El Alto Comisionado Guterres informa al Consejo de Seguridad sobre los retos de la protección
El Alto Comisionado Guterres informa al Consejo de Seguridad sobre los retos de la protección
NEW YORK, Estados Unidos, 9 de enero de 2009 (ACNUR) – El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados Antonio Guterres ha presentado hoy al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas los desafíos a los que se enfrenta su agencia, que se ocupa de decenas de millones de personas desarraigadas en un entorno internacional cada vez más complejo, y a menudo peligroso.
Guterres destacó que desde su última aparición ante el Consejo de Seguridad en 2006, cuando el número de refugiados presentaba su nivel más bajo en 25 años, se han incrementado significativamente los desplazamientos, principalmente debido a los conflictos en Irak y Somalia. ACNUR trabaja en cerca de 120 países en favor de unos 32 millones de refugiados, desplazados internos y otras personas de interés. Más del 80 por ciento de sus 6.000 trabajadores están en el terreno, el 60% de ellos en lugares difíciles y a menudo peligrosos.
El Alto Comisionado enumeró una serie de conflictos a nivel mundial que han generado millones de refugiados y que presentan un enorme desafío humanitario. Las crisis que se suceden en el sur y sudeste de Asia, pasando por Oriente Medio así como Sudán, Chad y el cuerno de África, representan aproximadamente dos tercios de la población de refugiados a nivel mundial, incluyendo Afganistán, Irak, Darfur y Somalia. Estos conflictos que están ahora interrelacionados y que en su conjunto plantean importantes implicaciones para la paz y la seguridad global, requieren una respuesta humanitaria enérgica, pero cualquier solución duradera debe ser política, destacó Guterres.
"Aunque es absolutamente vital que las víctimas de los conflictos armados reciban una protección y una asistencia esencial, debemos reconocer también los límites de la acción humanitaria y su incapacidad para resolver los conflictos profundamente arraigados en el seno de los Estados y entre los mismos", declaró.
En Afganistán, la intensificación del conflicto y el hecho de que los trabajadores humanitarios se hayan convertido en objetivo, ha restringido actualmente el acceso a la mitad del país, indicó Guterres. Sin embargo, los refugiados afganos siguen volviendo a sus hogares con el apoyo de ACNUR – unos 278.000 durante el pasado año, principalmente desde Pakistán. La mayoría de ellos, sin embargo, no han regresado debido a una mejora significativa de la situación en Afganistán, sino por la creciente inseguridad y las dificultades económicas en Pakistán. Pakistán mismo ha visto el desplazamiento de unos 300.000 de sus propios ciudadanos en la Provincia Frontera del Noroeste y en las zonas tribales bajo la administración federal a lo largo de la frontera afgana. Esto ha puesto de relieve el hecho de que la situación afgana no puede resolverse de forma aislada, por lo que ACNUR y el gobierno de Kabul han organizado recientemente una conferencia internacional con el objetivo de consolidar una estrategia global para el retorno duradero y la reintegración de las personas desarraigadas originarias de este país.
En Irak, ACNUR también trabaja con el gobierno para crear las condiciones necesarias para un eventual retorno voluntario y la reintegración sostenible de los refugiados y de las personas desplazadas internas, dijo Guterres, añadiendo que aún queda un largo camino por recorrer antes de finalizar los trabajos preparatorios. ACNUR ha reforzado su presencia en Irak en la mayor parte de las 17 gobernaciones del país. Paralelamente, ha explicado que es imperativo que los países que ya acogen a más de dos millones de refugiados iraquíes reciban apoyo y asistencia de la comunidad internacional para preservar su "espacio de asilo".
Además de estas situaciones destacadas e interrelacionadas, Guterres declaró que existen otros conflictos que carecen de atención por parte de la comunidad internacional debido a que su impacto es local o regional a lo sumo y porque no se considera que tengan implicaciones para la seguridad global. Se incluyen crisis que se desarrollan en lugares como la República Centroafricana, donde unas 300.000 personas se han visto desarraigadas, y la República Democrática del Congo (RDC)."
Retomando mis consideraciones previas, no existe una solución humanitaria a este conflicto", explicó a propósito de la RDC, donde ACNUR y otras agencias luchan para ayudar a miles de personas desplazadas en un contexto de violencia permanente y de abusos masivos de los derechos humanos. "La solución debe ser política e implicar a la RDC, a Ruanda, a otros actores regionales y a la Comunidad Internacional en su conjunto".
Guterres destacó que las formas de desplazamiento forzoso se han hecho más complejas e interdependientes y que, por otro lado, se han exacerbado por la combinación entre el cambio climático, la extrema pobreza, el mal gobierno y los conflictos y, ahora posiblemente se vean agravadas por el impacto sobre los países desarrollados de la actual debacle financiera mundial y de la recesión económica.
El Alto Comisionado también citó algunos desafíos específicos sobre cuestiones de seguridad que afronta ACNUR y la comunidad internacional cuando responden a las crisis humanitarias, comenzando por el mantenimiento de la paz y la protección de los civiles en situaciones en las que no existe ninguna paz que mantener.
"Como agencia humanitaria, ACNUR posee una capacidad limitada para proporcionar una seguridad física a sus beneficiarios", dijo. "En algunas situaciones, garantizar la seguridad de los campos y mantener su carácter civil y humanitario sólo es posible con el apoyo de las fuerzas de mantenimiento de la paz".
En el remoto este de Chad, donde ACNUR gestiona 12 campos que acogen a cerca de 250.000 refugiados originarios de la región sudanesa de Darfur, las fuerzas de mantenimiento de la paz eficaces han sido cruciales para evitar los ataques contra los refugiados, para prevenir el reclutamiento de niños refugiados por parte de grupos armados y para reducir las amenazas de bandas organizadas y la violencia sexual.
"Pero en situaciones en las que no hay ninguna paz que mantener, los mandatos de protección de civiles deben ser lo suficientemente claros y contundentes, contando con un apoyo adecuado a nivel político y material", dijo Guterres. "Muchas operaciones de mantenimiento de la paz comienzan en una situación de relativa calma, para verse afectadas a continuación por un deterioro de la seguridad del entorno".
La seguridad de los trabajadores humanitarios que tratan de ayudar a los refugiados es un desafío paralelo, manifestó, destacando que éstos a menudo arriesgan su vida para ayudar a las poblaciones más vulnerables.
"Garantizar la seguridad del personal debe ser una de las primeras prioridades de cada organización humanitaria y de las Naciones Unidas en su conjunto. Esto no es negociable", indicó Guterres. "Y por lo tanto, con la naturaleza cambiante de los conflictos armados, los trabajadores humanitarios se convierten cada vez más en objetivo deliberado de los actores armados, creando tensión entre la necesidad de garantizar la seguridad del personal y la eficacia de la acción humanitaria. Se trata de un problema que genera dilemas agudos.