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Amor entre cascadas

Historias

Amor entre cascadas

Maryoritt, de Venezuela, y Andrés, ecuatoriano, son el ejemplo de que el amor es capaz de derribar fronteras".
29 Agosto 2019
Mayoritt huyó a Ecuador después de escapar de un intento de secuestro. Dejó su vida entera en Venezuela incluyendo a lo más preciado que tenía: sus dos hijos. Ecuador le brindó un hogar y allí conoció a Andrés. Él la ayudó incondicionalmente para que pudiera reecontrarse con sus hijos. Actualmente viven los cuatro juntos en Baños de Agua Santa, Ecuador.

Tras sufrir un intento de secuestro, Maryoritt se vio obligada a huir de Venezuela rumbo a Ecuador.


“Intentaron secuestrarme cuando salía de mis clases de posgrado. Ya me habían realizado dos robos a mano armada, pero nunca me había pasado algo tan grave como ser perseguida. Me aterré. Mis niños estaban muy pequeños y no salían al parque ni a jugar ni a ningún lugar. Por su seguridad, yo los mantenía dentro del departamento”, cuenta Maryoritt.

Viajó sola, con la esperanza de reunir pronto a su familia en Quito. Pero las cosas no salieron como esperaba. Al llegar a Ecuador, le robaron todo lo que tenía: el poco dinero que había ahorrado, sus tarjetas y su pasaporte. Desesperada, consideró la opción de poner en riesgo su integridad y de volver a Venezuela.  Extrañaba a sus hijos y no tenía dinero para traerlos. Fue entonces cuando conoció a Andrés, originario de Baños de Agua Santa, una localidad turística de la sierra ecuatoriana.

El amor prendió rápido entre ellos y Andrés decidió ayudarla.

“Andrés tenía planes de irse a Alemania a estudiar, no de enamorarse de una venezolana. Pero al ver mi situación, tomó sus ahorros y, en vez de ir a Alemania, me ayudó a traer a mis hijos. Y así fue como me reencontré con mi familia”, explica Maryoritt.

Ahora, los cuatro viven en Baños. Andrés es el ejemplo de la solidaridad y la empatía con que varias personas ecuatorianas han abierto sus puertas a quienes huyen de sus países.

“Me ha ayudado a integrarme presentándome a sus amigos, a su familia, llevándome a los sitios que él conoce, mostrándome lo hermoso del país, enseñándome cómo se habla, cómo se maneja la cultura, mostrándome las cosas que se deben o no se deben hacer, y eso fue muy importante para mí ”, cuenta Maryoritt.

Actualmente, más de 330,000 personas de Venezuela, al igual que Maryoritt, han tenido que abandonar su país para salvar sus vidas en Ecuador. ACNUR trabaja de la mano de sus socios y de instituciones gubernamentales para asegurar su integración local y acceso a derechos.

Maryoritt y Andrés, por ejemplo, participan en un innovador proyecto que ACNUR implementa en Baños para fomentar la convivencia entre personas ecuatorianas, venezolanas y colombianas. La iniciativa, llamada “Comunidades Inclusivas”, busca que los y las participantes identifiquen los problemas que afrontan en su vida cotidiana e ideen soluciones creativas que mejoren la coexistencia pacífica entre personas de diferentes nacionalidades.

En Venezuela, Maryoritt trabajaba como profesora. Ahora ha creado junto a Andrés su propia agencia de publicidad. Se dedica a las ventas y al marketing digital, mientras que su pareja realiza sesiones de fotografía para promocionar empresas turísticas de Baños, el principal destino de turismo de aventura en Ecuador.

De hecho, su historia de amor nació ligada a la aventura. Su primera cita fue en el río mientras hacían rafting. Meses después, Andrés invitó a Maryoritt a hacer canyoning, un deporte que consiste en descender cascadas. Allí le pidió matrimonio.

“Mientras se alistaba al salto yo estaba abajo esperándola con el anillo. Cuando ella salió del agua yo estaba ahí y le pregunté si quería ser mi esposa”, relata Andrés.

Y la respuesta fue sí.

“Me sorprendí muchísimo, primero estaba llena de adrenalina, estaba emocionada, rompí en llanto, le dije que sí, que por supuesto que sí, mil veces. Estaba muy feliz porque venir a Ecuador fue una bendición. Encontré al amor de mi vida”.