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Familias desplazadas en Líbano anhelan paz y regresar a sus hogares

Historias

Familias desplazadas en Líbano anhelan paz y regresar a sus hogares

En Líbano, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, insta a un mayor apoyo internacional y a un alto el fuego inmediato para aliviar la difícil situación de 1,2 millones de personas desplazadas por los mortíferos ataques aéreos.
7 Octubre 2024 Disponible también en:
Una mujer mayor sentada en el suelo de un salón de clases lleno de colchones, ropa y sillas mientras dos niños pequeños se encuentran cerca

Una adulta mayor y dos niños pequeños sentados en el aula de una escuela del centro de Beirut que alberga a familias desplazadas.

En una escuela del barrio de Burj Hammoud, en Beirut, la capital libanesa, las aulas y los pasillos que antes resonaban con el sonido de los estudiantes están ahora llenos de familias exhaustas que huyen de dos semanas de mortíferos ataques aéreos que han causado la muerte de cientos de personas y han desplazado a cerca de 1,2 millones en todo el país.

En una de las aulas vive ahora Umm Hassan Baisi, una libanesa de la ciudad sureña de Nabatieh que huyó con su hija y sus nietos después de que su casa sufriera graves daños. Tras un arduo viaje de dos días en auto para llegar a la capital, ella y su hija pasaron varios días durmiendo a la intemperie mientras los niños dormían en el auto.

“Salí con mi hija bajo los bombardeos. A penas lo logramos”, contó Umm Hassan. “Dormimos a la intemperie durante dos o tres días hasta que nos encontraron espacio en esta escuela... Todos están psicológicamente agotados, no solo nosotros aquí dentro de la escuela, todos”.

Comparten el aula con otra familia desplazada. Los colchones están colocados en el suelo y sus pertenencias en bolsas de plástico que cuelgan de las paredes en los percheros de los estudiantes.

Un hombre y una mujer frente a dos hombres en primer plano

Umm Hassan (segunda por la derecha) se reúne con el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi (derecha), en la escuela de Beirut donde ella y su familia se alojan actualmente.

Aunque Umm Hassan describió las condiciones dentro de la escuela como incómodas, asegura que son “un millón de veces mejores” que estar en la calle. Lo que ella y las otras 1.200 personas que viven actualmente en la escuela esperan más que nada es el fin de los ataques y una solución duradera a la crisis que les permita regresar a sus hogares.

“La mitad de mi casa ha quedado destruida”, explicó. “Esperamos volver a casa y que esta situación se resuelva, que todas las personas desplazadas vuelvan a su hogar. Esperamos poder... reconstruir y volver a vivir como antes”.

Durante una visita a Líbano el domingo para expresar su solidaridad y movilizar apoyo para las personas afectadas, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, se reunió con Umm Hassan y otras familias que viven en la escuela. Posteriormente, instó a un alto el fuego urgente y a un mayor apoyo internacional para responder a la catástrofe humanitaria que se está produciendo.

Dos mujeres y un hombre caminan entre vehículos estacionados en una estrecha calle de Beirut

Filippo Grandi y miembros del personal de ACNUR caminan por un barrio de la capital libanesa.

“Este debería ser un lugar donde los niños van a aprender, a jugar, a pasar tiempo juntos. Y, sin embargo, en las últimas semanas, esto se ha convertido en un albergue improvisado para 1.200 personas desplazadas de otras partes del Líbano afectadas actualmente por el conflicto”, señaló Grandi.

“Necesitamos, por supuesto, proporcionar a las personas que se encuentran varadas en lugares como esta escuela lo básico: alimentos, dinero en efectivo, agua y servicios sanitarios, y artículos para la supervivencia diaria”, añadió. “Pero, sobre todo, necesitamos que esta situación se detenga. Lo que se necesita en este país, ante todo, es un alto el fuego... para que todas las personas desplazadas y afectadas puedan reanudar su vida normal”.

Respuesta de emergencia

Desde el comienzo de la intensificación de los ataques aéreos israelíes el 23 de septiembre, los equipos de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, han estado apoyando los esfuerzos de respuesta del gobierno. El personal está distribuyendo artículos de emergencia, como mantas, colchonetas y kits médicos para traumas, y equipando muchos de los 900 albergues temporales abiertos por las autoridades en escuelas y otros edificios públicos para alojar a las familias desplazadas.

Además de los 1,2 millones de personas que, de acuerdo con las estimaciones del gobierno, han huido de sus hogares, entre 200.000 y 300.000 personas han cruzado la frontera de Líbano a Siria para escapar de los ataques aéreos, entre ellas personas refugiadas sirias, libanesas y palestinas.

Al otro lado de la ciudad, en el barrio de Barbir de la capital, Shaza Faris es una refugiada siria de 59 años que vive en Líbano desde que huyó de Damasco en 2013. Ella y su extensa familia están ahora hacinados en el pequeño apartamento de tres habitaciones de su hermano, junto con su esposa y sus cuatro hijos, tras huir de su casa en los suburbios del sur de Beirut en medio de intensos ataques aéreos hace dos semanas.

“No hubo tiempo de tomar ninguna decisión. En cuanto empezó el ataque, huimos”, relató Shaza. “Mis nietas tienen 9, 7 y 3 años. Empezaron a llorar y a gritar. La mayor dijo: 'Sácanos de la guerra. Aquí hay guerra y no queremos quedarnos'”.

Shaza trabaja como voluntaria en la ONG Cáritas y continúa ayudando a quienes puede, a pesar del desplazamiento de su propia familia.

“Nos encargamos de las personas y colegas libaneses que han sido desplazados. Intentamos ayudarles en todo lo posible para proporcionarles alojamiento y otras necesidades, como alimentos”, explicó. “Aquí atendemos a todas las personas, sean libanesas, sirias o palestinas. Todos somos seres humanos».

Como todas las personas afectadas por la crisis actual, su principal deseo es volver a la normalidad lo antes posible.

“Esperamos que la situación mejore y que podamos volver a nuestra casa, volver a nuestra vida segura”, concluyó Shaza. “Que Dios sane a los heridos y devuelva la seguridad a Líbano”.