Niños venezolanos refugiados ganan medallas inéditas para Roraima en los Juegos Paralímpicos Escolares
Niños venezolanos refugiados ganan medallas inéditas para Roraima en los Juegos Paralímpicos Escolares
BRASILIA – Dos jóvenes refugiados venezolanos situaron a Roraima cuatro veces en el podio de los Juegos Paralímpicos Escolares 2022, consiguiendo hazañas inéditas para la historia del atletismo en el estado. Ambos residen temporalmente en el albergue Pricumã, una de las instalaciones de la Operación Acogida – la respuesta del Gobierno Federal a la afluencia de personas refugiadas y migrantes de Venezuela a Brasil – en Boa Vista (capital de Roraima).
La etapa regional del evento tuvo lugar la semana pasada en Brasilia, y reunió a unos 300 atletas de nueve estados y del Distrito Federal. Jorge Alejandro, de 12 años, ganó dos medallas de oro en atletismo, en las modalidades de lanzamiento de bola y lanzamiento de peso de la clase F34 (para personas con problemas de coordinación motora en las extremidades inferiores). Jhonny Jesus, de 16 años, se llevó dos medallas de bronce en los 50 y 100 metros libres en la categoría S10 (para nadadores con menor capacidad física-motora).
Con los resultados, ambos obtuvieron el pasaporte a la etapa nacional de las Paralimpiadas Escolares, el mayor evento del mundo para jóvenes en edad escolar con discapacidad, promovido por el Comité Paralímpico Brasileño (CPB), que se llevará a cabo en noviembre, en São Paulo.
Jorge y Jhonny viajaron a la competencia con el apoyo de la Operación Acogida, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, Fraternidad sin Fronteras y AVSI Brasil. La Operación Acogida está gestionada por el Subcomité Federal de Acogida e Interiorización (SUFAI), en virtud de un Acuerdo de Cooperación Técnica con ACNUR. En ellos, los equipos de ACNUR y sus socios llevan a cabo actividades para la integración, entre otras, de personas con discapacidad en una estructura adaptada a sus necesidades.
Jorge lleva tres años en Brasil y Jhonny tres meses. Ambos llegaron al país acompañados de sus madres en busca de tratamientos médicos para mejorar su calidad de vida. Cuentan con el apoyo del Grupo de Trabajo Logístico-Humanitario de la Operación Acogida para participar en el entrenamiento deportivo en el Centro de Referencia Paralímpico de Roraima, implementado a través de una asociación entre el CPB y la Universidad Estatal de Roraima.
El Coordinador del Centro de Referencia, Vinícius Denardin, comenta que, después de que la Operación Acogida remitiera a los chicos refugiados al lugar, los entrenadores identificaron su potencial para las dos modalidades. “Ninguno de ellos había competido antes, ni en Brasil ni en Venezuela. Llegaron con nosotros hace un mes y medio, y ya han dado este resultado positivo”, explica Vinícius. “Pero no nos preocupan las medallas, la clasificación y el rendimiento. Lo más importante es brindar los beneficios motrices, psicológicos y sociales que conlleva el deporte paralímpico”, añade.
Para ACNUR, la práctica del deporte favorece la inclusión y la cohesión social de las personas refugiadas, mejorando su bienestar psicosocial mediante actividades deportivas divertidas, seguras y estructuradas que contribuyen a su desarrollo, aprendizaje e integración con las comunidades de acogida. Por ello, la Agencia de la ONU para los Refugiados trata de fomentar la práctica del deporte en sus programas y actividades en el país.
“El deporte siempre se da en las comunidades de personas refugiadas, pero suele verse solo como una distracción para la juventud en lugar de una herramienta estratégica de protección e integración. Hoy buscamos alianzas para que más niñas, niños y jóvenes refugiados puedan acceder a programas deportivos, encontrando bienestar y nuevas oportunidades, como lo hicieron Jorge y Jhonny”, explica el Representante Interino de ACNUR en Brasil, Federico Martínez Monge.
Oros sin precedentes en atletismo
El atletismo fue el primer deporte que Jorge practicó, y los dos oros fueron sus primeras medallas. El hecho inédito no se detiene ahí. Jorge, quien tiene parálisis cerebral, llevó a Roraima las primeras medallas de oro en atletismo en la historia del estado en la Escuela Paralímpica.
En Brasilia, en las gradas del Centro Integrado de Educación Física del Distrito Federal, Liliana, la madre de Jorge, observaba con aprensión cada lanzamiento de su hijo. Bajó las escaleras para estar más cerca de la valla y luego se dio la vuelta, ansiosa. Hasta que el jefe de la Delegación, desde el centro del campo de deportes, se dirigió al público, haciendo el número 1 con sus dedos índices. El resultado se confirmó con un mensaje de texto al teléfono móvil de Liliana: Jorge era medalla de oro.
Hace dos años era difícil para Liliana pensar en el deporte y en las medallas. Fue cuando el niño, que no podía mantenerse en pie, fue operado en Boa Vista para caminar con el apoyo de muletas.
“En Venezuela, se desplazaba en silla de ruedas. Hoy está contento y su rendimiento en los partidos me ha sorprendido. A pesar de su discapacidad, se defiende por sí mismo, puede comer por sí solo y hablar, pero nunca pensé que llegaría tan lejos”, afirma esta madre orgullosa y emocionada.
Cuenta que su hijo está encantado con la práctica del deporte y que estaba tan emocionado con la conquista que no soltó las medallas ni para dormir. Al salir de la carrera, con la confirmación de la segunda medalla de oro, Jorge corrió a los brazos de su madre con una enorme sonrisa, e hizo planes para el futuro: “La tercera medalla será en São Paulo, y la cuarta también”, asegura, decidido sobre la etapa nacional.
La entrenadora de Jorge en el Centro de Referencia, Ana Késia Neves, explica que, a pesar del poco tiempo de entrenamiento, puede ejecutar los movimientos requeridos de forma correcta y precisa. “Es un talento nato, y el año que viene volverá a estar aquí. Ahora, trabajaremos para mejorar aún más su rendimiento en las dos pruebas, porque se ha ganado una plaza en los nacionales”, celebra.
De los ríos a las piscinas
En la piscina de la Asociación de Servidores de la Policía Federal en el Distrito Federal, Jhonny estaba tranquilo y nervioso por el inicio de la competencia, mientras su madre Yusleni, orgullosa, enviaba videos y fotos a su esposo y a sus otros dos hijos que se quedaron en Venezuela y esperaban ansiosos la información. “Para nosotros, como padres, es un orgullo. Llegamos a Brasil en mayo y está representando a Roraima. No lo esperábamos”, comenta su madre.
Jhonny era un niño activo y aprendió a nadar por su cuenta en los ríos de Venezuela. Sin embargo, cuando tenía 11 años, sufrió una lesión durante un partido de fútbol y desarrolló artritis séptica en ambas piernas. Hoy en día, no camina. Su madre cuenta que el niño estaba bastante deprimido cuando llegó a Brasil. “Lloraba mucho, no comía, no dormía. Hasta que el personal de la Operación Acogida le animó a salir del albergue y empezar a nadar”, señala Yusleni.
El Coordinador del Centro de Referencia explica que un mes y medio de entrenamiento no es suficiente para notar la evolución en el deportista, pero en el caso de Jhonny ya se puede ver la mejora de la movilidad y la autonomía. “Podemos ver los cambios y creemos que, entre tres y cuatro meses, tendremos resultados muy significativos para su independencia”, concluye Vinícius.
Tras su primera medalla de bronce, al salir de la piscina, Jhonny recibió un abrazo y besos cariñosos de su madre, quien animó a su hijo efusivamente desde las gradas. Tímido y de pocas palabras, sonríe cuando habla de la natación y asegura que está motivado para seguir nadando, pero cuenta que sigue echando de menos el fútbol. “En Venezuela me gustaba mucho jugar fútbol, pero hoy ya no puedo jugar, así que estoy disfrutando mucho de la natación”.
En el país del fútbol, Jhonny ha vuelto a encontrar la alegría en la natación.