Discurso de apertura de la Alta Comisionada Auxiliar para la Protección en la Conferencia anual de la Iniciativa sobre el Derecho de los Refugiados
Discurso de apertura de la Alta Comisionada Auxiliar para la Protección en la Conferencia anual de la Iniciativa sobre el Derecho de los Refugiados
Introducción
Señoras y señores, distinguidos colegas y estimados invitados,
Es un verdadero honor y un gran placer participar con ustedes hoy en esta 8.ª Conferencia anual de la Iniciativa sobre el Derecho de los Refugiados. Los esfuerzos colectivos de expertos de su calibre por promover el derecho y la protección de los refugiados son indispensables en estos tiempos difíciles. Se trata de un ámbito jurídico en el que la investigación de alta calidad, el análisis crítico y el debate fundado son más importantes que nunca.
Esta semana nos reunimos para debatir sobre el tema "Pactos, promesas y protección de los refugiados". Es estupendo ver que el programa de la conferencia prevé debates que abordarán las intersecciones entre el derecho, la política y las experiencias vividas por los refugiados en todo el mundo.
Estoy especialmente agradecida por el papel que desempeña el mundo académico a la hora de promover el conocimiento, el compromiso y el respeto de los derechos en el ámbito de los desplazamientos forzosos, la migración y el derecho de los refugiados. Muchos de ustedes participan activamente en la enseñanza y la generación de conocimientos sobre principios fundamentales, o en la investigación rigurosa y ética —que integra cada vez más, y de forma extremadamente positiva, a los refugiados como líderes y expertos—, capaz de proporcionar una base empírica esencial para las políticas basadas en la protección y los derechos. Es un honor para mí, junto con las y los colegas de ACNUR que intervendrán a lo largo de toda la conferencia, hablar de este tema esencial y, lo que es más importante, escucharlos y aprender de ustedes.
II. Afrontar los retos mundiales
Hoy hablaré de cómo el Pacto Mundial sobre los Refugiados, que se basa en principios jurídicos fundamentales como la Carta de las Naciones Unidas, la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y el derecho internacional de los derechos humanos, ha reforzado y puesto en práctica estos principios para hacer frente a los retos contemporáneos de forma novedosa.
Al hacerlo, destacaré algunas de las repercusiones concretas del Pacto Mundial sobre los Refugiados y su potencial para facilitar la protección y las soluciones a los desplazamientos forzosos. Destacaré algunas de las innovaciones importantes del Pacto, incluidas las que surgieron del Foro Mundial sobre los Refugiados del pasado diciembre —y trataré de abordar algunas de las cuestiones válidas que han planteado algunos críticos—, aunque reconozco que queda mucho por hacer. Terminaré con un llamamiento a la acción para que todos redoblemos nuestros esfuerzos para promover el respeto de los principios jurídicos fundamentales y el acceso a los derechos de los refugiados en el difícil contexto político actual.
III. Retos mundiales contemporáneos para la protección de los refugiados
Todos somos muy conscientes de que la protección internacional de los refugiados se enfrenta actualmente a retos importantes que no tienen precedente. Entre ellos, destaca la enorme magnitud de los desplazamientos en muchas partes del mundo, con una cifra de refugiados que se ha duplicado desde la Declaración de Nueva York de 2016. Sin embargo, la desigualdad en el reparto de responsabilidades sigue siendo alarmante: tres de cada cuatro personas refugiadas son acogidas en países de renta baja y media cercanos a sus países de origen, como atestiguan las estadísticas de ACNUR.
También asistimos a una preocupante erosión del respeto a las normas jurídicas internacionales, incluido, entre otros, el derecho internacional de los refugiados. Las infracciones del derecho internacional humanitario en los últimos meses han sido especialmente atroces. Hemos observado que algunos Estados adoptan enfoques restrictivos hacia los criterios internacionales de protección; o aplican, o intentan aplicar, políticas ilegales de externalización que implican intentos de trasladar la responsabilidad de sus obligaciones de protección a otros Estados. ACNUR y muchos otros organismos siguen documentando prácticas de expulsión y devolución en todo el mundo. Estos reiterados incumplimientos de un principio cardinal del derecho internacional de los refugiados generan una gran preocupación.
En los movimientos mixtos, también vemos a menudo obstáculos particulares a la protección. A falta de vías legales, muchos refugiados se desplazan junto a migrantes por peligrosas rutas irregulares por diversas razones. Vemos cómo las personas recurren a los canales de asilo, muchas veces sin fundamentar su solicitud, como único medio disponible para lograr una estancia legal. Esto supone un reto tanto para los Estados como para las personas, ya que congestiona los sistemas de asilo y genera retrasos para los refugiados que esperan que se decida sobre su estatus. A su vez, esto puede repercutir negativamente en la eficiencia de los sistemas de asilo y en el apoyo público y político a los refugiados, así como a los migrantes.
Otros retos prácticos y operativos para la protección de los refugiados son los obstáculos que dificultan el acceso humanitario a los refugiados por parte de las Naciones Unidas y otros organismos internacionales y no gubernamentales en situaciones en las que se nos pide que proporcionemos apoyo y protección directos. En todo el mundo, también observamos un creciente déficit de financiación en los presupuestos para asistencia humanitaria, lo que hace que la protección y la asistencia carezcan de fondos suficientes en muchas situaciones. Esto es especialmente evidente en el caso de las llamadas emergencias “olvidadas”, que no aparecen en los titulares de los medios de comunicación. Por ejemplo, a finales de mayo, el Plan de Respuesta para los Refugiados de Sudán solo contaba con un 8 % de financiación y el Plan de Respuesta Humanitaria, con un 15 %.
Además de la complejidad de los movimientos dentro de las fronteras y a través de ellas, los efectos del cambio climático también contribuyen cada vez más a los desplazamientos, lo que a veces da lugar a necesidades de protección internacional, especialmente cuando causan conflictividad, violencia y violaciones de los derechos humanos, o las agravan.
IV. El Pacto Mundial y su potencial para reforzar los derechos y principios del derecho internacional de los refugiados y otros marcos jurídicos
Para hacer frente a estos retos multidimensionales, necesitamos nuevas herramientas basadas en principios que puedan aplicarse de manera efectiva en la práctica. Con este fin, el Pacto Mundial sobre los Refugiados articula y revalida normas jurídicas clave y ofrece un marco pertinente para actuar ahora.
El Pacto se basa en los principios fundamentales del derecho internacional de los refugiados; en particular, la Convención de 1951 y su Protocolo de 1967.
Aunque el Pacto en sí nunca se concibió para formular nuevas normas jurídicamente vinculantes, articula una serie de compromisos novedosos de la comunidad internacional. Además, su confirmación por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2018 fue una expresión renovada de los compromisos de los Estados con las normas existentes en virtud del derecho internacional de los refugiados, los derechos humanos y otras entidades legales, y una reafirmación de los derechos y las obligaciones establecidos. El Pacto también pretende animar y capacitar a los Estados para que respeten estas normas de forma más eficaz y adopten medidas concretas para mejorar su aplicación.
Otro objetivo clave de este era colmar la laguna existente desde hace tiempo en el régimen internacional de protección de los refugiados en lo que respecta al reparto de responsabilidades. Como bien sabemos, la Convención de 1951, en su Preámbulo, destacaba la necesidad de la cooperación internacional, pero no aclaraba cómo los Estados podían o debían trabajar juntos con la coordinación necesaria para garantizar una protección eficaz, soluciones y respuestas humanitarias. Esto se ha denominado la “laguna perenne” de la Convención; es decir, la ausencia de disposiciones específicas sobre cómo los Estados deben compartir la responsabilidad.
Así pues, el Pacto se redactó con el objetivo de subsanar esta laguna perenne y reforzar las respuestas internacionales a los desplazamientos forzosos. Ello debería lograrse mediante una coordinación mejor y más sistematizada, la ampliación de alianzas y un reparto más equitativo de la carga, lo que incluye la ampliación del acceso a la protección en todas las regiones y el refuerzo del apoyo a los países de acogida.
Tales prácticas por parte de los Estados y otros actores reflejan el objetivo de la Carta de las Naciones Unidas de lograr la cooperación internacional, así como la obligación del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de adoptar medidas, mediante la asistencia y la cooperación internacionales, para lograr el pleno ejercicio de los derechos recogidos en dicho Pacto.
El Pacto, a través de sus cuatro objetivos (aliviar la presión sobre los países de acogida, potenciar la autosuficiencia de los refugiados, ampliar el acceso a soluciones y apoyar las condiciones en el país de origen para el retorno en seguridad y con dignidad), trata de abordar una serie de retos esenciales:
- En primer lugar, pretende ampliar las soluciones para los refugiados, algo que, dado el aumento de los desplazamientos prolongados, se necesita con urgencia. Esto incluye soluciones en terceros países a través del reasentamiento y otras vías legales, así como la repatriación voluntaria, cuando la situación lo permita, en condiciones de seguridad y dignidad a los países de origen, así como la integración local en los países de asilo. También ha reconocido su importancia el Comité Ejecutivo del ACNUR, que este año está trabajando en una nueva conclusión sobre soluciones duraderas y vías complementarias, basándose en el Pacto y trasladando así algunos de sus objetivos clave a un instrumento de “derecho indicativo”.
- En segundo lugar, el Pacto pretende aliviar las presiones sobre los países de acogida al tiempo que mejora la protección de los refugiados y su autosuficiencia mediante el refuerzo de su inclusión en los sistemas nacionales, incluso en materia de documentación, educación, sanidad y acceso a empleos y medios de vida.
- En tercer lugar, recoge un enfoque multilateral que reconoce y crea un espacio para que otros agentes contribuyan a dar respuestas más globales a los refugiados. No se trata de que los socios no estatales asuman las funciones y obligaciones de los Estados, sino de animarlos a que complementen, apoyen y, cuando sea necesario, defiendan y presionen a los Estados para que respeten sus obligaciones, como indicó la semana pasada el Alto Comisionado para los Refugiados al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
- Por último, y quizás lo más importante, el Pacto promueve el acceso a los derechos y facilita las condiciones necesarias para su cumplimiento, al situar a los países de acogida en el centro de gravedad. El último informe de indicadores del Pacto, publicado a finales de 2023, nos muestra que hay claros ejemplos de progreso sostenido en sus cuatro objetivos, como la ayuda a los países de acogida de refugiados con rentas más bajas y el aumento del acceso de los refugiados a la educación, la inclusión económica, el reasentamiento y las vías complementarias. Aunque queda mucho por hacer, estos avances son significativos y bienvenidos.
V. Innovaciones y logros del Pacto:
En este contexto, analicemos concretamente cómo se ha aplicado el Pacto de forma innovadora y qué impacto ha tenido en la práctica allí donde importa; es decir, en términos de mejora de la vida y disfrute de los derechos de las personas refugiadas en todo el mundo.
Foro Mundial sobre los Refugiados:
Una innovación fundamental es el mecanismo del Foro Mundial sobre los Refugiados (GRF), convocado por primera vez en 2019 y de nuevo en diciembre del año pasado. Aunque el segundo Foro Mundial se celebró en un momento en el que el mundo parecía ceder ante múltiples crisis (por el agravarse de los conflictos, y por presiones climáticas, retos económicos y amenazas a los derechos humanos), la mayoría de los observadores lo consideró un éxito, tanto por los compromisos asumidos, como por la riqueza y diversidad de la participación. Hablando con franqueza, temíamos que las discordias entre la comunidad internacional pudieran afectar la calidad de la participación y la presentación de compromisos significativos. En cambio, vimos cómo los Estados se reunían en el Foro con más de 420 organizaciones no estatales, un ejemplo de lo que nuestro Alto Comisionado ha denominado un "nuevo multilateralismo" en ciernes.
Compromisos presentados por múltiples partes interesadas:
Entre otras características novedosas del Pacto, el enfoque de múltiples partes interesadas ha aportado nuevas contribuciones y nueva energía a la protección y el apoyo para las personas refugiadas. De hecho, en el Foro Mundial sobre los Refugiados de 2023, se presentaron numerosos compromisos asumidos de forma conjunta por múltiples partes interesadas. De esta forma, se complementan las políticas de los países de acogida y las contribuciones de los países donantes.
Me gustaría hacer hincapié en uno de estos compromisos: el Compromiso de Asesoría Jurídica del GRF. Tras el primer Foro, este compromiso había desbloqueado más de 585.000 horas de apoyo jurídico gratuito a personas refugiadas, con la participación de más de 100 empresas privadas. Bajo la coordinación de PILnet, cientos de profesionales en derecho han dedicado su tiempo y sus recursos a garantizar que los refugiados puedan beneficiarse plenamente de su derecho a solicitar protección internacional. A partir de este éxito, el nuevo Compromiso Global de Asesoría Jurídica se ha fijado como objetivo el de proporcionar un millón de horas de asistencia jurídica a personas refugiadas y solicitantes de asilo en los próximos cuatro años. Este objetivo, ambicioso pero alcanzable, no sería posible sin el poder movilizador del proceso de los compromisos de múltiples partes interesadas. En la mesa redonda de mañana, dirigida por ACNUR, sobre legislación y política en el Pacto Mundial sobre los Refugiados y el Foro Mundial sobre los Refugiados, se hablará más de estos esfuerzos.
Grupo de Apoyo a la Capacidad de Asilo (ASCG):
El trabajo de la Comunidad Jurídica Global se ve reforzado por la labor del Grupo de Apoyo a la Capacidad de Asilo (ACSG), una iniciativa del Pacto Mundial sobre los Refugiados que se puso en marcha en 2019 para apoyar a los Estados en el desarrollo de sus sistemas de asilo mediante el fortalecimiento de las capacidades institucionales, la promoción de la legislación para facilitar la tramitación de los casos de asilo y la modernización de los sistemas de gestión de casos, principalmente vinculando las solicitudes [de los Estados] para mejorar la capacidad de los sistemas de asilo con el fortalecimiento de capacidades técnicas, materiales o financieras. Este trabajo ya ha recogido un éxito significativo. Como ejemplo, entre 2018 y 2022, México pudo aumentar su capacidad de asilo en un asombroso 438% con el apoyo de Canadá y Estados Unidos, como parte del compromiso del Grupo de Apoyo a la Capacidad de Asilo.
Plataformas de Apoyo:
A nivel operativo, las Plataformas de Apoyo al Pacto Mundial sobre los Refugiados específicas para cada situación movilizan y centran el apoyo internacional en situaciones de refugiados clave. Permiten dar una respuesta más eficiente, predecible y global a las crisis de desplazados al reunir a los países de origen, los países de acogida y los donantes con los actores de desarrollo. Entre otras, la Estrategia de Soluciones para los Refugiados Afganos (SSAR), el MIRPS en América Latina, la Plataforma de Apoyo a los Refugiados en el Este y el Cuerno de África, dirigida por la IGAD, y la Plataforma de Apoyo a las Soluciones en la República Centroafricana. Estas plataformas han facilitado mejoras tangibles en la prestación de ayuda humanitaria y el acceso a los derechos en sus regiones. Para ilustrarlo:
- Entre 2022 y 2023, la plataforma de apoyo del MIRPS ayudó a destinar 192 millones de dólares (USD) para responder a los desplazamientos en América Central y México.
- A través de la Plataforma de Apoyo a la SSAR, el Grupo Central de Pakistán promovió y financió la renovación de documentos y un ejercicio de verificación de tarjetas de identidad en Pakistán, en el que se expidieron nuevos documentos de identidad a unos 1,3 millones de refugiados afganos.
- Más recientemente, ACNUR colaboró con la Plataforma de Apoyo de la IGAD para lanzar el Marco Político de la IGAD sobre Protección de Refugiados, que establece áreas prioritarias, acciones clave y partes responsables en una serie de temas, como el acceso al territorio, la protección y los documentos de identidad.
El Pacto Mundial sobre los Refugiados también nos ha permitido responder a varios nuevos retos operativos y de protección.
- Enfoque integral en las rutas: Basándose en la complementariedad entre el Pacto Mundial sobre los Refugiados y el Pacto Mundial sobre Migración, el “enfoque integral en las rutas” promovido por ACNUR y OIM se ha desarrollado para abordar la compleja relación entre derechos, protección y movilidad humana en el panorama actual y facilitar el acceso a la protección desde una fase temprana, con el fin de reducir el recurso a peligrosos viajes irregulares.
- Acción por el clima: Por primera vez en una resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre los refugiados, el Pacto Mundial sobre los Refugiados reconoce la intersección entre los efectos del clima y los factores que dan lugar a necesidades de protección internacional (las causas “tradicionales” de los movimientos de refugiados; a saber, la persecución, los conflictos y las violaciones graves de los derechos humanos). ACNUR publicó una nota de orientación (en 2020) sobre la necesidad de aplicar de forma más amplia y sistemática los criterios de protección internacional existentes, en virtud del derecho internacional de los derechos humanos y de los refugiados, según proceda. Es importante reconocer también que muchas de las personas que se desplazan a causa de los desastres y los efectos del cambio climático no necesitan protección internacional. Necesitamos respuestas internacionales más eficaces en contextos afectados por el clima para afrontar el reto de garantizar el respeto de los derechos humanos de todo el mundo.
VI. Desarrollar un enfoque que realmente incluya a toda la sociedad en la protección de los derechos
Con esfuerzos significativamente mayores para ampliar la base de apoyo, el Pacto Mundial sobre los Refugiados ha promovido un enfoque pansocial que refuerza la importancia de que los Estados, así como los actores no estatales, trabajen juntos para defender los derechos de los refugiados, creando un nuevo multilateralismo. Permítanme reflexionar sobre este aspecto verdaderamente innovador del Pacto y sobre cómo ha movilizado a los Estados y a otros actores de forma novedosa.
Como todos sabemos, los Estados son los primeros y últimos responsables de garantizar el acceso a los derechos. En virtud del Pacto, se ha movilizado a los Estados para que se comprometan a adherirse o a retirar las reservas a los instrumentos jurídicos internacionales sobre refugiados, a adoptar leyes que se ajusten a las normas internacionales y a trabajar juntos para fortalecer su capacidad de protección y asilo. Y estamos viendo en tiempo real cómo las medidas de aplicación del Pacto no solo pueden empujar a los Estados a cumplir sus obligaciones, sino que también les dotan de herramientas para poder cumplirlas.
Organizaciones regionales como la Liga de los Estados Árabes o la Comunidad de África Oriental también han desempeñado un papel clave en la mejora de la cooperación, el diálogo y la respuesta regionales de forma coherente en torno a situaciones específicas de refugiados.
Los organismos de las Naciones Unidas, los actores de desarrollo, las instituciones financieras internacionales y otras fuentes de apoyo financiero y técnico pueden ayudar a los países de acogida a cumplir sus obligaciones para con los refugiados y las comunidades que los acogen.
- Durante el GRF de 2023, 32 organizaciones de las Naciones Unidas y 50 equipos de las Naciones Unidas en los países se reunieron en torno al “Compromiso Común 2.0 de la ONU”, por el que se comprometieron a apoyar a los países de acogida de refugiados con la inclusión de los refugiados en los planes, presupuestos y sistemas de prestación de servicios nacionales y de las Naciones Unidas, como la educación, la sanidad, el agua y el saneamiento, la vivienda y la protección social, así como el acceso a un trabajo decente.
- El Pacto y las innovaciones que conlleva impulsaron la cooperación entre los Estados y los actores de desarrollo y una mayor participación de las instituciones financieras multilaterales (IFM) en las respuestas a los refugiados.
- En las Américas, por ejemplo, el Banco Interamericano de Desarrollo puso en marcha un fondo de 100 millones de dólares (USD) para la respuesta a los desplazados, coordinado a través de la Plataforma de Apoyo del MIRPS, de los cuales 40 millones se han asignado en los últimos tres años a seis proyectos.
La sociedad civil, el mundo académico, los grupos religiosos, los ayuntamientos, el sector privado y otros actores clave también realizan una contribución significativa. Estos grupos pueden destacar las contribuciones de las personas refugiadas al bienestar de la sociedad, y promover la obligación legal y moral de proteger e incluir a los refugiados. Algunos ejemplos concretos son los siguientes:
- A través del compromiso de la Alianza Global de Instituciones Nacionales de Derechos Humanos, unas 120 Instituciones Nacionales de Derechos Humanos se han comprometido a poner en marcha iniciativas nacionales para promover una mayor protección de los derechos humanos de las personas desplazadas y apátridas, en consonancia con sus mandatos y funciones exclusivos en virtud de los Principios de París.
- En el mundo académico, se han suscrito compromisos que se enmarcan en dos categorías amplias:
- Muchas universidades permiten a los refugiados acceder a la educación mediante becas y plazas, lo que les dota a ellos y a sus comunidades de medios para ejercer sus derechos.
- Se lleva a cabo una investigación ética que incluye a las personas refugiadas, con el objetivo de sensibilizar y sentar las bases de una incidencia y una formulación de políticas con base en datos empíricos.
Por último, y quizá lo más importante, el Pacto ha aumentado y profundizado la participación significativa de las personas refugiadas y apátridas a múltiples niveles. Esto, a su vez, puede reducir la retórica divisiva contra los refugiados. El GRF de 2023 contó con la participación de más de 300 refugiados, entre los que figuraban miembros de 14 delegaciones nacionales. No existe ningún otro foro multilateral en el que los refugiados participen y estén presentes de una forma tan concreta y eficaz. El GRF se dirige directamente a las jefaturas de Estado y a otras autoridades, pero también contribuye a la conceptualización y el desarrollo de compromisos, y al trabajo de incidencia para su cumplimiento.
VII. Llamamiento a la acción: ¿Cómo utilizar el Pacto?
Señoras y señores, distinguidas y distinguidos colegas,
A pesar de los logros conseguidos hasta ahora, estamos lejos del nivel necesario de reparto de responsabilidades y acceso a los derechos. Queda mucho por hacer.
Los efectos del Pacto se controlan mediante un marco de indicadores, un informe y una evaluación, y se juzgan por los resultados obtenidos sobre el terreno a través del Marco de Indicadores del Pacto Mundial sobre los Refugiados. El Informe de indicadores del Pacto Mundial sobre los Refugiados reconoce que los avances han sido insuficientes. Por ejemplo:
- De forma bastante contundente, los datos nos muestran que, en 2022, los nuevos desplazamientos siguieron superando las soluciones disponibles, incluidos los retornos.
- Los países de acogida de grandes poblaciones de refugiados han expresado su frustración por lo que consideran un incumplimiento de las promesas de la comunidad internacional. Aunque el volumen total de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) asignada a las situaciones de refugiados en los países en desarrollo sigue siendo significativa —unos 26.000 millones de dólares—, esta ayuda se distribuye de forma desigual entre las distintas situaciones de refugiados. Y, aunque muchos países de acogida se han comprometido a adoptar medidas legislativas y políticas que den a los refugiados más acceso al trabajo, libertad de circulación e inclusión en los sistemas educativos nacionales, estos compromisos deben ir acompañados de un apoyo proporcional para que puedan traducirse en la práctica y tener un impacto real sobre el terreno.
- Ante las numerosas violaciones e incumplimientos del derecho internacional de los refugiados, debemos mantener nuestros esfuerzos colectivos como organizaciones, abogados y defensores para llamar la atención sobre ello y, cuando proceda, hacer que los Estados rindan cuentas, incluso ante los tribunales, por las violaciones de derechos. A este respecto, la CIJ, así como diversos tribunales regionales y nacionales y órganos cuasijudiciales, han desempeñado un papel importante en la defensa de los derechos de las personas desplazadas por la fuerza.
Al considerar su impacto hasta ahora en términos de aplicaciones prácticas y concretas del Pacto, así como su potencial de cara al futuro, es importante recordar que este constituye una expresión de la voluntad política de los Estados de respetar sus obligaciones. La ausencia de esa voluntad política es a menudo el principal obstáculo para que las personas refugiadas gocen de sus derechos. El reto, por supuesto, consiste en garantizar que podamos pasar de los compromisos sobre el papel a los actos que puedan garantizar el cumplimiento de los derechos de los refugiados.
Creemos que podemos potenciar el impacto positivo del Pacto por distintos medios importantes, en colaboración con la comunidad académica y jurídica:
- En primer lugar, en el difícil contexto mundial actual, debemos aprovechar todas las herramientas a nuestro alcance, incluido el Pacto, para instar a los Estados a que refuercen sus leyes y políticas en consonancia con las obligaciones establecidas en la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951. Podemos citar y utilizar el Pacto en foros nacionales, regionales e internacionales como base para que una amplia variedad de socios se movilice y apoye el cumplimiento de los compromisos por parte de los Estados. Al fin y al cabo, como ya he señalado, el Pacto no sustituye ni disminuye las obligaciones establecidas en la Convención, sino que las complementa y refuerza. También podemos utilizarlo para recabar el apoyo de donantes y otras partes interesadas para que estos compromisos puedan llevarse a la práctica. El Pacto puede promover el acceso a los derechos y ampliar la base de actores que trabajan de forma concertada para defender esos derechos; entre otras cosas, proporcionando orientaciones sobre cómo deben interpretarse y entenderse los derechos para que incluyan a los refugiados y a las comunidades de acogida.
- En segundo lugar, debemos considerar de qué modo el Pacto puede influir en las respuestas a las situaciones de desplazamiento y servir de orientación en esos contextos, de forma que se ponga de relieve su utilidad y se consolide su autoridad. Para ello, podría seguirse el ejemplo de los Principios rectores de los desplazamientos internos, un marco no vinculante que se ha convertido en un importante texto de referencia, ampliamente respetado y utilizado, y que aclara cómo debe aplicarse y entenderse el derecho internacional de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario en el contexto de los desplazados internos.
- En tercer lugar, hay formas de utilizar el Pacto como instrumento de rendición de cuentas e incentivo para la acción a través de los procesos formales de seguimiento y revisión que prevé, como el Informe de Indicadores del Pacto Mundial sobre los Refugiados y los mecanismos de movilización e implementación de los compromisos del Foro Mundial sobre los Refugiados. Estos procesos también pueden contribuir a la recopilación y el análisis eficaces de datos sobre los refugiados (con arreglo a la protección de datos), para ayudar a medir los avances y las deficiencias en la consecución de los ODS, especialmente en lo que respecta al acceso a los derechos. El mundo académico desempeña una función esencial en este ámbito.
- En cuarto lugar, todos podemos contribuir a la promoción de los Objetivos del Pacto para lograr una mejor protección de los refugiados a través de la adopción de compromisos: ya sea apoyando la capacidad de los Estados en materia de asilo mediante la elaboración de orientaciones; contribuyendo al conocimiento y a la recopilación de evidencia sobre las situaciones de refugiados mediante la investigación académica y análisis de datos, como en el caso del Informe de Indicadores del Pacto; o apoyando directamente a los refugiados mediante el asesoramiento jurídico.
- Por último, otro ámbito prioritario de acción que me gustaría plantear es el de las personas apátridas, ya que conmemoramos el 70º aniversario de la adopción de la Convención sobre el Estatuto de los Apátridas de 1954 y el 10º aniversario del lanzamiento de la Campaña IBelong. En el marco de la próxima reunión del Comité Ejecutivo, en octubre, se celebrará un Segmento de Alto Nivel sobre Apatridia, un momento multilateral clave para movilizar la atención mundial sobre la apatridia, celebrar los avances y renovar los compromisos mediante promesas concretas sobre este tema. Los animo a que se comprometan y defiendan la naturaleza apremiante de este reto y los beneficios de garantizar el derecho a la nacionalidad en su calidad de expertos en derecho. De acuerdo con el párrafo 43 del Pacto Mundial sobre los Refugiados, la participación de la comunidad académica abarca ampliamente cuestiones relativas a los refugiados, otros desplazamientos forzosos y la apatridia.
VIII. Conclusiones
Como hemos visto, el Pacto no sustituye ni reduce las obligaciones establecidas en la Convención. Al contrario, las complementa y las refuerza al situar los derechos en el centro de las respuestas para las personas refugiadas.
En un contexto mundial cada vez más complejo, es vital aprovechar el Pacto Mundial sobre los Refugiados como instrumento jurídico fundamental, así como herramienta de incidencia y mecanismo de rendición de cuentas.
Debemos utilizar el Pacto para impulsar leyes, políticas y medidas prácticas más firmes que defiendan los derechos de los refugiados.
Estoy deseando conocer sus puntos de vista sobre el Pacto y sobre cómo podemos seguir avanzando colectivamente hacia el objetivo de mantener y elevar los niveles de protección de los refugiados en todo el mundo.