Cinco datos importantes sobre la crisis en Sudán
Cinco datos importantes sobre la crisis en Sudán
Las consecuencias han sido catastróficas para la población civil que quedó atrapada en el fuego cruzado. Más de 5 millones de personas han tenido que huir de sus hogares para escapar de la violencia brutal, la mayoría de las instalaciones médicas ya no funcionan, y la hambruna y las enfermedades van en aumento.
Los enfrentamientos han dado pie a una emergencia humanitaria tanto en Sudán como en el resto de la región, que ya estaban luchando para hacer frente a los desplazamientos masivos, las turbulencias económicas y los impactos climáticos antes de que estallara la última crisis.
A continuación se ofrecen detalles sobre el contexto humanitario que está detrás de esta nueva crisis; asimismo, se plantea el impacto que podría tener sobre la población civil, y se explica qué están haciendo ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados y sus socios al respecto.
1. La crisis agrava las necesidades humanitarias en Sudán, que ya alcanzan niveles nunca antes vistos
Los enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas de Sudán y las Fuerzas de Apoyo Rápido se produjeron en un momento en que Sudán ya presentaba los niveles más altos de necesidades humanitarias en una década.
La remoción, en 2019, del líder autoritario Omar al-Bashir sugería que el gobierno del país volvería a manos civiles. Sin embargo, dos años después, un golpe militar disolvió el gobierno civil de transición, lo cual reavivó la agitación político-económica y revivió el conflicto intercomunitario en la región de Darfur, al oeste del país, y los estados de Kordofan y Nilo Azul.
Por otra parte, los fenómenos meteorológicos extremos provocados por el cambio climático, como sequías e inundaciones, han afectado a cientos de miles de personas en todo el país, han destruido cosechas y ocasionado la pérdida de ganado, y han dificultado aún más la alimentación de las familias.
2. Previo al conflicto actual, 4,5 millones de personas sudanesas ya habían sido desplazadas
Sudán ha estado inmerso en conflictos y desplazamiento desde que estalló la crisis de Darfur, en 2003. Hacia finales de 2022, más de 3,7 millones de personas eran desplazadas internas; la gran mayoría vivía en campamentos en Darfur y alrededor de 800.000 vivían como refugiados en países vecinos, como Chad, Egipto, Etiopía y Sudán del Sur.
De manera simultánea, el país había dado acogida a un millón de refugiados, es decir, la segunda población refugiada de mayor tamaño en África. La mayoría provenía de Sudán del Sur y vivía en Khartoum y en el Estado de Nilo Blanco; sin embargo, las personas refugiadas que huían de la crisis al norte de Etiopía, que estalló a finales de 2020, encontraron protección al este de Sudán, al igual que otras que provenían de Eritrea, Siria y República Centroafricana.
Algunas de estas personas están huyendo de Sudán como refugiados que tratan de volver a su lugar de origen o se dirigen a países vecinos, aunque ello implique ir a zonas donde no hay estabilidad o que no están preparadas para recibirles.
Gráfica: Desplazamientos antes de abril de 2023
3. ACNUR estima que alrededor de 1,8 millones de personas podrían huir de Sudán y dirigirse a países vecinos
En los primeros cinco meses de la crisis, más de un millón de personas refugiadas y retornadas huyeron de Sudán; otros 4,3 millones de personas fueron desplazadas dentro del país. El país tiene ahora el mayor número de personas desplazadas internas de todo el mundo.
Chad ha recibido al mayor número de personas; le siguen Egipto, Etiopía, República Centroafricana y Sudán del Sur. Quienes han estado llegando a Sudán del Sur son nacionales retornados que estaban viviendo en Sudán como refugiados.
De no resolverse la crisis, cientos de miles de personas no tendrán más opción que huir en busca de protección y asistencia básica. ACNUR y sus socios estiman que el número de personas refugiadas y retornadas podría llegar a 1,8 millones de personas a finales de 2023.
4. El caos en Sudán está generando aún más necesidades en los países de acogida, que ya enfrentaban dificultades
Aunque no cuentan con suficiente financiación humanitaria, y que es cada vez más escasa, todos los países vecinos que se han visto afectados por la reciente emergencia habían dado acogida a grandes números de personas refugiadas y desplazadas internas. Chad y Sudán del Sur son los dos países menos desarrollados en el mundo. Por tanto, antes de que estallara la crisis, ya estaban luchando contra el hambre, la inseguridad y el impacto del cambio climático.
El conflicto ha interrumpido el comercio y las cadenas de suministro, lo cual ha elevado el costo de combustibles y alimentos.
Las personas que cruzan las fronteras – principalmente, mujeres, niñas y niños – llegan a zonas remotas sin nada y con una necesidad acuciante de atención médica. Además, llegan hambrientas, sedientas y necesitadas de albergue, atención médica y artículos básicos, como mantas, utensilios de cocina y jabón. Otra prioridad es el apoyo psicosocial para madres, padres, hijas e hijos que han visto o vivido la violencia atroz, al igual que la respuesta a los brotes de enfermedades y las altas tasas de desnutrición.
Con la temporada de lluvias ahora en su momento álgido, la entrega de ayuda por carretera a las regiones fronterizas remotas y el traslado de los refugiados recién llegados a zonas más seguras se han convertido en tareas extremadamente difíciles.
Años y años de devastadoras sequías en Sudán del Sur han dañado los caminos, lo cual imposibilita que las personas refugiadas retornadas se trasladen de la frontera a su lugar de origen. Quienes logran llegar a sus hogares se encuentran con comunidades frágiles que aún tratan de recuperarse de años de conflicto o sumergidas por las aguas de las inundaciones.
5. Se requiere más ayuda con urgencia
ACNUR cuenta con equipos de emergencia en los países vecinos y está colaborando con las autoridades nacionales y otros socios en el registro de nuevas llegadas, la satisfacción de las necesidades más apremiantes y la reubicación en sitios alejados de las fronteras. Sin embargo, los desplazamientos y las necesidades siguen aumentando.
En principio, ACNUR y sus socios calcularon que, en los meses siguientes, necesitarían $445 millones de dólares (USD) para responder a las necesidades de las personas que huyen de Sudán; sin embargo, esta cifra se ha duplicado a 1.000 millones de dólares (USD) para brindar ayuda y protección hasta finales de año. Aunque las necesidades han crecido exponencialmente, la financiación de los donantes no ha seguido el mismo ritmo.
En Sudán, los enfrentamientos en Darfur y Khartoum han impedido que ACNUR y otras agencias brinden asistencia. Además, los suministros de ayuda han sido saqueados. En zonas relativamente más tranquilas y seguras, ACNUR ha logrado visitar asentamientos de refugiados y está colaborando con la Comisión Sudanesa para Refugiados con el propósito de seguir brindando protección y asistencia. Aún hay acceso al agua y a atención médica esencial; además, el Programa Mundial de Alimentos ha logrado la distribución de asistencia alimentaria en los campamentos de refugiados al este del país y en el estado del Nilo Blanco.
ACNUR hace un llamado urgente para que la comunidad internacional ofrezca más financiación para responder a esta crisis.
“Las necesidades son enormes y los desafíos, innumerables”, señaló Raouf Mazou, Alto Comisionado Auxiliar para las Operaciones. “De continuar la crisis, la paz y la estabilidad de la región estarían en juego”.
Esta historia ha sido actualizada. La versión original se publicó el 12 de mayo de 2023.
Las necesidades son enormes y los desafíos, innumerables