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Las gemelas haitianas que continúan con su vocación de ayudar a los demás en Tijuana, México

Historias

Las gemelas haitianas que continúan con su vocación de ayudar a los demás en Tijuana, México

Las gemelas Jessica y Jessie Valcin recuerdan que, desde pequeñas, su casa en Puerto Príncipe estaba abierta para quien lo necesitara. Hijas de enfermera, crecieron con la idea de que ayudar a la comunidad era lo más importante.
4 Octubre 2024
Jessica (a la izquierda) y Jessie (a la derecha) son dos hermanas gemelas refugiadas en México. Nacieron en Puerto Príncipe, Haití, y llegaron a México para reunirse con su madre, Julie, quien abandonó su país por amenazas y violencia.

Jessica (a la izquierda) y Jessie (a la derecha) son dos hermanas gemelas refugiadas en México. Nacieron en Puerto Príncipe, Haití, y llegaron a México para reunirse con su madre, Julie, quien abandonó su país por amenazas y violencia.

Las gemelas Jessica y Jessie Valcin recuerdan que, desde pequeñas, su casa en Puerto Príncipe estaba abierta para quien lo necesitara. Hijas de enfermera, crecieron con la idea de que ayudar a la comunidad era lo más importante. Como refugiadas en México, hoy apoyan a su comunidad en Tijuana, Baja California, donde han estudiado la universidad y accedido al empleo.

La primera en llegar a México fue su madre, Julie, a quien se refieren como su heroína, una mujer fuerte que les inculcó el valor de ayudar a los demás. Julie salió de Haití huyendo de la violencia en 2015. De Ciudad de México se movió a Tijuana, donde la comunidad haitiana es más grande, pero fue detenida en el aeropuerto.

Julie estuvo en detención migratoria durante cuatro meses, sin que sus hijas supieran de ella, hasta que llamó al teléfono que aparecía en un folleto de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados pegado en la pared, y pudo comunicar, en su limitado español, que deseaba solicitar asilo en México. Cuando salió de la estación migratoria, se acercó a la comunidad cristiana, que le ayudó a encontrar una casa y un trabajo en un restaurante que llevaba comida a algunas maquiladoras. Una maquiladora terminó por contratarle.

“Mi mamá es como Jessie, muy extrovertida”, comentó Jessica. “Le preguntaron si le gustaría entrar al trabajo y mamá dijo que sí, sin pensarlo. Hoy mi mamá es miembro fundamental de la empresa”.

Como para muchas personas haitianas, Haití también dejó de ser seguro para las hermanas Valcin. Las gemelas tuvieron que abandonar sus estudios en medicina en la Universidad de Puerto Príncipe en 2017 para viajar a México y comenzar su proceso de asilo, que se vio demorado por la pandemia. Mientras ayudaban a su madre, tomaban clases de español y trabajaban como voluntarias en una organización de la sociedad civil, para después ingresar a la universidad y estudiar psicología.

Como en otros momentos de su vida, la decisión sobre qué estudiar la tomaron juntas. Evitaron retomar medicina porque no dominaban el idioma, porque era una carrera muy larga y por diferencias culturales de cómo atender a los pacientes. Creían que podían ayudar desde otra esfera profesional, estudiando en el Centro de Estudios Superiores de Tijuana.

“Nuestro enfoque siempre ha sido una carrera que sea para dar a las comunidades, a las personas más necesitadas, primero desde mi propia casa y después en toda la comunidad”, remarcó Jessie.

Las hermanas Valcin en Tijuana miran el panorama de la ciudad desde una terraza.

Otra lucha que comparten es la del rechazo al racismo. Mientras estudiaban la universidad, percibieron actitudes racistas por parte de algunos estudiantes, que incluso provocaron que una de sus compañeras haitianas abandonara la escuela.

Las hermanas Valcin fueron reconocidas como refugiadas en 2021. Son gemelas idénticas. Sólo visten la misma ropa el 28 de febrero, día de su cumpleaños, pues de niñas su madre siempre las vestía iguales y se hartaron de esa costumbre. Son amantes de los animales, especialmente de los gatos. Jessica es más afín a la lectura, Jessie, a la moda. Además de la sangre, les une el amor por la comunidad y por la defensa de los derechos.

A sus 28 años, se han “separado” por primera vez, pues hasta entonces siempre estudiaron o trabajaron juntas. En 2024, Jessica fue contratada como intérprete en ACNUR y Jessie entró a la organización Al Otro Lado.  Aunque ya no estén juntas en el trabajo, a ambas les enorgullece estar haciendo algo bueno por los demás.

“Poder reforzar lazos con la comunidad para mí es lo primordial, es la esencia del trabajo”, dijo Jessie.

Para las gemelas, Tijuana representa la ciudad de México que tiene más avances para atender personas en movilidad, aunque reconocen que todavía enfrenta retos como contar con intérpretes para las personas en movilidad que no hablan español, haitianos, en su mayoría.

“En la comunidad nos conocen, nos dicen, ¡las gemelas! Anhelo mucho que se respeten sus derechos”, afirmó Jessica.

“Espero que no tarde que Tijuana sea un espacio santuario, vemos que hay una migración que está bien vista y a una migración que mejor la apartamos. También es necesario quitar esa generalización de que todos estamos aquí para cruzar a Estados Unidos”, refirió Jessie.

Otra lucha que comparten es la del rechazo al racismo. Mientras estudiaban la universidad, percibieron actitudes racistas por parte de algunos estudiantes, que incluso provocaron que una de sus compañeras haitianas abandonara la escuela. Saben que Tijuana será santuario cuando esté libre del racismo y la discriminación.

En 2023, Haití fue la primera nacionalidad en solicitar asilo en México, con 44,200 solicitudes, lo que equivale a 31 por ciento del total. Entre 2021 y septiembre de 2024, 5,836 personas de nacionalidad haitiana solicitaron asilo en Baja California.