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Colombia: "Fronteras Solidarias" con población refugiada y desplazada

Historias

Colombia: "Fronteras Solidarias" con población refugiada y desplazada

No todos los refugiados buscan protección en las grandes ciudades, algunos se quedan cerca de la frontera del país de asilo y viven en pequeñas comunidades.
12 Noviembre 2010
Proyecto binacional de agua y saneamiento (WATSAN) en resguardo indígena Siona (Buenavista) del río Putumayo, en la frontera entre Colombia y Ecuador.

BOGOTÁ, Colombia, 12 de noviembre (ACNUR) – No todos los refugiados buscan protección en las grandes ciudades, algunos se quedan cerca de la frontera del país de asilo y viven en pequeñas comunidades.

El movimiento fronterizo de hombres, mujeres, niños y niñas es frecuente en las fronteras de Colombia. Hay aproximadamente unos 115.000 refugiados que viven en los países vecinos a Colombia y especialmente en la frontera con Venezuela, Brasil, Panamá y Ecuador. Pero estos sólo representan una fracción de los colombianos que huyeron de su país debido al conflicto armado, la violencia y violación de los derechos humanos.

Las encuestas revelan que hay entre 250.000 y 300.000 colombianos que viven en situación de refugiados no reconocidos en la región. La mayoría de estas personas no solicita asilo porque les da miedo darse a conocer, le temen a ser deportados, a las amenazas de los grupos armados o sencillamente no conocen los procedimientos.

En este contexto, las organizaciones humanitarias y las instituciones locales buscan ayudar a las personas en necesidad de protección. Proporcionar documentación a los solicitantes de asilo es un primer paso, importante para mejorar la protección física y la libertad de movimiento de estas personas. Sin embargo, el acceso a programas específicos de atención sigue siendo escaso.

Es por esta razón que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) realiza acciones concretas orientadas a asegurar la defensa y ejercicio de los derechos de todas las personas en necesidad de protección internacional, promoviendo la presencia de los Estados en el fortalecimiento de las redes de protección. Estas acciones se enmarcan en el componente de "Fronteras Solidarias" del Plan de Acción de México, firmado en 2004 por 20 países latinoamericanos para fortalecer la protección internacional de los refugiados en la región.

La frontera entre Colombia y Ecuador que se extiende desde la costa del Pacífico, en el departamento de Nariño, a la frontera con Perú, en la región de Putumayo, es una de las zonas más afectadas por el conflicto debido a la presencia de grupos armados ilegales. Durante el 2009 se estima que ingresaron al Ecuador cerca de 20.000 personas en necesidad de protección internacional y las solicitudes de asilo en el primer trimestre de 2009 se triplicaron.

Colombia y Ecuador acordaron establecer una comisión especial para elaborar un plan para responder a las necesidades de los refugiados, incluyendo la propuesta para coordinar un programa para el retorno de los refugiados colombianos. La participación del ACNUR en estos mecanismos de coordinación es de suma importancia ya que ofrece una oportunidad para que los Estados cumplan sus obligaciones y respeten los principios de la repatriación voluntaria. También puede fomentar la adopción de acciones para promover la protección y el bienestar de los refugiados y desplazados internos y para apoyar las comunidades receptoras ubicadas en las zonas fronterizas.

Las misiones de monitoreo en las fronteras han sido llevadas a cabo regularmente este año en los países fronterizos con Colombia, con enfoque en el desplazamiento para identificar las necesidades específicas de diferentes grupos étnicos, ya que cada uno tiene su propia cultura, identidad, historia y organización política.

Resultado de estas misiones fue por ejemplo la construcción de una escuela para los jóvenes refugiados situada en la línea imaginaria que separa Colombia de Venezuela, Hito 0, Puerto Colombia, donde 25 estudiantes llegan a diario por barco, después de varias horas de viaje. Esta infraestructura servía como puesto de salud antes del desplazamiento masivo de hace una década, después empezó a funcionar como escuela, con sus pupitres hechos de tablas y ladrillos. Ahora el ACNUR donó a la escuela nuevos pupitres, material didáctico y audiovisual, enseres escolares y materiales de construcción.

Al intervenir directamente en esta comunidad el ACNUR logró poner en evidencia la situación de 1.620 familias desplazadas, 7.107 personas, ubicadas principalmente en la zona fronteriza del lado colombiano. Esto permitirá que se ponga en marcha una respuesta humanitaria por parte de las instituciones nacionales y organizaciones internacionales, así como un diagnóstico participativo con 572 mujeres en riesgo y en situación de desplazamiento.

Esta frontera presenta varios factores de riesgo, como la presencia de actores armados ilegales. Además, su valor geoestratégico radica en que constituye un canal principal para el tráfico de armas y droga, lo que pone a los habitantes de la zona, principalmente indígenas Wayúu, en un nivel alto de vulnerabilidad.

Otra forma de reforzar la protección en las zonas de frontera y de mitigar los riesgos de seguridad son los proyectos binacionales. En 2009, un total de diez proyectos fueron ejecutados en la frontera colombo-venezolana, lo que permitió el fortalecimiento de las relaciones existentes entre las organizaciones y las comunidades indígenas en ambos lados de la frontera. En la frontera colombo-ecuatoriana, en el departamento de Putumayo, un total de seis proyectos fueron ejecutados que van desde el saneamiento de aguas hasta proyectos para el monitoreo de la frontera. Los fondos binacionales le permitieron también al ACNUR adquirir una lancha que se está utilizando de manera conjunta por oficinas de la agencia en Colombia y Ecuador. Este medio de transporte ha mejorado considerablemente las posibilidades de acceso a las zonas fronterizas más aisladas.

"Los fondos binacionales tuvieron un impacto muy positivo en la dinámica de las fronteras y ayudaron a mitigar los riesgos para la seguridad de la población desplazada en las zonas fronterizas. El camino a seguir es buscar alianzas estratégicas regionales que puedan maximizar los esfuerzos de consulta, ampliar la cobertura de apoyo jurídico y complementar los programas humanitarios de asistencia del ACNUR", aseguró Serge Malé, Director Adjunto de la Oficina del ACNUR para las Américas.

Francesca Fontanini en Bogotá, Colombia