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Si desatendemos las necesidades humanitarias inmediatas en Siria, las divisiones sociales y políticas no sanarán

Historias

Si desatendemos las necesidades humanitarias inmediatas en Siria, las divisiones sociales y políticas no sanarán

Sin apoyo global, millones de personas refugiadas y desplazadas sirias verán frustrado su sueño de retorno, advierte Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.
13 Marzo 2025 Disponible también en:
Una familia transporta equipaje por la carretera junto a vehículos y personal de la Media Luna Roja

Personas refugiadas sirias que viven en Türkiye llegan al paso fronterizo de Cilvegözü, Bab al-Hawa, en enero de 2025 en su camino de regreso a casa.

Sin apoyo global, millones de personas refugiadas y desplazadas sirias verán frustrado su sueño de retorno, advierte Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.

Ibtihal y su familia regresaron en enero a la ciudad de Dara'a, al sur de Siria, devastada por la guerra, después de más de una década como refugiados en Jordania. La casa había sufrido graves daños en las paredes, las ventanas y los depósitos de agua; su esposo señaló un agujero en el tejado perforado por un mortero. No había electricidad ni luz. Pieza por pieza, el esposo de Ibtihal y sus vecinos fueron restaurando el edificio. A pesar de la destrucción, estaban encantados de haber regresado.

“Cuando llegué, me sorprendió la situación de todo el país”, comenta Ibtihal. “Pero tengo mucha fe en Dios en que Siria se reconstruirá de nuevo”.

Ese mismo mes, yo estaba en Amán, la capital de Jordania, viendo cómo las personas refugiadas cargaban sus maletas en los autobuses, tomaban asiento y se preparaban para seguir a Ibtihal de regreso a su patria. Para millones de personas sirias desplazadas durante 14 años de brutal conflicto, éste es un día que pensaban que nunca llegaría.

Momentos como estos, en los que personas forzadas a huir de sus hogares pueden finalmente emprender el viaje en la dirección opuesta, se cuentan entre las imágenes más edificantes para cualquiera que trabaje en ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados. En una época en la que el desplazamiento forzado ha alcanzado niveles récord, se nos ha brindado la rara oportunidad de ayudar a las personas a regresar a sus hogares y reconstruirlos. También es una oportunidad inesperada para promover la paz y la estabilidad tanto en Siria como en el resto de la región. Pero esta oportunidad no estará disponible para siempre.

Desde que el expresidente Bashar al-Assad fue derrocado a principios de diciembre de 2024, estimamos que más de un millón de personas sirias han regresado a sus hogares, contando a quienes vuelven desde otros países y desde dentro de las fronteras de Siria. Muchas más tienen intención de seguir su ejemplo: En una encuesta reciente que realizamos, el 27 por ciento de la población refugiada expresó su intención inmediata de regresar a su país en los próximos 12 meses, frente a menos del 2 por ciento antes de la destitución de Assad.

Pero 14 años de caos y violencia dejan huella. Es difícil expresar la magnitud de la destrucción. Nada ha quedado intacto: viviendas, escuelas, hospitales, edificios de oficinas, carreteras, centrales eléctricas, tratamiento de aguas residuales... Los servicios básicos, como el suministro de agua, la electricidad y la recolección de basura, son limitados, cuando no inexistentes. En tales circunstancias, las personas se preguntan cómo vivirán y cómo se ganarán la vida.

Garantizar un retorno duradero

Estas preocupaciones se ven agravadas por los últimos episodios de violencia al oeste de Siria, en los que han muerto cientos de civiles. Más personas han huido de sus hogares. El gobierno actual ha señalado anteriormente la “rara oportunidad histórica” de reconstruir el país; esa oportunidad se desaprovechará si las rivalidades étnicas y sectarias se imponen al deseo de paz, ley y orden, y derechos humanos. En Alepo, donde vive una gran comunidad cristiana, escuché a los líderes religiosos que intentaban calmar a sus congregaciones sobre el rumbo que podría tomar el país. Sus temores se habrán incrementado tras los asesinatos de la semana pasada.

Pero aunque el compromiso del gobierno sirio y de sus numerosas facciones con una paz duradera es crucial, el futuro del país también depende de la fuerza y la rapidez del apoyo financiero y diplomático para la reconstrucción, la seguridad, la inversión y el desarrollo. Estos son los ingredientes de la estabilidad y la prosperidad, y del retorno duradero de millones de personas. La reciente suspensión de algunas sanciones por parte de la UE es un buen comienzo, pero hace falta mucho más.

Si descuidamos tanto las necesidades humanitarias inmediatas como la visión a largo plazo, las divisiones sociales y políticas no sanarán; los extremistas encontrarán más espacio para operar; menos personas sirias regresarán, y quienes lo intenten pueden verse forzados a huir una vez más.

Necesidad urgente de actuar

Aunque nuestra financiación para este año es incierta, ACNUR sigue apoyando a la población refugiada y desplazada dentro del país. Cuando se nos solicita, nosotros y nuestros socios ofrecemos transporte a casa, asesoramiento e información, ayuda para la reintegración y asistencia humanitaria, como mantas, ropa de invierno y reparaciones de viviendas dañadas. Ayudamos a las personas en los pasos fronterizos y en nuestra red de 122 centros comunitarios dentro de Siria.

Sin embargo, sin una financiación adecuada y fiable no podremos hacerlo, ni apoyar a las numerosas organizaciones locales que brindan una invaluable ayuda.

Luego está la región en general: Todavía hay 5,5 millones de personas refugiadas sirias en Türkiye, Líbano, Jordania, Irak y Egipto, y alrededor de 1,4 millones más en otros lugares, sobre todo en Europa. Estos países los han acogido durante 14 años. La existencia de estas personas refugiadas y la responsabilidad de atenderlas no pueden desaparecer de la agenda. Tampoco se les debe forzar a regresar en contra de su voluntad; el cálculo y la decisión deben ser exclusivamente suyos para que esos retornos sean duraderos.

Dentro de unos días, la UE acogerá una conferencia en Bruselas para abordar las muchas y diversas necesidades que he expuesto anteriormente. Espero que la totalidad de quienes participen reconozcan la urgencia de actuar y las posibles consecuencias de un fracaso. Millones de personas se han animado a tener esperanza. No podemos permitir que esa esperanza muera.

Columna editorial publicada por el diario Le Monde en (link is external)francésLink is external e (link is external)inglésLink is external el 13 de marzo de 2025.