ACNUR moviliza ayuda para Beirut tras la explosión
Mientras el Líbano se enfrenta a las devastadoras consecuencias de la explosión que arrasó el corazón de la capital del país el 4 de agosto, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, está enviando ayuda de emergencia a los más afectados por la mortífera explosión.
La tragedia en Beirut ha dejado hasta ahora a más de 178 personas muertas o desaparecidas, a miles de heridos y ha destruido o dañado las casas de unos 300.000 residentes. Dada la naturaleza indiscriminada de la destrucción, ACNUR está canalizando los recursos y la asistencia hacia donde más se necesitan.
El organismo está movilizando 35 millones de dólares (USD) para su respuesta de emergencia a los hogares de libaneses, refugiados y migrantes más vulnerables de la capital, centrándose en las necesidades de albergue y protección en los próximos meses.
Las existencias de ayuda de ACNUR en el país no se vieron afectadas por la explosión, e incluyen equipos de albergue, mantas, lonas de plástico, colchones, cobertizos móviles y varios otros artículos de emergencia que se han puesto a disposición de la Cruz Roja Libanesa y otros socios en el terreno.
“No puedo creer lo que pasó”.
Entre los que ya han recibido asistencia se encuentran Odette Bassil, de 73 años, y su marido, una pareja libanesa que vive sola en el barrio de Geitawi, cerca de la zona de la explosión, en Beirut.
Todas las ventanas de su casa se reventaron por la explosión y ellos recibieron suministros de emergencia consistentes en tablas de madera y lonas de plástico para protegerse de la intemperie. “Justo ayer necesitaba cubrir las ventanas porque estaba lloviendo”, dijo Odette. “Llovía mucho, un desastre encima de otro desastre”.
A pesar de haber vivido décadas de conflicto e inestabilidad durante el pasado turbulento del Líbano, Odette dijo que esta fue la peor experiencia de su vida. “No puedo creer lo que pasó. Todas las cosas por las que hemos pasado, nunca hemos estado tan aterrorizados, cansados y nerviosos como ahora, ni siquiera puedo dormir”.
La explosión también se ha cobrado la vida de muchos refugiados, con 13 víctimas mortales confirmadas hasta ahora y 69 aún desaparecidos. Otros 224 refugiados se encuentran entre los miles de heridos.
La pequeña nación medioriental es uno de los principales países de acogida de refugiados del mundo con respecto al número de habitantes, con más de 900.000 refugiados registrados procedentes de Siria y de otros países, además de los refugiados palestinos, y una población total de menos de 7 millones de personas.
Entre los heridos se encuentra la familia de Ahmad, un refugiado de 34 años procedente de la ciudad de Hasaka, en el noreste de Siria. Su esposa Aisha y sus dos hijos pequeños Yahya, de 3 años, y Zakariya, de 2, estaban en una habitación de su casa en Beirut, donde Ahmad trabaja como cuidador, cuando se produjo la explosión.
“Toda la ventana y los vidrios se les cayeron encima”, dijo Ahmad, a quien encontramos fuera de su edificio parcialmente derrumbado en el barrio de Gemmayzeh, cerca del epicentro de la explosión. “Corrí hacia ellos. Mi hijo menor estaba gravemente herido, sangraba mucho. (Había) charcos de sangre”.
Mientras el polvo se esparcía por la ciudad inmediatamente después de la explosión, Ahmad recogió a sus hijos heridos y los llevó al hospital local junto con Aisha.
“Salí a la calle y vi a personas que estaban en los carros o en el suelo. Fue algo aterrador”, dijo. “Ese momento superó la imaginación. No se podía oír a nadie por la presión [de la explosión]. No se podía oír nada”.
“Cuando llegamos [al hospital], la escena era horrible. Los heridos, la sangre... fue algo increíble”, añadió Ahmad. Zakariya tenía dos cortes en la cabeza que requirieron 25 puntos de sutura, mientras que a Yahya se le rompió la nariz rota y tenía cortes y moretones. Aisha también tenía moretones y un corte profundo en la frente.
La familia se encuentra ahora en otra parte de la ciudad, donde su primo de Ahmad, cuya casa no sufrió daños. Además de las vendas y las heridas visibles, Ahmad dijo que sus hijos siguen sufriendo el impacto psicológico de ese día.
“Los niños todavía están en estado de shock”, dijo. “Duermen durante cinco minutos, luego se despiertan asustados y aterrorizados. Incluso para comer, a mi hijo le tomó tres días volver a comer”.
“Mi corazón explotó cuando bajé a la calle. Todos los que estaban afuera estaban cubiertos de sangre. No había nadie ileso”, añadió Aisha. “Le deseo seguridad a todos, libaneses y sirios”.
“Estamos trabajando juntos para ayudar a los heridos de Beirut”.
Con cientos de miles de casas dañadas o destruidas en la explosión, la escala de la destrucción y la operación de limpieza necesaria son inmensas. Muchos refugiados que viven en Beirut han unido sus fuerzas con sus vecinos libaneses para empezar organizar la respuesta.
Mohamed Khamees es un refugiado sirio que vive en la ciudad y que se unió a otros refugiados y a la población local para ayudar a limpiar los escombros de las casas y las calles de Gemmayzeh. Describió un sentido de unidad entre todos los residentes de Beirut en respuesta a la tragedia, independientemente de su origen.
“Vimos que nos necesitaban en la calle, así que todos bajamos, codo con codo y unidos – sirios, libaneses y palestinos – para ayudar a las personas cuyas casas han sufrido daños”, dijo Mohamed, que forma parte de un grupo que limpia los escombros con palas y los retira a mano.
“Estamos trabajando juntos para ayudar a los heridos de Beirut. Estamos juntos, codo con codo, para ayudar a todos a levantar la nube de polvo que se cierne sobre nuestra querida Beirut”.
Puedes contribuir a los esfuerzos de ACNUR para entregar ayuda en Beirut aquí