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Una madre sudanesa vivió una tragedia poco antes de emprender la peligrosa travesía hacia Libia

Historias

Una madre sudanesa vivió una tragedia poco antes de emprender la peligrosa travesía hacia Libia

Cuando el conflicto destrozó la vida de su familia en Darfur, Tahani Hamid emprendió una peligrosa travesía hacia Libia, un país que ha dado acogida a más de 100.000 personas refugiadas que han huido de la guerra en Sudán.
6 Septiembre 2024 Disponible también en:
Una mujer sudanesa que sostiene a su hijo en brazos mira fijamente a la cámara en un patio

Tahani Hamid y su hijo, Emad, se dirigieron a Libia para huir del conflicto en Sudán, que cercenó su familia.

Tahani Hamid, de 35 años, recuerda que vivía feliz y tranquila como ama de casa en Darfur, una región al sur de Sudán. Ella cuidaba de sus tres hijos; cocinaba para ellos y para su esposo, que era policía en la localidad. La calma se disipó y la vida de Tahani Hamid cambió por completo cuando las tensiones entre dos facciones militares en Sudán provocaron el estallido de un conflicto en abril del año pasado.

Tahani Hamid y su familia vivían en una casa de adobe en Neyala. Unas semanas antes de que estallara el conflicto hubo enfrentamientos armados en el vecindario en el que vivían, y una bala perdida perforó el techo metálico del hogar familiar e hirió a Tahani Hamid en el hombro izquierdo. La llevaron de inmediato al hospital y la sometieron a una cirugía de emergencia para tratar la herida. La familia volvió a casa, pensando que ya había pasado lo peor; por desgracia, no fue así.

En julio, un grupo de combatientes irrumpió en la casa para detener al esposo de Tahani Hamid. Ella intentó defenderlo, pero la golpearon con la culata de un rifle automático, lo cual le provocó graves heridas. Luego de atarlo, los hombres se llevaron al esposo de Tahani Hamid, quien no ha vuelto a verlo desde entonces; de hecho, no sabe siquiera si sigue con vida.

Un mes después, en agosto, ocurrió lo impensable... Mientras Hamid hacía las compras en un mercado local, hubo una explosión que desgarró el aire de aquella mañana. Minutos después, un vecino corrió hacia ella y le dijo que su casa había sido destruida. Por el ataque murieron las dos hijas gemelas de Tahani Hamid y su madre, quien cuidaba de ellas. Tahani Hamid se desmoronó; despertó al día siguiente en el hospital, consciente de que su peor pesadilla se había hecho realidad.

Con todo y su dolor, debía cuidar y proteger a su hijo, Emad, que entonces tenía dieciocho meses. Tahani Hamid optó por salir del país en dirección a Libia junto con su hijo y una prima suya. Libia tiene una relación de larga data con Sudán; de hecho, antes de que estallara el conflicto, había dado acogida a más de 130.000 sudaneses. El largo recorrido por el desierto no estuvo exento de peligros. “No tuve ninguna otra opción”, recalcó Tahani Hamid. “Me aterraba que fueran también por mí”.

Una peligrosa travesía

Después de pagar el elevado costo del transporte para llegar a Alkufra, la primera localidad de gran tamaño a la que se llega luego de cruzar la frontera con Libia, Tahani Hamid y su hijo por poco pierden la vida por una ponchadura, que en otras circunstancias supondría una ligera molestia. La camioneta tipo pick-up y las personas que viajaban en ella quedaron varadas en medio del desierto; mientras tanto, el conductor cruzó la frontera con Sudán en otro vehículo para obtener un neumático nuevo.

“Se demoró tres días completos. Cuando volvió, ya se habían agotado el agua y la comida que teníamos”, narró Tahani Hamid. “La situación era verdaderamente precaria. Muchas personas se desmayaron por deshidratación. En ese momento pensé: ‘Voy a morir aquí mismo’”.

Se sabe que el camino de Sudán a Libia está repleto de peligros. Las camionetas tipo pick-up hacen un recorrido de tres días. Cruzan el inaccesible desierto, con frecuencia, en medio de un calor abrasador; las personas viajan amontonadas en la parte trasera. Los cadáveres que pueden verse por el camino son un atroz recordatorio de que nadie volverá por aquellos que caigan del vehículo.

“A pesar de todo, era mejor emprender la travesía que permanecer en Sudán”, recalcó Tahani Hamid.

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, estima que casi 100.000 personas sudanesas refugiadas han llegado a Libia desde que estalló la guerra. La mayoría ha recorrido el mismo trayecto que Hamid para llegar desde Darfur o desde Khartoum, la capital de Sudán, hasta Alkufra.

La seguridad es endeble

Al llegar a Alkufra, Tahani Hamid y su prima obtuvieron fondos para llegar a Trípoli. Tras su llegada, estuvieron en situación de calle por semanas, hasta que una familia sudanesa que vive en la capital desde hace 20 años les abrió las puertas de su casa.

“Me ayudaron a encontrar empleo y vivienda; también me alimentaron”, contó Tahani Hamid. La situación parecía ir mejorando, pero Emad enfermó y tuvieron que hospitalizarlo. Si bien el tratamiento fue gratuito, Tahani Hamid no contaba con los medios para costear los medicamentos.

En medio de un aula, una mujer sudanesa sostiene a su hijo en brazos; ambos sonríen. En las paredes hay ilustraciones que parecen haber sido elaboradas por niñas y niños.

Tahani Hamid recibió ayuda en efectivo de emergencia de ACNUR; eso le permitió saldar la deuda con la familia sudanesa que les dio acogida a ella y a su hijo en Trípoli.

La familia le hizo un préstamo, pero su situación financiera también era precaria. Tahani Hamid se comprometió a pagarles (aunque no sabía cómo obtendría el dinero); logró hacerlo con el apoyo financiero que brinda ACNUR. La Agencia de la ONU para los Refugiados proporciona ayuda en efectivo de emergencia a las personas refugiadas en Libia en mayor situación de vulnerabilidad.

Tahani Hamid guardó el resto del dinero para pagar la renta del departamento que comparte con otras dos familias refugiadas. Al igual que muchos refugiados en Libia, Tahani Hamid espera encontrar un lugar seguro que se convierta en su hogar. ACNUR trabaja para encontrar soluciones a largo plazo en favor de las personas refugiadas, como el reasentamiento, la reunificación familiar o las evacuaciones desde Libia. En lo que va del año, 650 personas refugiadas han salido del país por esas vías, pero, considerando que se tiene registro de 65.000 refugiados, las oportunidades no alcanzan para satisfacer las necesidades existentes.

Si bien Tahani Hamid logró ponerse a salvo luego de salir de Sudán, las repercusiones físicas y psicológicas del conflicto la acompañarán por el resto de su vida. Ahora desea proteger a su hijo y ofrecerle un mejor futuro, pues se trata del único familiar que le queda.

“Quiero encontrar un lugar seguro; no importa dónde”.