyando el acceso a servicios y oportunidades de trabajo.
“Salimos de Afganistán para protegernos, y tuvimos poco tiempo para tomar esa decisión. Entre todos los países a los que pedimos ayuda, Brasil tuvo la amabilidad de atendernos y brindarnos una respuesta positiva que nos salvó la vida”, señaló Ahmad, quien obtuvo la visa humanitaria en la representación diplomática de Brasil en Islamabad, Pakistán. “Las políticas que impiden la discriminación por razones de género, religión o nacionalidad son una gran seña de identidad de Brasil, que tiene una población muy acogedora”, reflexionó Ahmad.
A cientos de kilómetros de distancia, en la ciudad de Curitiba, el afgano Rahmatullah Khwajazada también tiene un trabajo remunerado para mantener a su familia en Brasil, donde llegó en noviembre del año pasado: es analista de datos en la Pontificia Universidad Católica de Paraná, donde elabora informes sobre diferentes temas de interés para esta institución de educación superior.
También reflexiona sobre su trayectoria. “Mi familia y yo tuvimos que abandonar nuestro país debido a la inseguridad. Brasil fue el país que nos permitió salir con la seguridad que necesitábamos, dejando atrás todo nuestro pasado para reconstruir nuestras vidas con la protección necesaria, proyectando un futuro sin el temor de sentirnos perseguidos”, afirmó.
Mercado laboral
Además de haber encontrado en Brasil un país seguro para vivir, Ahmad, Hamira y Rahmatullah tienen en común el hecho de ser tres de las 499 personas afganas que tienen un empleo formal en el país, de acuerdo con el Registro General de Empleados y Desempleados (CAGED, por sus siglas en portugués), del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
Los datos del CAGED muestran que las mujeres representan el 37,1% de la mano de obra afgana en el mercado laboral formal, y que la gran mayoría (el 75% de los hombres y mujeres) ha completado la educación secundaria. Otro 13% de la población afgana empleada en el mercado formal tiene estudios superiores completos o en curso. De acuerdo con los datos del CAGED, las áreas de ocupación son muy diversas, incluyendo los sectores de medios de comunicación, servicios, agricultura, construcción e industria.
“La visa humanitaria y el permiso de residencia humanitario regulados por el gobierno brasileño constituyen otra buena práctica en Brasil que permite salvaguardar la vida y los derechos de miles de personas afganas. Y los datos del Ministerio de Trabajo indican que, con el apoyo adecuado, contribuyen a la vida económica y social de las comunidades que las acogen, añaden nuevos conocimientos en sus áreas de trabajo, aumentan la diversidad brasileña, pagan impuestos y reconstruyen sus vidas con dignidad”, afirma el Representante Interino de ACNUR en Brasil, Oscar Sánchez Piñero. Recuerda que la inclusión en el mercado laboral es fundamental para que las personas refugiadas puedan integrarse social y económicamente en el país de acogida.
La situación en Afganistán se ha deteriorado desde 2021, con graves consecuencias para los derechos humanos de la población. Alrededor de 3,5 millones de personas están desplazadas en el país debido a la crisis humanitaria. Entre los 2,6 millones de refugiados de Afganistán, 2,2 millones están registrados solo en Irán y Pakistán. El sistema sanitario se está colapsando, los derechos fundamentales de las mujeres y las niñas están amenazados, los agricultores y los ganaderos se enfrentan a dificultades debido a la crisis climática.
Desde septiembre del año pasado, Brasil ya ha autorizado la expedición de 6.300 visas humanitarias para personas afganas, apátridas y de otras nacionalidades que se han visto afectadas por la actual crisis humanitaria en ese país. Solo este año han entrado en el país 2,8 mil personas con visa, de acuerdo con la Policía Federal. ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados y las organizaciones socias han estado trabajando para proteger y asistir a esta población, y ya se han atendido más de 2,7 mil consultas, de las que se han beneficiado más de 940 personas hasta ahora.
Al encontrar en Brasil un país seguro para vivir, las personas refugiadas afganas tienen garantizados sus derechos, incluido el acceso a los servicios públicos de salud y educación, además de los medios para emprender o buscar empleo en el mercado laboral.
