REFUGIADOS en ZONAS URBANAS: La mitad de los refugiados en el mundo viven actualmente en ciudades
REFUGIADOS en ZONAS URBANAS: La mitad de los refugiados en el mundo viven actualmente en ciudades
GINEBRA, 7 de diciembre (ACNUR) – Casi el 50 por ciento de los 10,5 millones de refugiados bajo el mandato de ACNUR viven actualmente en ciudades de todo el mundo. En este sentido, se calcula que el número de desplazados internos y retornados que vive en entornos urbanos podría duplicar esa cifra.
"Necesitamos dejar atrás la imagen anticuada de que la mayor parte de los refugiados vive en inmensos campamentos de tiendas de ACNUR", señaló el Alto Comisionado de ACNUR, António Guterres. "Estamos siendo testigos de que cada vez más y más refugiados residen en las ciudades". Guterres hace estas declaraciones previas al inicio del "Diálogo del Alto Comisionado", acontecimiento anual que en esta ocasión se centrará en los retos ligados a la protección de los refugiados en contextos urbanos. La próxima reunión del Diálogo del Alto Comisionado tendrá lugar los días 9 y 10 de diciembre en Ginebra.
Al igual que otras 3.300 millones de personas en el mundo, los refugiados se están trasladando de manera progresiva a las ciudades, especialmente en países en vías de desarrollo. Esta tendencia se ha acelerado desde los años 50. El número de habitantes de las ciudades se ha cuadruplicado durante los últimos 60 años, pasando de 730 millones de personas en 1950, hasta más de 3.300 millones de hoy en día. El 80 por ciento de los habitantes de las ciudades pronto se concentrarán en medianas y grandes ciudades de países en vías de desarrollo.
"Los derechos fundamentales de los refugiados viajan con ellos allá a donde vayan", ha indicado António Guterres, "y tienen derecho a la misma protección y servicios en las ciudades que los que tradicionalmente reciben en los campamentos".
De acuerdo con las últimas estadísticas, la capital de Afganistán, Kabul, ha septuplicado su población desde el año 2001. Muchos de los nuevos habitantes son antiguos refugiados que han regresado desde la República de Irán o Pakistán, o desplazados que han escapado de la violencia en las áreas rurales del país.
Tanto la ciudad de Bogotá, en Colombia, como Abidján, en Costa de Marfil, han absorbido a cientos de miles de víctimas de conflictos armados que se acumulan en suburbios carentes de servicios básicos. En Oriente Medio, las ciudades de Damasco en Siria y Amman en Jordania se han convertido en un santuario para cientos de miles de iraquíes que se han visto obligados a huir de su país.
La experiencia de ACNUR en el terreno describe una imagen gráfica de refugiados que luchan por sobrevivir en entornos urbanos. Obligados a vivir en suburbios abarrotados de gente y poblados chabolistas, con poco o ningún tipo de acceso a servicios médicos o sociales, la mayoría de estas personas se ven obligadas a trabajar en la economía sumergida para ganarse la vida a duras penas, viéndose expuestas a ser explotadas. Muchos de estos refugiados quieren pasar desapercibidos y prefieren seguir siendo "invisibles" por miedo a ser expulsados, lo que dificulta su registro e identificación.
La llegada masiva a las ciudades de un gran número de personas desplazadas a la fuerza genera una presión adicional sobre los escasos recursos públicos tales como la sanidad y la educación. Esta presión también podría provocar un incremento en los precios de las necesidades básicas, como la comida o el alojamiento.
Los refugiados urbanos suelen vivir junto a ciudadanos nacionales e inmigrantes que han llegado a las ciudades en busca de una mejor calidad de vida. Estos diferentes grupos tienen que hacer frente cada día a circunstancias difíciles en comunidades que carecen incluso de la protección social más básica. Esta presión adicional sobre las infraestructuras y el entorno, sobre el alojamiento y los servicios sociales de unas comunidades ya precarias, pueden generar tensiones entre la población local y los refugiados y, en el peor de los casos, estas tensiones pueden provocar xenofobia con unos resultados catastróficos.
En este contexto inestable y cambiante, ACNUR hace frente a un desafío básico: cómo identificar y llegar a los refugiados.
"A pesar de que se trata de un problema global, las condiciones varían enormemente de una región a otra y la respuesta es esencialmente local. Por este motivo, no sólo trabajamos a nivel gubernamental, sino que damos una importancia crucial al papel de los ayuntamientos y las autoridades municipales. Nos dirigimos a ellos en particular para tratar de reforzar la comprensión y la cooperación entre los refugiados y la población local en el terreno. Ellos pueden crear una gran diferencia", ha añadido António Guterres.
La nueva "Política sobre la Protección de los Refugiados y las Soluciones en Zonas Urbanas" de ACNUR hace un llamamiento a los Estados, las autoridades municipales y alcaldes, las agencias humanitarias y la sociedad civil para que reconozcan esta nueva realidad y unan fuerzas para responder ante los retos que genera la creciente población de refugiados que viven en grandes y medianas ciudades de todo el mundo.